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España España · Madrid
Críticas de kikujiro
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Críticas 78
Críticas ordenadas por utilidad
7
16 de julio de 2006
122 de 132 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una cosa teníamos segura antes de ver este nuevo Batman. No podía ser peor que aquel "Batman & Robin" dirigido por Schumacher, hace 8 años ya. Una infame película, en la que no quedaba ni rastro del espíritu del hombre murciélago.

Aquella patochada provocó el definitivo enterramiento de la saga, y Schumacher tuvo que abandonar el proyecto de la quinta entrega. No quedaba otra opción que empezar de nuevo. Tras varias tentativas fue Christopher Nolan (que tiene en su haber esa joya llamada Memento) el encargado de explicar los orígenes de Batman.

Y, precisamente, es el proceso de conversión del hombre en el héroe lo más atractivo de este acercamiento al comic. Nolan dota a toda la película de un realismo inusitado en este tipo de producciones. Bruce Wayne no tiene ningún poder sobrehumano, solamente utiliza sus propias habilidades, combinadas con diversos artilugios tipo gadgets a lo James Bond. Un realismo que también se hace notar en el retrato de Gotham, frente al gótico diseño de las películas de Burton, en "Batman Begins" se opta por una ciudad sucia y decadente, en la que la miseria y la delincuencia afloran por cualquier esquina.

Magnífico trabajo de Crhistian Bale, que compone el mejor Batman hasta la fecha (secundado por el mejor Alfred, encarnado por Michale Caine). Bale refleja a la perfección la lucha interna de su personaje, que se debate entre la venganza y la justicia. Es de agradecer las múltiples dimensiones que nos ofrecen héroes y villanos (por cierto, unos villanos de muchísima altura, de lo mejorcito que hemos visto en mucho tiempo, sin ninguna clase de histrionismo y perfectamente lógicos en su comportamiento). El bien y el mal no son dos conceptos inmutables y contrapuestos, si no que están separados por una delgada línea, complicada de identificar en ocasiones.

La película, claro está, también tiene su secuencias de acción, peleas espectaculares, persecuciones increíbles, su historia de amor... todo lo que el gran público espera de un producto de este tipo. No es que estén mal rodados, pero todos estos momentos más convencionales interesan mucho menos que todo lo que se nos ha contado durante el primer tramo del filme. El entrenamiento de Batman, su lucha interior, sus traumas, todo eso es lo que hace que este trabajo pase de ser un simple producto de masas, a algo importante. Lo que viene después no está mal, pero lo verdaderamente interesante ya lo hemos visto al principio.
kikujiro
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7
12 de febrero de 2006
57 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo decir, en principio, que a mí la Coixet que me emocionó y me conmocionó fue la de "Cosas que nunca te dije", su película más auténtica. La que más me llegó. No participo del éxtasis colectivo que provoca "Mi vida sin mí" (aunque me parece una buena película). "La vida secreta de las palabras" sigue la senda de esta última. Una historia demoledora, un drama tristísimo, pero que no renuncia al optimismo. Más bien, al contrario, es el gran eje sobre el que se sustenta el filme (como también pasaba en su anterior trabajo). Tampoco acaba de llegarme esta última, aunque no sé muy bien por qué. Quizá note una excesiva artificiosidad, quizá se note en demasía la preocupación de la directora por emocionar.

Dicho esto, es innegable la capacidad que tiene Isabel Coixet para contar historias en las que los sentimientos están a flor de piel, historias en las que los silencios tienen una importancia determinante, historias en la que se nos muestra toda la grandeza del ser humano (aunque siempre enmarcadas en situaciones dramáticas).

Es esta una película pausada, en la que la autora se toma su tiempo para ir mostrando los sentimientos de los dos protagonistas, como va creciendo la relación que hay entre ellos, como se van abriendo al mundo... especialmente, una Sarah Polley sobre la que recae el peso de la película. La actriz hace un trabajo descomunal, siendo capaz de captar todos los matices de su personaje, al que es capaz de llevar en volandas en este tremendo viaje interior que supone su estancia en la plataforma petrolífera. Bien secundada por un Tim Robbins bastante correcto, Polley impregna la película con su fuerza y su contención, con sus palabras y sus silencios. Aunque también es cierto que la película se centra tanto en los dos protagonistas, que los personajes secundarios quedan algo desdibujados, mal construidos, o sin ninguna relevancia.

Una película que emocionará a muchos, que habla sobre el eterno tema de la necesidad del amor y sentirse amado, de la muerte en vida, de la resurrección, y de algún que otro tema más, que no voy a desvelar aquí. Sí, se nota demasiado que Coixet quiere emocionar, pero es que Sarah Polley lo consigue con tanta facilidad...
kikujiro
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7
6 de octubre de 2005
42 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una de esas películas que te dejan un agradable sabor de boca después de haberla visto. Entraría dentro de esa especie de subgénero que es el de amistad entre persona mayor y niño-adolescente. En este caso, el adulto es un turco (al que da vida un excelente, y recuperado para el cine, Omar Sharif), propietario de una pequeña tienda de alimentación en un barrio de París. El adolescente, es un joven judío que vive en ese mismo barrio.

