Esta película ha cambiado el cine de las artes marciales. Hasta entonces, la hegemonía la tenía Bruce Lee. Jackie Chan, listo él, vio que jamás destacaría en el campo de Bruce, ya que éste había muerto convirtiéndose en un mito. Así pues, decidió innovar. Y se convirtió en el rey de las artes marciales… cómicas. Y todo comenzó con esta película.

El mono borracho causó furor y no hay un verdadero aficionado a las artes marciales que no le guste esta película. Jackie creó el estilo del luchador borracho, imitado después en infinidad de sitios, como en videojuegos. Él fue el primero. Él fue el primero en ver chistes en peleas. Un innovador.

Tengo que decir que la versión actual, extendida en un minuto de la versión antigua, ha tenido un cambio en el doblaje que a mí, personalmente, me gusta menos. Sam Seed es un nombre americanizado, todos los amantes de antaño de la película preferimos el nombre So Hai. Y el maestro del palo será para siempre el Rey del Bambú.

¿Os acordáis de las series de los años 80? Esas en las que el guión del capítulo era una fotocopia del capítulo anterior. Qué entretenidas eran. Como Jessica Fletcher, que siempre era invitada a una fiesta donde aparecía un muerto. Ella investigaba hasta que encontraba al asesino, que siempre parecía ser el joven, pero acababa siendo el hombre mayor y bonachón. Él contaba el asesinato en flashbacks a Jessica y ésta le miraba diciendo: “Así no se hacen las cosas”. Entonces intentaba huir el malo, pero en ese momento se abría la puerta del salón y aparecía el sheriff, que había estado escuchándolo todo desde el otro lado.

Bien, Phineas y Ferb es algo parecido. Al principio, los padres de los chicos protagonistas hacen, organizan o ven la tele, lo cual da ideas a Phineas y su hermanastro Ferb a realizar algo ese día. Es el momento en el que Phineas el charlatán dice: “Ferb, ya sé lo que vamos a hacer hoy”. Suele ser una obra de ingeniería gigante, tal como una montaña rusa, un ascensor a la luna o una playa, todo sin salir del jardín. Esto molesta a Candance, la hermana mayor adolescente de Phineas, que siempre ve cómo sus dos hermanitos impiden en su intento de ligarse a Jeremy. Ella intentará que su madre (que se ha ido de casa, siempre lo hace) se entere de los planes de sus hermanos. Por lo tanto, hará todo lo posible por pillarlos con las manos en la masa. Llegamos al punto en el que cualquier personaje de la serie (salvo Ferb) pregunta al aire: “¿Dónde está Perry?”. Perry resulta ser un agente secreto conocido como Agente Pi. Y también es un ornitorrinco. Cuando alguien lanza esta pregunta al aire, el ornitorrinco bobalicón aparece en otro lugar de la casa o pueblo con aspecto inteligente y un sombrero (algo importante, no se puede ser agente sin un sombrero) y, tras una estrambótica entrada en la base principal recibe el encargo de detener al pérfido Doctor Doofenshmirtz, cuyos planes maléficos varían en cada capítulo, y las motivaciones del malvado doctor también. En el momento de la pelea entre el Agente Pi y el Doctor acaban por hacer desaparecer aquello que Phineas y Ferb han construido, en el momento justo en el que han terminado de usarlo y antes de que la madre de los chicos llegue con Candance para pillarlos. La madre toma por tonta a la adolescente y normalmente es Phineas el que dice: “¡Oh, aquí está Perry”, justo cuando aparece el ornitorrinco de nuevo con su aspecto bobalicón. Ferb dice una frase tan culta como fuera de contexto y se acaba el capítulo.

Son todos así, a grandes rasgos. Y a pesar de ello, puedes ver capítulos dos horas seguidas sin aburrirte. Su sentido del humor es absurdo a la par que magnífico. No sé si un niño puede entender todos los chistes, pero si no sabes que ver con tu hijo, esto te gustará tanto a ti como a él. Es divertido, gracioso y lleno de gags. Y disparatado, no le busques sentido, no lo tiene.

