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España España · Rancho Jorgensen
Críticas de Miguel Emegé
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
Shine a Light
Concierto
Estados Unidos2008
6,6
3.111
Documental, Intervenciones de: Mick Jagger, Keith Richards, Ronnie Wood, Charlie Watts ...
7
7 de abril de 2008
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante una película como Shine a Light, uno puede olvidarse de que el director es Scorsese, uno puede olvidarse de que los Rolling son unos abuelos, uno puede olvidarse de que el buen rollito que se nos muestra entre los Rolling no es tal tras las cámaras. Y sobre todo, y aunque sea por una vez, uno puede olvidarse de los putos aspectos comerciales, del marketing y del "en el fondo lo que quieren es venderse" para limitarse a sentarse y disfrutar del espectáculo del rock and roll en estado puro. O dicho de otra forma: "I know, it's only rock and roll, but I like it".

Porque en el fondo a eso se reduce Shine a Light. Sobran las interpretaciones pedantes de los críticos gafapastillas de turno. Sobra la visión cínica de los Rolling como un negocio más. Y sobra el Stones/Scorsese del cartel. Si somos capaces de librarnos de estos prejuicios, descubriremos (o confirmaremos) por qué los Rolling Stones son la banda de rock por antonomasia, y por qué son algo más que un simple producto de consumo. Y también nos daremos cuenta de que aquí lo único que aporta Scorsese es una calidad técnica impresionante, unas cámaras que nos hacen sentir que estamos ahí arriba. El resto lo ponen los Stones.

Y de lo que ponen los Stones, pues qué decir. Si has tenido la oportunidad de verlos en directo (yo lo hice en El Ejido), sabes qué esperarte. Un directo, sencillamente, espectacular. Que ya podrán decir que si los abuelos del rock, que si son unos viejos, blablabla... Sobre un escenario, los Rolling son los mismos que hace cuarenta años. Ver a Mick Jagger pegándose esos bailes a sus sesentaytantos años es, cuanto menos, reconfortante. ¿Qué fue del "sexo, drogas y rock and roll"?

Y el repertorio, pues genial. Unos cuantos hits que no podían faltar, como el Satisfaction (puedo jurar que estar en un concierto suyo, escuchar de pronto ese riff y estallar junto al público todos a una es una de las mejores experiencias que puedes tener), Jumpin' Jack Flash, Brown Sugar, Start Me Up o Sympathy for the Devil. A ellos se suman varios temas poco habituales (por no decir nada) en sus conciertos: a destacar ese As Tears Goes By, Far Away Eyes (un country precioso), o Champagne & Reefer (genial Buddy Guy). En cuanto a los invitados, Jack White tan bueno como siempre, y a Christina Aguilera hay que reconocerle que tiene una voz impresionante, aunque como artista deje mucho que desear.

Y poco más que decir. Lo mejor es ir a verla al cine (verla en una sala a pantalla grande y sonido envolvente es un lujazo) y experimentarla uno mismo. Son, en esencia, dos horas de inyección del mejor rock and roll. ¿Quién da más?
Miguel Emegé
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6
26 de mayo de 2009
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy interesante película de zombies que se desmarca ligeramente de lo que este género suele ofrecer. Me explico: ni es una película seria con tintes sociales estilo "Dawn of the Dead" (la antigua, no ese remake con zombies MTV y estereotipos andantes), ni tampoco es una ridiculez de serie B que resulta irrisoria por lo mala que es (de este tipo os recomiendo una joyita comprensiblemente desconocida: "Zombie Nosh").

La sensación general que permanece a lo largo de toda la película es de progresivo desquiciamiento. De la sensación de que estas inmerso en algo muy perturbador. Los personajes se comportan de manera errática, especialmente el lunático protagonista: no se les puede buscar una lógica, porque no la hay. Son ridículos, sí, pero siniestramente ridículos.

El ambiente, además, resulta muy opresivo. Isla abandonada, cementerio, una casa en el bosque... Desde el principio de la peli sabes lo que va a pasar, lo sabes y te dan ganas de gritarles a los protagonistas: "¡Pero panda de subnormales! ¿Queréis salir de ahí de una puta vez?". Pero no, no queda más remedio de ver cómo se va desencadenando un desenlace que estaba cantado... pero que no por ello deja de ser impactante. Impotencia es la palabra que mejor lo describe.

En fin, es una película que no se toma muy en serio a sí misma, con tintes cómicos y sin disimular su condición de serie "Z". Pero a la vez, sugiere un punto de degeneración, de perturbación, que hace que cuando aparezcan los créditos quede una sensación confusa. Y que quizá, nos cause algún despertar repentino en mitad de la noche empapados en sudor, tras habernos visto perseguidos por una horda de zombies con no muy buenas intenciones. Reconozco que por lo menos a mí me pasó.

La siguiente película de Bob Clark, "Crimen en la noche", jugaba con esta misma sensación de perturbación, de "verás tú cómo termina esto". Pero, aunque suela considerarse mejor que esta, yo le echo en falta ese punto de desmadre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miguel Emegé
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7
15 de julio de 2013
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el folclore japonés, una mujer es el ser más inofensivo del mundo... Hasta su muerte. Porque si resulta que has sido un mal marido que la ha hecho sufrir en vida, esa criatura sumisa y complaciente a la que conociste volverá del más allá convertida en un fantasma sediento de venganza, que te atormentará sin piedad.

