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Críticas de Mr Durden
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
8
8 de febrero de 2014
89 de 96 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coger una historia común y hacer de ella una gran película, eso es lo que una vez más vuelve a hacer Alexander Payne, reafirmándose como un director dotado de mucho talento. Nos encontramos ante un relato cotidiano que en su conjunto suscita en el espectador múltiples sensaciones, desde la tristeza a la risa. Sea comedia, drama, o como quiera llamarse, Payne ha logrado un sincero y bello film.

Esta sencilla obra nos proporciona un triste aunque verdadero retrato de la vejez, una etapa en la que la demencia deja duras secuelas. Con un mágico Bruce Dern, que borda el papel hasta el punto de plantearte si está actuando o simplemente siendo el mismo, nos enseña lo lejos que puede hacerte llegar ese gran lastre que a tantos involucra. En este caso Woody (Bruce) pretende emprender un disparatado viaje con el fin de cobrar una estafa que cree él que le haría millonario. Miles de kilómetros le separan de su destino y sin embargo decide realizar dicho viaje, aunque tenga que hacerlo andando y en solitario, y por si fuese poco, su deseo es gastar dicho dinero en cosas a las que no podría darle ningún uso. Pese a esto, su hijo se apiada de su situación y decide ayudarle a lograr dicha meta. Realizarán un viaje que con escasos y cómicos diálogos te hace ver la belleza que esconde la familia.Y curioso es que con esta premisa, en blanco y negro, y un viaje en coche, Payne consigue lo imposible.

Natural, irónica, melancólica, reflexiva, sincera, cómica, enternecedora, realista, y con todo esto, bella, eso es Nebraska. Una historia sobre la vida, la cual podríamos resumir como una obra sencillamente magnífica. La vida es un camino, no una meta, así que disfrutemos de ella, lo que el viaje nos depare siempre será lo de menos.
Mr Durden
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8
18 de diciembre de 2015
35 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace mucho tiempo, en una galaxia
muy, muy lejana...

Había un joven prodigio nacido en Modesto, California, llamado George Lucas. Dotado de gran creatividad, supo seguir el camino del bien y usar así la Fuerza para buenos fines. Asumiendo el gran riesgo de darle la espalda a Hollywood y montárselo por su cuenta, logró idear y plasmar un maravilloso universo. Su obra causaría un ejército de seguidores nunca antes visto en la galaxia.

Por desgracia, el paso del tiempo hizo que el Lado Oscuro de la Fuerza sedujera George. Borracho de efectos digitales, decidió hacer una nueva trilogía, donde perdió aquello que tanto caracterizaba a su obra maestra, y por si fuera poco, creó a Jar Jar Jar Binks. Tras la gran decepción propiciada, surge un despertar de la Fuerza en un bendito friki llamado J.J. Abrams, que tiene la oportunidad de restaurar la felicidad en la galaxia...

Y así es. Abrams ha sabido dar con la receta adecuada para que este nuevo inicio sea lo que tantos deseábamos. La operación ha sido sencilla: Nostalgia + Un Fan al mando + Fidelidad = El despertar de la Fuerza.

Me explico. J.J. Abrams, gran fan de Star Wars, se encarga de dirigir una nueva trilogía. Para ello decide recuperar esa magia que las precuelas decidieron sustituir por el retoque digital, siendo fiel a aquello que llevó a las originales por la senda del éxito. Se le suma una gran dosis de nostalgia la cual le toca la patata a los espectadores, y, ¡voilà! se produce el despertar de Star Wars. Cierto es que en muchos aspectos esta nueva entrega carece de originalidad, pero que importa eso si a cambio consigues aquel mundo fantástico y mágico que a tantos cautivó. Abrams es un fan más que ha sabido plasmar aquello que tanto echábamos de menos, ha vuelto la Fuerza, la magia de la Fuerza, olvidando los dichosos midiclorianos. Siguiendo una linea argumental que en muchas cosas nos puede ser familiar, sabe reinventarse, explorar nuevos temas y dotar al guión de los ingredientes necesarios para obtener el inicio de una nueva trilogía con numerosos misterios por resolver.

Gran acierto ha sido titularla El despertar de la Fuerza, pues efectivamente despierta. Tras mucho tiempo guardada en el baúl de los recuerdos regresa y se postra ante nuestros ojos para concedernos 136 minutos de goce absoluto. Inferior que los orígenes claro que es, pero creo que Abrams merece todo nuestro respeto y admiración por haber sabido dar con la tecla que las precuelas no supieron. ¿Pero como no me va a gustar? Tiene nuevas y alucinantes localizaciones, nuevos (y no detestables) personajes, tiene a Han Solo, a la Princesa Leia, tiene a los X-Wing, tiene al encantador BB-8, tiene nuevos giros de guión, tiene fantasía, y que leches, tiene la verdadera Fuerza. No sean juiciosos y aprovechen esta nueva experiencia que nos brinda Star Wars, pues, efectivamente, ha despertado.