Digamos que no es una película de grandes pretensiones. Creo que el punto fuerte de la película radica en los actores. Josh Hutcherson es un actor impresionante, por su sutileza interpretando, capaz de transmitir cualquier sentimiento sin excederse como otros actores más histriónicos.

El film tiene otro punto bueno. Describe una historia de amor entre dos niños de once años. Lo bueno es que se cumplen las fases del amor de forma inocente, pero con los pasos bien definidos. Creo que es una película que entretiene, que está bien ver, pero que no debemos ver con más pretensiones de las que tiene: entretener.

Hay que tener las cosas muy claras para votar un 10. Creo que en este caso, el 10 es escaso. Dicen que todos los amantes al cine han de tener en DVD tres trilogías. Lo decían cuando aún no habían salido y vino el regocijo de todos cuando las sacaron. Éstas eran “Indiana Jones”, “Star Wars” y “Regreso al futuro”. Yo me permitiría añadir “El Padrino”. Esto lo digo porque en cuanto lo oí, me dije a mí mismo que había dos series de televisión que debía comprar en cuanto saliesen a la venta: “Los caballeros del zodiaco” y “La Pantera Rosa”.

Para comprender mejor el mito, diré que la serie nació a raíz de la película. Querían hacer los títulos de crédito de la película de Blake Edwards de forma animada. Como no había diálogo, le dieron la expresividad de Buster Keaton, los andares de Cary Grant y el estilo de James Dean. Esta mezcla explosiva dio origen al animal, que al unírsele la banda sonora, ofrecen algo redondo. A pesar de contar con Peter Sellers como inspector Clouseau, papel que la mayoría de actores le hubiera gustado interpretar según declararon en una encuesta, el diario The Times se atrevió a decir que la secuencia de créditos era mejor que la misma película.

De ahí hicieron la serie de animación, empezando con un corto que ganó un Oscar de la academia. Se le uniría una segunda nominación. Fue el primer estudio de animación que ganó un Oscar en su primera obra. De ahí al mito.

La serie es de humor visual. Me gusta reseñar esto porque normalmente parece que hacen falta ácidos diálogos para hacer chistes. En los años que duró la creación de la pantera rosa hubieron únicamente dos capítulos en los que aparecieron diálogos. Por este humor visual y universal, la serie tuvo fama internacional enseguida. Y por ese mismo motivo, hoy en día sigue teniendo vigencia.

Original, humorística, sin necesidad de chistes actuales, vigente… se le pueden poner muchos apelativos a la serie. Realmente, recomendada.

La única pega que se le puede poner es que los títulos, que siempre tienen la palabra “rosa” incluida, en ocasiones hacen juegos de palabras en inglés, por lo que al traducirlos se pierda el chiste.

Si no la has visto, realmente te pierdes algo muy grande… en rosa.

A ver, lo primero que debemos pensar al ver una película es qué es lo que vamos a ver. Es absurdo, ridículo, terminar de ver “Indiana Jones” o cualquier “James Bond” y decir la frase: “Menuda fantasmada”. Cuando vemos “Este chico es un demonio 2”, no debemos pensar que vamos a ver un gran peliculón. Es simplemente una película de entretenimiento. No debemos pensar en ver once oscars. Es una película infantil, para niños, gamberra y entretenida.

Hay que hacer mención especial para los actores. Como en la primera, se mantienen los principales como John Ritter, Michael Oliver y Jack Warden, aunque se suman unos nuevos. Los dos pequeños, Junior y Trixie, interpretan los papeles con una pasmosa naturalidad. Hay que pensar que Michael Oliver tendría unos nueve años cuando hizo esta película (y seis o siete cuando hizo la primera, lo que es aún más impresionante). De Ritter prefiero no hablar, un gran actor para este tipo de papeles, de padre simpático.

Los personajes son estereotipos bien resueltos, y el guión es gracioso.

En definitiva, es una película que vi cuando era niño una veintena de veces y siempre me encantó. Y ahora, al verla de mayor, me ha gustado igual, me ha entretenido y divertido, que es el objetivo que busca. Para pasar el rato es perfecta.