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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de Federico Furzan
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
El asesino sin rostro (Miniserie de TV)
MiniserieDocumental
Estados Unidos2020
6,3
417
Documental, Intervenciones de: Amy Ryan, Patton Oswalt, Billy Jensen, Paul Haynes
6
5 de octubre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que la fascinación de la sociedad actual con el true crime no es una coincidencia. Quienes de alguna forma crecimos con el género nos encontramos en un mar de nuevos descubrimientos por parte de los inocentes que poco contacto han tenido con los documentales, y al mismo tiempo nos topamos con unas plataformas que producen mucho más de lo que tenemos tiempo para ver. Así, el true crime se ha convertido en el placer culposo más importante de la era debido a que ya forma parte de la cultura actual. Sean películas o series, lo que antes era un lujo, ahora es algo diario.

Pero, ¿qué pasa cuando una fascinación se convierte en un estilo de vida que te lleva a explorar la capacidad investigativa? Michelle McNamara, una mujer común con esa extraña obsesión, empezó a documentar su pasión por los crímenes que conocía. Así se topó con un asesino cuyo patrón nadie había visto y por consiguiente nadie había atrapado. Esta es la base para el caso excepcional de una mujer que logró atrapar a un asesino en serie sin ser policía, con poco acceso a la información, y lo único que usó fue la fascinación con el caso que lamentablemente le costó su propia vida.

Tengo un extraño sentimiento al escribir esta reseña de I’ll be gone in the dark, la serie documental creada por Liz Garbus (a quien admiro fervorosamente) que narra lo ocurrido con el Golden State Killer y la mujer que lo atrapó, Michelle McNamara. Esperé mucho tiempo poder verla, y entender el viaje de McNamara, pero desde la perspectiva de un documental true crime y nada puede ser alejado de la realidad. La serie presenta un giro desde el inicio que si bien no afecta el retrato más importante de su tema, representa un cambio que podría resultar chocante para algunos, y para otros podría la causa del descarte.

I’ll be gone in the dark cuenta dos historias. Por un lado tenemos la historia del esfuerzo de decenas de personas por capturar a un monstruo que estuvo mucho tiempo suelto. La serie nos somete a la incontinencia de un enfermo mental que empezó de una manera y terminó con otra. Este hilo de crímenes, desafortunadamente demasiado largo, se mantuvo vigente y con variaciones por décadas. El método, las víctimas, y las consecuencias eran tan diferentes que nadie imaginó que podía tratarse siempre de la misma persona. Y por otro lado tenemos a Michelle McNamara, esposa y madre, y la heroína de este asunto. Michelle empezó como todos nosotros, siendo un conejillo de indias para un mundo poco explorado del conocedor que se convierte en experto, y que en última instancia se convierte en la responsable de capturar a quien estuvo tanto tiempo suelto. Michelle fue víctima de sí misma y de su travesía. Falleció mientras dormía poco tiempo antes de una resolución definitiva del caso.

I’ll be gone in the dark está resguardada en un estilo explícito de contar una historia demasiado personal y un true crime de características horribles. Enlazar una corriente con otra es prácticamente imposible y en el camino nos confundimos cuando la historia salta de un lado a otro. Creo que la víctima de esta elección es Michelle, con un legado importantísimo y una adaptación que se queda corta. Creo que lo más inteligente hubiese sido separar ambos troncales. A veces el tiempo y el apuro te obliga a hacer cosas indebidas. Y quizás alguien debió haber hecho con la serie lo que hizo Michelle con su libro: pedir tiempo para mejorar y sanar.

**** Originalmente publicada en https://cinelipsis.com/ ****
Federico Furzan
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9
4 de octubre de 2020
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No creo que sea justo evaluar el cine de Brandon Cronenberg de acuerdo a lo que su padre hizo durante décadas. Creo que el joven director tiene una capacidad enorme para apartarse del género prácticamente creado por su padre, y perfilar una carrera por sí solo que por ahora solo ha tenido dos presentaciones, y ambas han sido aciertos en el género. Decir que hijo imita a padre es mentir. El cine de Brandon carece de un comentario social directo, y se limita a la originalidad de la historia como motivo. David nos sometía a su visión anormal de un mundo normal mientras que Brandon arma algo completamente nuevo para contar sus historias y no necesariamente hace referencia a algo existente. Al menos eso prefiero pensar con lo que ha hecho en Possessor, un arma de doble filo en forma de película.