'Ghost Story of Yotsuya', en su origen una obra de Kabuki, es una de las historias de fantasmas más populares en Japón, que supera las cincuenta adaptaciones al cine. La trama se toma su tiempo, antes de arrancar con lo espectral, para mostrar las fechorías de Iemon, un mezquino samurái que no duda en pasar por el filo de su espada a todo aquel que supone un obstáculo para su ambición. Uno de esos malos de libro, prototipo de personaje clásico de película de terror, cuya inmoralidad está tan subrayada que cuando su castigo le llega desde el mundo sobrenatural, el sádico que hay en cada uno de nosotros está deseando verle padecer.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miguel Emegé
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6
6 de agosto de 2013
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia arranca con un primer plano de las Converse de Wadjda, poniendo ante los ojos del espectador occidental una llamativa dualidad: un símbolo muy familiar insertado en un ambiente que nos es desconocido. Deportivas de modernillo en un colegio femenino saudí.

Aparte de su fuerza connotativa (la invitación a ponernos "en los zapatos" de Wadjda), las Converse apuntan a la idea de fondo que mueve la película: toda gran revolución se gesta en pequeños actos de rebeldía contra una situación injusta.

Las zapatillas de Wadjda, así como su afición al rock cañero y su poca discreción en el arte de ocultarse ante los hombres, intentan ser reprimidas por un ambiente cuya doble moral se nos resume en esa directora del colegio implacable en su aplicación del estricto machismo oficial, mientras que de noche y cobijada por las cuatro paredes de su casa se lo salta metiendo a su amante.

Los pequeños actos de rebeldía de Wadjda son de una autenticidad que no admite más replica que el "no se puede porque no se puede". Ella actúa por simple afán de vivir la vida. No se puede acusar de intenciones subversivas a una niña de diez años que no sabe qué es la subversión. Nada despierta mejor la empatía por la situación de las mujeres en Arabia Saudí que sus mohínes de decepción cuando algo se interpone en su camino hacia tener una bicicleta.

La película gana todavía más fuerza cuando se conocen sus correspondencias con la realidad. Haifaa Al-Mansour es la primera mujer saudí en dirigir una película. Y La bicicleta verde, a su vez, se trata del primer filme rodado íntegramente en Arabia Saudí, el país donde el cine está prohibido. Al-Mansour crea un inteligente paralelismo entre su entusiasmo por contar una historia y el entusiasmo de Wadjda por comprarse su bicicleta.

Estas dos entusiastas también tienen en común su forma de adaptarse a los límites que las rodean para terminar rompiéndolos. La directora con su empeño, pese a las inclemencias, por rodar toda la película en los escenarios callejeros de Riad en aras del realismo (que, paradójicamente, resulta lo más exótico de la película para un espectador ajeno a ese mundo). Y la niña, que para conseguir su bicicleta juega a ser el ojito derecho de la directora participando en un concurso sobre versos del Corán que no parecen decirle nada.

Wadjda termina como la heroína de su propia revolución silenciosa, como ejemplo de que el auténtico empeño por vivir la vida suele abrirse paso. El machismo oficial de Arabia Saudí sigue ahí, pero al menos punteado por pequeñas victorias. La mejor nota al pie es que, de hecho, Arabia Saudí levantó la prohibición de ir en bicicleta a las mujeres poco después del estreno. Y ahí siguen las mujeres saudíes que lanzan su pequeño desafío al grabarse conduciendo (otra práctica prohibida para ellas, que sufre en sus carnes la pobre madre de Wadjda) y subirlo a YouTube. Y ahí seguirán, esperemos, los niños como el pequeño Abdullah, que no tiene para Wadja más que una sonrisa de inocencia pura.

[Texto original en revolverdeblake.blogspot.com]
Miguel Emegé
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6
29 de mayo de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Stoker condensa todas sus inquietudes en la primera escena, expuestas en voice-over por India. Aunque no nos demos cuenta hasta la última, cuando el rojo de las flores revela su verdadera causa y el intenso amarillo de la línea divisoria de la carretera agita el recuerdo inmediato de los créditos iniciales:

"Mis oídos oyen lo que otros no pueden oír. Pequeñas cosas muy lejanas que la gente normalmente no puede ver son visibles para mí. Estos sentidos son fruto de una vida de deseo. Deseo de ser rescatada, de ser completada. Igual que la falda necesita del viento para inflarse, yo no estoy formada por cosas que son solo mías. Llevo el cinturón de mi padre atado sobre la blusa de mi madre, y zapatos regalo de mi tío. Esto soy yo. Igual que una flor no elige su color, no somos responsables de en qué nos terminamos convirtiendo. Solo cuando te das cuenta de esto eres libre. Y ser un adulto es ser libre".

La cita puede sonar a poesía vacua, hasta que el guión termina por destapar sus correspondencias macabras. Solo los tres elementos de vestuario (cinturón, zapatos y blusa) que India menciona son ya un símbolo muy potente del cogollo de lo que es Stoker.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miguel Emegé
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