Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Críticas de Ibán
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
10
22 de enero de 2006
386 de 432 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amanece. Una nota de música ralla el alba. Un tren que quizá no vaya a ninguna parte cruza la pantalla. Un hombre solitario masca tabaco. Llega una furgoneta. Sale otro hombre. Se miran. Todo se estremece. Bajo las imágenes respira el aliento angustioso de una relación que sólo es de ellos, de Ennis y de Jack

No sé si "Brokeback Mountain" es una película perfecta, posiblemente no sea así pero para aquel que quiera saber de verdad de que va esto que llamamos cine sólo le queda rendirse ante una de las más bellas historias de amor que las pantallas han visto en mucho tiempo. Porque de principio a fin "Brokeback Mountain" tiene el sello de las grandes películas; es esta una narración honesta como pocas, sin trampas; siempre sobria, contenida y austera. No hay grandes pasiones desbocadas, ni melodramas inacabables, no hay tampoco héroes, ni personajes que se rebelen contra la moral dominante. No, lo único que hay es la vida en si misma: El estremecedor y sincero romance de dos personas que se aman de la única manera que saben, porque no les enseñaron otra, porque no les queda otra

Más allá de su apabullante revisión del western, género por excelencia de la masculinidad idealizada, "Brokeback Mountain" se mueve en el terreno de la dignidad humana, y en el de una realidad en la que los sueños han sido proscritos a un lugar con forma de montaña porque no hay espacio para ellos en nuestra vida . Es en ese espacio majestuoso, robado de nuestra imaginación y reubicado en un lugar perdido de las montañas rocosas donde la historia de Ang Lee crece hasta convertirse, sin decir una sola vez te quiero, en uno de los más grandes relatos de amor que aquí el que firma ha visto nunca