Poco contaré sobre lo que ocurre. En una empresa de tecnología existe un aparato que permite habitar cuerpos. Para esto solo hace falta un implante cerebral por medio del cual se toma posesión de ese cuerpo externo, y el agente conectado al aparato domina las acciones del anfitrión. Esta empresa se destaca por hacer trabajos misteriosos que desatan violencia y suicidio para borrar rastros. Una agente se especializa en este trabajo, pero su última misión viene con “defectos”.

Hay algo complejo en la forma que Cronenberg modela la historia a ser contada. No es tradicional a la hora de plasmar elementos comunes y mucho menos se destaca por revelar el trasfondo de sus personajes y las razones que tienen detrás de sus acciones. El director y guionista nos obliga a seguirlo sin cuestionar demasiado. Acá es cuando Possessor es divisiva; es una película cuya temática infiere algo interesante pero no confirmado por el director. En el circuito de festivales muchos cuestionaron esto. Yo lo celebro.

Cronenberg prefiere indagar en el efecto como tema. Sus recursos son abocados a explicar la consecuencia de un acto perverso pero metódico. En Possessor no hay demasiada indagatoria moral sobre lo que se hace con la tecnología. Acá debemos entender que quizás las motivaciones van más allá de lo que sus personajes afirman en la pantalla. Es por esto que ese personaje principal se mantiene tan distante de su circunstancia actual, la que conocemos. No entendemos qué la mantiene ahí en ese sitio oscuro y lleno de promesa, muerte y éxito financiero. Pero en su silencio se aloja una historia no revelada que inicia en cada momento en el que pierde conexión con su cuerpo y se aloja en otro. Ese tercer acto de Possessor es tan enigmático como efectivo. Pura necesidad de interpretación personal del espectador. Cronenber nunca pierde el respeto por quien está del otro lado, ya que las conclusiones son múltiples si es que acaso son necesarias.

Possessor es un viaje audiovisual importante. El escenario es variante, nos desorienta, y nos somete en una película invasiva desde todos los sentidos. Acompañar a Cronenberg en su aventura es difícil. Y con Possessor las apuestas no están a nuestro favor. No nos sentiremos bien después de la película. El cine del hijo de Cronenberg es pesado, denso y efectivo. Necesitamos que siga haciendo lo que hace aunque se tarde demasiado.

**** Originalmente publicada en www.cinelipsis.com/possessor/ ****
Federico Furzan
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6
9 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo cuando vi The Babysitter. Me divertí muchísimo. Disfruté los gags de gore y comedia. Y reconocí algo de inteligencia en la información de un guión completamente dependiente de la ubicación de sus espectadores en un ambiente virtual y plástico. Fue una noche de viernes en la que agradecí la existencia de una película que no me inundara de tensión, y me permitía disfrutar de algo banal.

Su secuela aparece de forma inesperada. Sí, sabíamos de su existencia. Pero Netflix utiliza los viernes como vehículos y de repente lanza una secuela que no sabíamos que merecíamos. The Babysitter: Killer Queen es una insulsa vuelta al pasado que depende completamente de la validación que hayamos otorgado a su primera entrega. Si de aquello quedó algo en el guión, y se descartó por depuración, aparece de forma renovada en la secuela que no es tan secuela. Quizás si me hubiese sentado a esperar mucho más del producto, la decepción hubiese sido mayor. Pero estamos hablando de un joven que parece ser la víctima de un culto satánico así como de los problemas típicos de la adolescencia. El “coming of age” nunca ha sido tan retorcido como se le retrata acá.