PD: el culmen final habría sido tal y como quería Abrams que en una localización apareciera los restos del cadáver de Jar Jar, pero bueno, con esto tengo más que suficiente.
Mr Durden
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3
17 de septiembre de 2011
20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
El árbol de la vida, una de las películas mas esperadas del año (posiblemente la más esperada) debido no solo a su sugerente argumento, también gracias a su gran reparto. Malick pretende hacer de su película una obra maestra capaz de crear preguntas e interrogantes sobre la vida y la muerte, sobre la existencia, no solo del ser humano, también de lo que lo rodea, desde la naturaleza hasta el propio universo. Usando una preciosa banda sonora, acompañada de profundas frases empleando la "voz en off", y unas imágenes tan bellas como impactantes, nuestro director consigue en más de una ocasión hacernos llegar dicho mensaje. En general, una bonita estampa para llenar las salas, aunque dudo que en un par de semanas siga existiendo dicha atracción.

Pero no todo lo que reluce es oro. El genio en el arte consiste en saber hasta donde podemos caminar demasiado lejos, y sin duda, Malick se ha pasado. Esta película carece completamente de sentido y cohesión entre sus escenas. En algunos momentos consigue emocionar al espectador, pero dichas secuencias no bastan para salvar los 138 minutos de duración. La falta de sentido desata el aburrimiento, y es lógico que acabe meditando, no le queda otra forma de amenizar todo ese tiempo.

Terrence pensará que ha creado arte, una nueva tendencia cinematográfica, pero, perdone si sueno brusco, en mi opinión dicho hombre, más que talento, lo que tiene es mucha cara. Ha metido en una batidora todo lo que se le ha ocurrido y como resultado tenemos El árbol de la vida. Debo destacar que también tiene cosas buenas, entre otras, esas bonitas escenas del National Geographic, aunque, francamente,no pagué por ver un documental. También me ha encantado la interpretación de Brad Pitt o del joven Hunter McCracken. Me habría gustado destacar también la actuación de Sean Penn, pero el pobre goza solo de unos 10 minutos. Otra de las cosas que me gustó de la película fue que si necesitabas ir al aseo no había porqué preocuparse, en esta película el orden de los factores no altera el producto, básicamente porque carece de orden.

Terrence Malick intenta con esta película darse a conocer en este mundo como un auténtico genio del séptimo arte, pero yo más bien diría que se puede llegar a convertir en el asesino de la cinematografía. Nada me aterraría más en este momento que dicha obra cree una nueva manera de ver y hacer cine. No me parece mal que hayan películas con un amplio nivel metafórico y simbólico, pero este film excede los límites de la libre interpretación, llegando a perder su esencia, que es la de ser una película. Lejos de esta humilde crítica, nuestro pretencioso director con aires de "genio" ha conseguido convencer a una porción del público, llegando incluso a obtener la Palma de Oro a mejor película, (un preciado tesoro que cualquiera desearía tener en sus vitrinas), pero, vuelvo a repetir ;y no le deseo el mal a nadie; espero que no destruya lo que hasta ahora ha sido y es una forma de vivir: el cine.
Mr Durden
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7
11 de mayo de 2015
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconocía las dotes de Daniel Guzmán como director y guionista, y de hecho, de no haber sido por su merecido éxito en el Festival de Málaga no me habría atrevido a verla. Y mal por mi parte, porque me habría perdido lo que seguro será una de las mejores películas españolas del año, sea cual sea el reconocimiento que vaya a tener. Este emotivo film, que de primeras puede dar la breve sensación de que esto ya lo habías visto, te atrapa y te muestra la belleza de la amistad, sin importar con quien se vaya a compartir. Darío, un problemático adolescente, se encuentra perdido en la vida. Está cansado del conflicto diario con el que ya no sabe cómo lidiar: una familia desestructurada que le hace la vida imposible. Unos padres que entre ellos luchan sin piedad, presionando a su propio hijo para que sea él quien incline la balanza hacia alguno de los dos progenitores. Todo esto desemboca en que nuestro protagonista vaya a la deriva, tomando decisiones que no representan el amor que su corazón esconde. Y es ahí donde radica hermosura de la película.

A lo largo de la cinta contemplamos como Darío encuentra su verdadera familia. A un vecino, Luismi, que ocupará el lugar del hermano que nunca tuvo, cuya fidelidad traspasa la lógica. También a un mecánico un tanto truhán, que al compás de Julio Iglesias se gana el hueco del padre que Darío ya ni conoce. Y finalmente, Antonia, una ancianita que se dedica a vender muebles que recoge con su motocarro de madrugada. En ella, además de una abuela y una madre, encontrará un hogar, y no me refiero al espacio físico. Esta mujer es una de las piezas más conmovedoras del film, y además de todo, es la abuela de Daniel Guzmán (y tiene la friolera de 93 años).

Con estos 3 personajes, especialmente con Antonia y Lusimi, Guzmán logra que el espectador llore de risa y de emoción. Relatan como nuestro protagonista encuentra la felicidad en los pequeños detalles, olvidando por un breve instante la inestable situación que le toca vivir. Son los pilares bajo los que se sostiene esta obra. Además, se compone de un guión que sorprende, llevándonos de la mano por las más inesperadas situaciones, sin salirse en ningún momento del realismo del que también debe presumir. Esta película es, indudablemente, un canto a la amistad, y una oda a la belleza, y que leches, también es una declaración de amor. Es un bonito ejemplo sobre lo dulce que puede ser la vida pese a que uno esté tocando fondo. Es un cuento de cómo un pobre muchacho encuentra en personas corrientes una familia que le recuerda que la felicidad estará siempre a su alcance si lo desea… y todo esto, a cambio de nada.
Mr Durden
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