Y que digan que esto no tiene pasión...
Ibán
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
2 de mayo de 2006
125 de 183 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces las películas no son películas sino estados de ánimo. A veces las películas no nos narran historias y sólo son sentimientos. A veces las películas se guardan para ellas lo único que nos tienen que contar. Lost in translation es una noche (o varias) alucinógena (o alucinada) en que no hay manera de dormir, es también un instante en medio de la multitud en que te detienes para reconocerte, ¿Y por qué no? Es además ese momento muchos años más tarde, en que recuerdas una conversación casual en un bar con aquel tipo que casi no conociste y al que no le importabas nada. ¿Será que hablar de la decoración de tu despacho es más importante que conversar de esas cosas a las que llamamos serias? A lo mejor es que el amor de las películas sólo está hecho para verlo en una pantalla de 35 mm y no para vivirlo, o a lo mejor es que la auténtica intimidad se esconde entre un disco de Air y un Karaoke nocturno, entre una sesión doble de cine en versión original con subtítulos en japonés y una caricia furtiva. A lo mejor es que todo lo que nos gustaría decir, lo que nos encantaría expresar, les pertenece a los de Hollywood y a nosotros sólo nos queda susurrar en voz (muy, muy) baja a la única persona que ha detenido su paso a nuestro lado para que guarde el secreto y lo mantenga con la esperanza de que el Cine no lo escuche y no nos lo pueda robar
Ibán
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
5 de febrero de 2006
49 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una de las secuencias apenas empezado el metraje, el personaje de Tom Wilkinson interviene para separar a dos langostas, mientras de sus labios brota la principal línea argumental que nos vale para comprender en parte esta película. La verdad de que cuando dos animales se cruzan en la misma jaula acaban por matarse; unas pocas palabras apenas sobreentendidas entre los silencios en los que se construye este relato; y de paso una lección “darwiniana” de un viejo doctor sobre la supervivencia natural; que el hombre por supuesto intenta mantener colocando a cada uno en su sitio (léase a cada langosta en el suyo). Y de eso va este relato, de biología; de cuando esta incumple su pacto más sagrado: que los hijos mueran antes que sus padres. De eso y del dolor que queda después; del sufrimiento tenso, solitario y sobre todo silencioso que jamás desaparece mientras contemplamos los días pasar desde la habitación. Magullando e hiriendo a las únicas personas que nos comprenden, porque no podemos (¿no debemos?) disparar a quién de verdad nos ha encerrado juntos. Y antes de que devoremos a los que hemos elegido para compartir el dormitorio (y la cama) mucho tiempo atrás; sólo nos queda curar la infección de esa herida que quizá no cicatrice, para al menos de este modo atenuar nuestra rabia y validar nuestra venganza, que dicho sea de paso, no es un sentimiento humano sino animal (si es que existe distinción). Así que al final por más que lo intentemos únicamente podemos acallar ese silencio que tanto duele y recordarle al mundo que un acto “contra natura” no es un simple homicidio involuntario, colocando la mano propia allí donde la justicia y la humanidad han fallado
Ibán
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
30 de diciembre de 2005
40 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya en "las armas secretas", Cortázar, en uno de sus relatos desgranaba con sutil inteligencia la posición de los llamados "nuevos ricos" (nada que ver con los labradores del campo que ocupan el resto de la literatura hispana del mismo siglo), que en el regreso de fin de semana desde sus casas rurales hasta las de la ciudad se encontraban impedidos por un atasco. Éste era de los que no sólo duraban minutos, sino horas y finalmente incluso días y semanas. De igual manera, los protagonistas de "El ángel exterminador" son forzados a una situación del absurdo, encerrándos durante tiempo indefinido en el mismo comedor dónde acaban de cenar y obligados como los personajes del cuento de Cortázar a hacer nueva vida. Primero encargados de afrontar el tiempo para el ocio (el desayuno y las charlas), para la vivencia (mientras esperan que alguien los rescate), y por último para la supervivencia; que es cuando aparece como en todo relato de encierros colectivos el sexo (infiel), la muerte (decrépita), y la locura (malsana): temas universales (Y buñuelianos).
Pero Buñuel va mucho más allá de donde llegaba Cortázar, no sólo por un discurso más virulento sino porque no habla sólo de los nuevos ricos, sino de los de siempre, los que estaban en lo alto y siguen estando. Esa clase social que intenta solucionar el tránsito a los nuevos tiempos con una cena salpicada de humor, apreciación artística y discurso pseudo-intelectual y que finaliza con un encierro voluntario (?) en ese mismo salón que les alejará para siempre del resto de la sociedad. Es ahí cuando aparecen los brutales contrastes entre el grupo de selectos amantes del buen gusto que eran y los seres humanos despojados de toda dignidad (incluida la cara educación que han recibido) en que acaban convirtiéndose. Y por supuesto el fin de todas las normas de decoro que antes veneraban como religión, casi como si estas se hubieran tomado de buena gana una divertida venganza
Ibán
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
13 de febrero de 2006
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así como el personaje de Nicole Kidman no revelaba su aspecto moralizante hasta el final de “Dogville”, previa transformación (¿o no?) de su angelical expresión; aquí en este "Manderlay", quizá porque ya estemos entrados en materia, conocemos desde el primer instante las intenciones mucho más claras del de Bryce Dallas Howard en su intención por ilustrar al mundo: curiosamente siendo la misma Grace (o eso dicen). Por ello este “Dogville” desheredado de la presencia de la Kidman y abnegado del factor sorpresa de su propuesta teatral nazca cojo y resulte en exceso mucho más obvio y subrayador. Sin embargo, pese a todo y sobre todo pese a si mismo Lars Von Trier edifica un relato discurrente y discerniente (cómo debe ser) pero por desgracia además discursivo (como no debe ser). Esto no es excusa para que en poco más de dos horas Manderlay nos lance a la cara las cuatro verdades ya no sobre el racismo sino sobre el derecho a la libertad y dilapide de paso nuestras más poderosas convicciones; aquellas que tienen que ver con la tolerancia, la independencia y la democracia; capaz esta de convertir un instante en el que aún no ha amanecido en las ocho de la noche a golpe de voto popular. Poderosa paradoja que supone un “suma y sigue” en una película que hábilmente se sujeta sobre varias de ellas. Es por tanto este cuento moralizante hasta el extremo el resultado de una perversa fábula que se cierra sobre un final que inteligentemente no intenta emular ni superar al de “Dogville” y que se complementa más bien como un negativo de aquel, y a fin de cuentas hasta en cierto sentido mucho más doloroso e hiriente que el de su antecesora en su ausencia de explosión, fuego y furor; a lo mejor porque no hay nada más demoledor que la huida hacia la soledad
Ibán
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow