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España España · A Coruña
Críticas de Víctor
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
10
4 de enero de 2010
27 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
“¡Oh capitán, mi capitán!”, invocaban unos chicos emocionados en honor a su mentor y amigo. Y me pregunto quién no querría cruzarse con uno en su camino para recibir una lección magistral sobre esa asignatura primordial y olvidada que es la vida. Alguien que izase las velas de nuestro barco encallado para atrevernos a navegar libres por el mundo antes de terminar criando malvas.

Muchos podrán tachar de utópica y poco realista a esta filosofía que encumbra al Carpe Diem por encima de todos los lemas. Todo muy bonito, muy poético, pero se te han despegado los pies del suelo. Y es cierto que las personas nos vemos atadas a la cotidianidad y la rutina que nos dirige y oprime. Obligaciones, responsabilidades, expectativas, necesidades… y hasta incluyo la vagancia. Pero qué sería de nosotros si nunca llegaran a existir esos momentos en los que nuestros sueños, nuestras inquietudes y nuestros mayores deseos se abren paso a gritos y luchan por salir a la luz para hacer de esta historia algo que merezca la pena.

En mi caso ha tenido que asomarse el profesor Keating al salón de mi casa una tarde de un día cualquiera para advertirme de que debo coger las rosas mientras pueda, pues veloz el tiempo vuela, y la misma flor que hoy admiro mañana estará muerta.

Pasados ya varios años desde de aquel día sigo revisando siempre que puedo aquel mensaje grabado a fuego, y puedo decir sin vacilar que yo también me pondría en pie agradecido para rendir homenaje a aquel maestro. Más que un maestro. ¡Oh capitán, mi capitán!
Víctor
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7
24 de abril de 2012
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que hay dos clases de posibles espectadores de "Los Juegos del Hambre". Aquéllos que hayan tomado el atajo de saltarse el origen literario se encontrarán con una película que está por encima de la media, pero por debajo del entusiasmo generalizado que se ha creado en torno a ella. No es para tanto, pensarán. Los lectores, por otra parte (y yo entre ellos), posiblemente disfrutemos un poco más del espectáculo, pero reconociendo que gran parte del goce proviene de la evocación de las sensaciones provocadas por el libro más que por méritos propios de la película. Y me explico. La adaptación de Gary Ross recorre con bastante fidelidad todos los acontecimientos relatados por Suzanne Collins en la novela, pero en el traslado al cine se han perdido gran parte de las emociones. La tensión, el miedo, la sensación constante de peligro, la sed, el hambre, la desesperación, la adrenalina. Collins conseguía crear un auténtico clímax en cada capítulo, mientras que a la película le cuesta encontrar cumbres climáticas incluso en escenas clave. Es cierto que la pérdida del subjetivismo narrativo y la necesidad de sintetizar suponen un hándicap de base para conseguir tales resultados, pero el cine ha demostrado que con una dirección hábil y los recursos adecuados es perfectamente posible.

No ayuda mucho el empeño que se ha puesto en dejar claro que no hablamos de una sola película, sino de una franquicia. Por ese afán de esposar a la audiencia se incluyen escenas inexistentes en el libro para preparar un contexto de cara a las próximas entregas y generar expectación, lo cual podría no tener demasiada relevancia si no fuese porque con esas escenas se desvía la atención de la arena dificultando así el mantenimiento del ambiente de tensión del que antes hablaba. La novela tiene la gran virtud de funcionar en su individualidad, dejando el final abierto para la segunda parte, pero centrando todos sus esfuerzos en los propios Juegos. La película tropieza cuando pierde esa intención.

De la misma forma, y seguramente por exigencias similares (hablo de dinero, claro), el filme reduce la violencia (todo lo que se puede reducir, dado el argumento). Minimiza la sangre, suaviza las muertes, agita la cámara en exceso para mostrar poco o nada. Y por desgracia se echa de menos algo más de crudeza, no por una cuestión de sadismo sino de puro dramatismo, y porque una carnicería no es una carnicería si no hay carne. Entiendo que la calificación por edades obliga, y que esta es una saga destinada (supuestamente) al consumo adolescente, pero es inevitable que el suavizante se note, sobre todo para los que ya nos habíamos imaginado unos enfrentamientos mucho menos censurados.

(continúa en "spoiler" sin destripar nada, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Víctor
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6
16 de junio de 2008
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi podría antojársenos como prófetico que la que se convertiría en la primera mujer de color en obtener un Oscar a la mejor actriz principal protagonizase pocos años antes el biopic de la primera mujer de color que consiguió una nominación en la misma categoría. De hecho, a algún malpensado casi podría parecerle que la intención al hacer esta película fuera que Halle Berry pudiera dedicarle a Dandridge su futuro premio. Y la verdad es que esta producción fácilmente puede considerarse como el perfecto impulso para la actriz que luego se haría famosa con "X-Men" o "Muere otro día" y triunfaría con "Monster's Ball". Pero vamos a creer en las casualidades del destino, porque al fin y al cabo de vez en cuando ocurren coincidencias tan oportunas como ésta. Así que me centraré en decir que "Introducing Dorothy Dandridge" es un biopic más, sin sus menos ni sus más. Que casi hace pensar que todas las personalidades dignas de ser retratadas en el cine siguen una misma trayectoria vital de ascenso y caída, con sus desdichas, sus adversidades, sus momentos de gloria y sus relaciones personales infructuosas. Incluso la estructura del filme es facilona, utilizando el atajo narrativo de repasar la vida de Dandridge a través de los propios recuerdos que ella va relatando desde el presente, como si de una voz en off se tratase. ¿Quiere decir todo esto que es una mala película? En absoluto. Simplemente es descaradamente típica. Pero se ve de muy buena gana. Y Halle Berry está genial.
Víctor
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9
16 de abril de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay veces que una película se te mete tan dentro que duele. Que se traspasa esa barrera entre las películas que simplemente te gustan y aquellas que te dejan secuelas y te pasas los días siguientes dándoles vueltas, y no sólo en la cabeza, sino que también siguen resonando en tu pecho. Porque son esa clase de películas que funcionan como un espejo y que en realidad te hablan de ti mismo, te ves reflejado en ellas y en su historia, y lo que los personajes viven o dicen termina siendo una exploración de tus propias emociones, la disección de sentimientos y pensamientos que tenías escondidos y que, sin saberlo, necesitabas que alguien te los mostrase. Es lo que pretenden todas, o casi todas las películas, pero sólo algunas realmente lo hacen con tanta puntería que pinchan en hueso. No ocurre muchas veces. Creo que la última vez que me sucedió algo así fue con "Six Feet Under", que terminé hará unos siete u ocho meses, tras la que tuve durante días la canción de Sia removiéndome por dentro las emociones que me había provocado la familia Fisher (todavía no me he atrevido a escribir sobre esa serie porque no creo poder hacerle justicia). Pues bien, me ha vuelto a pasar con "Weekend". Sin parecerme estrictamente a ninguno de ellos, me he visto a mí mismo en Glen y en Russell, en esa historia de (no) amor de fin de semana y en todas las cosas que se dicen.

No sabría hacer una crítica objetiva, porque no sé si todo el mundo tendrá ese mismo grado de conexión con esta joyita indie, eso es una cuestión muy personal. Pero sí que puedo decir que, aún obviando ese punto, es una muy buena película que recomiendo a cualquiera con buen gusto. Cine sencillo, de esos casos en que la sencillez es virtud. Con una simbiosis perfecta entre el guión, las interpretaciones, la fotografía y la dirección. Rebosa sinceridad y autenticidad, y en su tremenda honestidad está su mayor virtud, porque no parece una película, parece, simplemente, la vida. Hecha con cariño, pero sin edulcoración ni condescendencia.

Se la ha comparado con "Antes del amanecer", y es cierto que tienen mucho en común. El romance fugaz, la magia que hay en el choque entre dos desconocidos entre los que se crea una conexión especial, o esas conversaciones que exploran y profundizan en los sentimientos y pensamientos de sus personajes (y en definitiva, de todas las personas). Pero esta película tiene mucho más que aportar, no sólo por añadir la perspectiva homosexual (que también, y sin que ello deba ser disuasorio para quien no lo sea ni haya que excusar este aspecto, al fin y al cabo la empatía en la relación con el cine es un imprescindible desde siempre, y además el aspecto gay permite reflexiones y conflictos que no se dan en una relación heterosexual, pero que todos pueden entender), sino también porque quitándole un poco del romanticismo formal que tenía aquélla, le suma mucha más verdad, y en consecuencia, corazón. No todo el mundo estará de acuerdo conmigo, pero para mí existe mucha más poesía en el final de "Weekend" que, por ejemplo, en un "siempre nos quedará París" (con el riesgo que supone una comparación de tal calibre).
Víctor
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Invisibles
Documental
España2007
6,9
2.101
Documental
5
8 de octubre de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
De primeras puede parecer hasta inmoral criticar una película como esta si no es para alabar su encomiable propósito: dar visibilidad a cinco realidades dramáticas (localizadas en África y Latinoamérica) a las que preferimos no prestar atención los que no tenemos que sufrirlas. Pero aunque no menosprecio el valor de sus intenciones, no puedo evitar tener la sensación de que es un proyecto desaprovechado. Tanto el padrino como los directores que firman cada una de las piezas son dignos de generar unas expectativas que no se cumplen. Coixet resulta totalmente artificial y pedante. Wenders peca de vagancia y no pone nada de su parte, dejando que toda la responsabilidad recaiga en los testimonios recogidos. Barroso hace trampas, y pone en pantalla un discurso manipulador que demoniza a las compañías farmacéuticas pero carece de profundidad y argumentos sólidos. Y Corcuera es confuso e impreciso. Para mí, sin duda, el mejor corto es el de Fernando León de Aranoa: crudo, conciso y conmovedor.

La premisa prometía un gran puñetazo en la mesa que removiera conciencias, y es una pena ver que la oportunidad se pierde con un resultado mediocre. Está claro que la importancia y gravedad de lo que se retrata es tal que su simple relato tiene fuerza, pero el cine documental tiene el potencial de aunar historias reales sobrecogedoras con el impulso que le pueden dar los realizadores a través de los recursos técnicos y narrativos que utilicen para contarlas. Aquí hay grandes nombres, pero no hay derroche de talento cinematográfico, y me temo que la huella de esta película no será mucho más profunda que la de un telediario.
Víctor
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