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Críticas de Giorgio1967
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
9
20 de julio de 2016
19 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resaltar la vuelta exitosa a esa etapa de la vida tan mágica para algunos de nosotros puede no ser un mérito menor, pero no es el único ni el más importante de "Stranger things", la serie original de Netflix estrenada en este 2016. La primera paradoja que asoma al valorarla es saber que los recursos que pone en escena tienen una originalidad mínima pero que han sido magistralmente combinados, generando atracción, interés y ternura en donde otros fracasarían partiendo de los mismos elementos. Un fenómeno que rompe con las reglas de la física convencional genera una serie de desapariciones que tensarán el límite la trama de fidelidades y tranquilidades de un aburrido pueblo de Indiana. A partir de este disparador, tres generaciones saldrán a buscar respuestas y sobre todo a encontrar a unas de las primeras personas desaparecidas en estos eventos, que es un integrante de la pandilla infantil que se lleva todo el protagonismo desde el vamos. Los guiños ochentosos son tantos y tan ligados a la historia del cine de ficción que sería un lugar común mencionarlos, pero lo destacable, insisto, es la forma en que logran funcionar y retroalimentarse en sincronía; intrigas adolescentes que ponen en escena al chico perdedor y freak enfrentado a los "populares", una familia disfuncional con una madre coraje, Winona Ryder, que hará lo imposible para recuperar a su hijo de las garras paranormales, una niña con misteriosos poderes perseguida por fuerzas del gobierno que se presentan casi como amables vendedores de electrodomésticos, un sheriff incrédulo y perdedor que transformará en un héroe mas a pesar de si mismo. Todo tamizado por fantasiosos y lúcidos ojos infantiles que no vacilarán en sumergirnos en un trip que apelará tanto a la mitología de Calabozos y Dragones como la ciencia de divulgación de Carl Sagan para simular una explicación racional de lo que sucede, que, a fuerza de ser sinceros, a nadie le debería interesar demasiado. Además del combo descripto, una notable banda de sonido que profundiza el psicodélico efecto de flashback de toda la trama. En cuanto a actuaciones, soberbia Winona, creíble en extremo en su rol de madre desquiciada y sufriente, y sutil y contundente Millie Brown, la omnipresente niña-fenómeno que se lleva las palmas a pesar de su parlamento homeopático y discontinuo. El resto, aunque a mi entender no desentona, está un escalón más abajo y sirve para dar marco al lucimiento de estas dos protagonistas centrales. Mi puntaje: 9 sobre 10.
Giorgio1967
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9
10 de mayo de 2017
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo diría, en principio, que la serie Merlí tiene varias virtudes en su forma de plantear el mundo adolescente de un bachillerato catalán. La otra cosa que se me ocurre, casi pegada, inmediata a la primera, es que incluso su aceitada desmesura se transforma en una forma eficaz de convocar nuestro interés toda vez que los clichés nos amenazan como espectadores. Merli es un tipo entrador, (en Argentina diríamos "canchero" a más no poder) un profe de filosofía con timing y buenos recursos didácticos para conmover y comprender al mundo juvenil de un colegio público de Barcelona. Uno podría decir que su vida es un desastre y que no debería bajarle línea a nadie, pero esa es una objeción tan básica, tan repetida hasta el hartazgo por alumnos y profesores malgeniados que emergen como sus competidores, que la simpatía del profe no debe esforzarse demasiado para lograrla desbaratar. Los aciertos enormes de la serie tienen que ver, a mi entender, tanto con la verosimilitud de los perfiles descriptos como de los conflictos emocionales disparados, sazonados con actuaciones muy sólidas de unos actores y actrices jóvenes que resultan creíbles a más no poder. Pero hay algo en el desparpajo del protagonista central, en su sinceridad y vocación a prueba de balas, que lo hace especialmente querible; no se muestra ni omnisciente ni infalible moralmente. Merli no solo intenta ser mejor, redimirse, sino hacer que los demás lleven sus vidas de la mejor manera, incluido su propio hijo que en principio lo detesta. Equivoca el camino, se excede, tensa las situaciones al límite, pero muestra una pasión que funciona como impecable motor narrativo. Y por supuesto, el valor agregado es el enganche enciclopédico, el metejón erudito que nos produce el ver desfilar a los peripatéticos, a Sócrates, Epicuro, Nietzsche, como los inspiradores intelectuales de un desfile de dilemas prácticos que quizás se presentan con menor prolijidad que la debida, pero cuyos aspectos irresueltos son justamente los de la vida real que excede al Instituto de ficción. Agorafobia, homosexualidad reprimida o reconocida, temor patético a la no aceptación de los demás, autoritarismo paterno, pobreza y abandono familiar, son los conflictos de manual con los que el héroe deberá lidiar y en los cuales meterá la pata generándonos muchas veces más antipatía que complicidad. Para cerrar el balance, diría que quizás el profe se pasa de listo en su rol de seductor, y que eso le coloca unos laureles que no le hacen justicia a la complejidad esperable del personaje. Desde ya que este no es un problema de Francesc Orella, el actor que lo encarna magníficamente, pero a mi entender pesa tanto como para alejar a la serie de un 10
Giorgio1967
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6
23 de agosto de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay una vida científica interesante, que a todas luces amerita ser contada, es la de Srinivasa Aiyangar Ramanujan, matemático indio de formación autodidacta que llegó a revolucionar la matemática moderna a partir de su extraordinario trabajo centrado en series, fracciones continuas y teoría de números junto a su alma mater británico G. H. Hardy. Más allá de su talento excepcional, convengamos en que su biografía contiene los elementos ideales para el desarrollo de un melodrama cinéfilamente sustentable: infancia pobre en Madras, en el corazón del Tamil Nadu británico de fines del siglo XIX (hoy India), el descubrimiento muy temprano de una disciplina en la que luego descollaría deslumbrando a seguidores y detractores, un casamiento arreglado con una novia que en el momento de desposaría contaba con solo 10 años, una relación que devendría hostil con una suegra desconfiada y sobre todo, su camino al estrellato en el escenario bien acartonado y seductor del Cambridge de comienzos del siglo XX, formando una parábola perfecta de éxito del oprimido que haría las maravillas de cualquier melodrama con pretensiones de corrección política. Encima actúa como Hardy Jeremy Irons, un monstruo del cine capaz de aportarle sobriedad y sentido a cualquier personaje del montón, y, como remate podemos decir que Raj Patel, eaquel de “Slumdog Millonarie”, no desentona en el papel estelar. Sin embargo, aunque sabemos que hacer películas de genios redimidos generalmente vende mucho y bien - "Una mente brillante" o "The imitation game" no me dejan mentir-, a veces es necesario aporar más que un buen formato y actuaciones correctas para ponerle pimienta a un biopic de este tipo. A ver, no es que la vida de Ramanujan no sea interesante y adecuadamente épica, ni que el conflicto entre carcamanes encumbrados y el pobre y brillante indio para ingresar a la “Royal Society” no esté bien retratado, ni que el advenimiento de la Primera Guerra Mundial en la atmósfera acartonada de Cambridge, con zeppelines alemanes incluidos, no brinde el clima adecuado para poner en escena el combate entre justos y poderosos. Es más, hasta el filósofo Bertrand Russell (Jeremy Northam), apodado "Bertie" por Hardy, su amigo, se suma a la cruzada pacifista, atea y progresista y le aporta dramatismo y corrección política a la trama.
Uno de los problemas con esta película, me parece, es que su desarrollo está demasiado amoldado a lo esperable, haciendo que los aciertos actorales y climáticos no brillen lo suficiente y que aparezcan, por ejemplo, demasiado diferenciadas y hasta polarizadas las narrativas del momento británico y el indio de la historia, acaparando todo el dramatismo y la humanidad en el segundo y casi todo el acartonamiento en el primero. Posibles objeciones históricas mediante, parece poco creíble, además, que alguien con el vuelo intelectual de Ramanujan parezca tan patéticamente incapaz de justificar sus hallazgos como lo presentan. Sus creencias religiosas, convenientemente exacerbadas, también redondean una oposición algo sospechosa entre el raciocinio deductivista de Hardy y el intuicionismo del protagonista, habilitando una visión paternalista y algo eurocéntrica que, según leí por ahí, tal vez no le haga justicia al hecho de que la India representó y representa, más allá del innegable prestigio y glamour de Cambridge, uno de los centros matemáticos de mayor reputación en la historia de la humanidad.
Al margen de la fidelidad a los hechos reales de la historia, de remate podemos decir que el componente afectivo e intimista de la trama, su tonalidad sentimental, tampoco llega a tener una dimensión central, haciendo que el espectador quede atrapado, por momentos, entre los vericuetos de las genialidades inexplicadas de Ramanujan y un sufrimiento personal que es más exhibido que explotado en sus matices.
En fin, interesante historia y correcta realización, pero, al igual que algunos enigmas que aún siguen atormentando a los matemáticos actuales, algo quedó sin resolver en el relato.
Giorgio1967
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10
13 de julio de 2016
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película de terror que recomiendo muchísimo a quien guste del género, y que me sorprendió muy gratamente en un terreno en el que hace años nada me producía semejante efecto. James Wan, el director, logra sumergirnos en la historia con recursos narrativos, de filmación y de actuación impecables, y eludiendo casi todos los clichés de las películas de miedo basadas en fantasmas. Lo que además moviliza y atrapa es que el guión se basa bastante fielmente en uno de los casos reales investigados por el matrimonio de Lorraine y Ed Warren, dos demonólogos y parapsicólogos norteamericanos que intervinieron en mas de 10000 casos muy documentados de posesiones, encantamientos y nimiedades por el estilo, entre ellos los asesinatos de la familia Lutz, que dieron origen a las dos películas de Amityville, de 1979 y 2005, y a los otros casos retomados por los recientes filmes "Annabelle" (el de la muñeca poseída) y "El conjuro". Los Warren, además, fundaron un famoso museo de ocultismo alojado en el sótano de su propia casa, en Connecticut, en donde guardan multitud de objetos capturados en sus intervenciones. Más allá de estos elementos reales ideales para producir una película de terror y también del escepticismo personal que podamos tener ante estas cuestiones, hace tiempo que no veía una trama que administrase tan sutilmente los momentos de susto, emoción e interés casi policial en develar los orígenes de hechos paranormales que son mostrados sin abuso y generando una tensión creciente y difícil de aguantar. Incluso, y como si esto fuera poco, como el "caso Einfield" se desarrolla en los suburbios pobres de la Londres de Thatcher, se muestran, en una bajada de linea secundaria pero clara, los efectos devastadores de la política conservadora de esos años. En suma, una joyita al menos para mi. Lo último, tremenda actuación de una chica que se llama Madison Wolfe y que interpreta a Janet, la niña poseída que está en el centro de la historia.
Giorgio1967
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