En The Babysitter: Killer Queen, Cole no logra que alguien crea lo que le ocurrió hace un par de años. Le atribuyen todo a una crisis emocional. Ni siquiera quien sobrevivió junto a él lo valida lo suficiente. Cole debe lidiar con la incredulidad de sus padres, un ambiente escolar que lo acusa de querer llamar la atención y un sentido de soledad generalizado que no es menos que deprimente. Pero un día Cole decide hacer caso a esa chica de la que está enamorado y que posiblemente lo entiende mejor que nadie, y así emprende un viaje de fin de semana. Pero el chico se lleva una sorpresa. Las intenciones de quienes le acompañan son otras. Nuevamente el joven se enfrenta a algo que no voy a revelar, y que definitivamente es el elemento sorpresivo que vale la pena: Cuando en tu secuela no puedes plantear algo mejor que lo original, ¿qué haces? La respuesta está ahí en The Babysitter: Killer Queen.

¿Me quería reír más? Sí. Pero tampoco puedo condenar un intento que se genera de la nada y que nuevamente acierta en el balance de horror y comedia que necesitamos en un viernes a la noche. La película nos plantea suficientes alegorías al pop culture como para asentir y reírnos un poco. Es violenta y exagerada. Y sí, nos regresa a quienes extrañábamos. Quizás haya demasiada dependencia en lo nuevo, que resulta ser poco desarrollado. Y el tiempo no se aprovecha muy bien. Pero nunca hay más errores que fallas. McG sabe cómo dosificar y depender de lo sustancioso. No es un director que comete errores con frecuencia. Y hasta podemos decir que aprende de aventuras inexplicables. Al menos mantuvo a su personaje principal; un Judah Lewis que estoy seguro que tiene una carrera no explotada por delante.

**** Originalmente publicada en https://cinelipsis.com/ ****
Federico Furzan
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Showbiz Kids
Documental
Estados Unidos2020
6,4
303
Documental, Intervenciones de: Henry Thomas, Mara Wilson, Jada Pinkett Smith, Todd Bridges, Baby Peggy ...
9
9 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquier documental que no se plantee a sí mismo como un revelador elemento de un entorno es arriesgado en naturaleza. Alex Winter es un cineasta que esclarece con sus películas, y con lo que ha hecho en Showbiz Kids cambia un poco el estilo. No es una película que revele demasiado sobre el mundo que retrata, y mucho de lo que cuenta es una confirmación de algo que ya hemos visto antes. Pero con esta película, el cineasta cierra un ciclo en un medio mainstream y poco sensacionalista. Su planteamiento contiene las luces encendidas, el éxito, pero también contiene las luces apagadas y la tragedia que se ha traducido incontables veces en el trabajo infantil en Hollywood. Winter no utiliza a HBO como un medio de verdad, y tampoco genera polémica. Su película es solo una afirmación de una verdad que no solemos ver demasiado en este tipo de testimonios: a veces la realidad no es tan linda como parece.

La película nos lleva a varios ambientes, a varias décadas, y por supuesto a todos les da una voz solemne y que genera confianza. Estos chicos, con los que crecimos, y quienes protagonizaron películas en la gran pantalla, no son necesariamente tan felices como parecen. Showbiz Kids no es un aterrizaje generalizado que desmiente lo que imaginamos. Es solo una apertura hacia un submundo que simplemente no conocemos del todo. Sus vidas contenían las dificultades típicas, pero también las atípicas. Los padres que se querían enriquecer con el talento de sus chicos, la mentira de personalidades plásticas que las revistas y los talk shows querían perfilar como verdaderas, y la no aceptación del tiempo como causa de deterioro físico y mental. Showbiz Kids esclarece esto desde el punto de vista de quienes vivieron todo esto y de quienes lo sobrevivieron.

La vida de Henry Thomas (el mismísimo Elliot en E.T.) fue tan difícil como impactante en todo lo que quiso hacer después, Mara Wilson (Matilda) explica por qué su carrera fue tan corta, Milla Jovovich relata lo que vivió en su difícil período de adolescente, y Evan Rachel Wood realiza una poderosa declaración sobre la sexualidad en la industria. El testimonio de todos es una verdad tan contundente como un tren a toda velocidad. Pero insisto, Showbiz Kids no utiliza un sentido morboso de sensacionalismo. Es una película honesta y de gran poder. Una que depende mucho del espectador que debería entender quiénes son los chicos que sonríen, lloran y actúan en nuestras películas favoritas.

De todo esto me gusta indagar. Me gusta pensar en algo quizás polémico. Evan Rachel Wood algo cuenta en la película. Y es que creo que mucho se esconde en ese oscuro mundo de Hollywood, contratos, y explosivas sorpresas exitosas en forma de sonrisas y gestos infantiles. El abuso infantil es una realidad que no se suele asumir demasiado. Y ni siquiera hablo de abuso sexual. A veces ni siquiera tiene que llegar a algo tan monstruoso como eso. Creo que los padres a veces pueden llegar a ser los depredadores de estos inocentes seres que todavía no cuentan con la madurez suficiente para determinar lo que está bien y está mal, o lo que es aceptable o condenable. La película nos muestra un testimonio real de alguien que está buscando incursionar en el éxito infantil en Hollywood. No creo que sea el único que se vaya a dar cuenta de que hay algo mal en esa entrevista. Es como un guiño sospechoso de Winter que no nos muestra la verdad filtrada. Solamente nos muestra la versión clara de la misma.

**** Originalmente publicado en https://cinelipsis.com/ ****
Federico Furzan
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9
1 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que la creación de una serie como Fargo representa un riesgo que no solemos reconocer en medio del mar de entregas que inundan la televisión. No podemos descartarla automáticamente, pero tampoco hay una atención especial. Me parece trágico. Noah Hawley ha creado una épica readaptación que no tenía que salir bien bajo ningún concepto, y en una previa ocasión me había sorprendido. Acá el director desarrolla mucho más el concepto adoptado. Ya se sale de lo que la película de los Coen había planteado en algún momento y forma su mini historia, una precuela de mafias, policías inocentes, y secretos familiares que confluyen en una resolución magnífica. La segunda temporada de Fargo es el seguimiento que esperábamos y que merecemos. Como dice arriba, esta es una esas series necesarias. No entiendo cómo la gente todavía no la vio.

Pero al mismo tiempo sé que hay algo discordante en el estilo de Fargo y que podría alejar a las masas que están acostumbradas a las entregas con capítulos distintos pero con fórmulas idénticas. La serie se desarrolla entre el slow burn, el relato histórico y los encuentros de violencia marcados por una puesta en escena sorprendente. Ese “riesgo” que mencioné antes no se materializa nunca porque creo que quien se expone a la serie termina hipnotizado y ya sobrepasa los límites que en una primera entrega pudieron haber entorpecido la trama.

Esta vez nos encontramos con una precuela. En North Dakota una familia lidera el mundo de las mafias, pero cuando su patriarca tiene un ataque, su esposa y sus hijos empiezan a pensar en el reemplazo. También los otros líderes empiezan a ver cómo pueden apoderarse de los negocios. En medio de esto, un incidente en un café en el medio de la nada, causa un desastre que también involucra a una pareja inocente que decide actuar y no revelar un accidente fatal. Esta especie de coincidencia llevará a la policía a investigar negocios, venganza y la violencia poco particular de la era.

Se añade a la mezcla un casting sorprendente. La serie incrementa el poder de su propuesta mediante un guion que obliga a sus personajes al encuentro ocasional, situaciones en las que todo puede ocurrir. Los enfrentamientos nos permiten recordar lo que en esa primera temporada se había planteado como posibilidad. Debo hacer mención particular al “deus ex machina” más inesperado de la televisión. No voy a contarles mucho, pero es algo tan divisivo y tan original que solo puede causar dos cosas: abandonar o seguir la serie. Sí, es así de determinante.

No es mi serie favorita, pero va en camino a eso. Llegué tarde a ella, pero creo que es mejor tarde que nunca, y hoy en día agradezco a un Noah Hawley que se atrevió a hacer algo distinto con la televisión, y girar todo a su favor. Es un escritor poco reconocido en la industria pero eso debemos cambiarlo. Al menos yo sí pienso adoctrinar a todo el que me pregunte sobre cuál serie debería ver: Mi respuesta desde ahora siempre va a incluir Fargo.

**** Originalmente publicada en https://cinelipsis.com/fargo-season2/ ****
Federico Furzan
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