Dos soledades que se unen; y que encuentran, el uno en el otro, lo que faltaba en sus vidas. Para el viejo Ibrahim, el joven se convierte en el hijo que nunca tuvo; mientras que éste ve en el anciano la figura paterna que no tiene (que sí existe, pero que no ejerce como tal). Asistimos, pues, a un fructífero intercambio entres dos generaciones y dos culturas totalmente distintas. Un bonito encuentro, en el que la sabiduría y tranquilidad del uno se complementan con las ganas de vivir y de aprender del otro; y que se acaba convirtiendo en una profunda relación de cariño y respeto.

Pero hay más. Que el protagonista sea un adolescente, da pie para que el director también se centre en el descubrimiento de la vida, ese viaje iniciático que tantas veces hemos visto en la gran pantalla. El sexo, el amor, la amistad o las dificultades de convertirse en adulto van apareciendo ante el joven protagonista de manera casi simultánea.

Con todos estos ingredientes, muy bien llevados por director y actores, resulta muy sencillo que los minutos transcurran mientras el espectador disfruta de momentos muy emotivos y entrañables; en una película que, además, nos muestra la relación paterno-filial entre un musulmán y un judío.

Lo que ocurre es que tanta amabilidad y azúcar puede llegar a resultar empalagoso. Aunque también es cierto que es a lo que juega la película (y lo hace muy bien, por cierto). Si a esto le unimos lo poco novedoso de la propuesta y una última media hora un tanto desconcertante y, que no funciona tan bien como el resto; hacen que el film se quede en una buena película, sin más.

Eso sí, a pesar de sus defectos; la primera hora es tan deliciosa, está tan bien contada y tan bien interpretada; que merece la pena verla.
kikujiro
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4
12 de octubre de 2007
40 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
La única baza posible que podía tener esta versión era hacer algo que se diferenciara de forma notable de su predecesora. Y el lavado de cara es evidente. Empezando por el decorado en el que se desarrolla la acción, culmen de la modernidad. Una sofisticación en la dirección artística que se extiende a la puesta en escena. Branagh se preocupa en exceso por hacer una detallada y minuciosa composición de planos, pero se olvida de dar una firme consistencia a sus personajes. Con especial incidencia, en el joven que interpreta Jude Law. Cuando le toca jugar el papel de víctima, muestra una ingenuidad y una inocencia digna de un párvulo. Pero es que tampoco Law ayuda a otorgar algo de credibilidad a su personaje, con una desaforada actuación a la hora de ponerse en el papel de verdugo. Excesivo hasta el límite de lo soportable, su creación se encuentra a años luz de la que nos regaló, precisamente Caine, hace 35 años.

Un Michael Caine que, ahora, se pone en la piel del novelista millonario y despechado. Sin duda, era uno de los grandes alicientes de este proyecto: la curiosidad de verlo en el rol opuesto. Tirando de oficio, consigue que el papel no se le vaya de las manos (como se le va a su compañero), aunque tampoco la evolución psicológica de su personaje queda bien dibujada. No olvidemos que esta adaptación cuenta con 50 minutos menos de metraje, lo que puede explicar la excesiva simplificación y la falta de cohesión de todo el trabajo.

Un aspecto interesante que marca también la diferencia entre ambas versiones, es el hecho de que la actual haga especial hincapié en el componente homosexual. Los tiempos han cambiado, y la tensión sexual se hace explícita, lo que no quiere decir que resulte más interesante; ya que el resultado es un tanto deslavazado, entre el histrionismo de Jude Law y la escasa solidez del guión. La lucha de clases, el duelo de ingenios o la disputa psicológica fueron ya tratados de forma magistral por Mankiewicz. Una maestría de la que carece Kenneth Branagh.

A pesar de su elegante dirección, la propuesta termina siendo fallida. El resultado es una película que, por momentos; resulta fría, distante y carente de alma. El material es potente, y las posibilidades son muy estimulantes. Pero las reseñadas frialdad y brevedad, provocan que el espectador no consiga entrar del todo en el macabro juego, ni identificar de forma razonable los motivos o las reacciones de sus participantes.
kikujiro
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8
6 de agosto de 2007
37 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para su primera incursión en el cine, el debutante Ivan Vyrypaev (prestigioso dramaturgo ruso) ha elegido como escenario la impresionante estepa rusa. Pero el paisaje se convierte en mucho más que un simple marco donde desarrollar la acción. Los personajes actúan profundamente marcados por la vastedad que los rodea, y por el aislamiento al que se ven abocados. Entre ellos, Vera (arrebatadora Polina Agureyeva), una mujer atrapada en la inmensidad, y que notamos minúscula e insignificante. Casada, con una niña, y sin más compañía que su familia, y una pareja de ancianos vecinos. Alrededor sólo una enorme extensión de tierra. Pero surge la pequeña chispa que hará cambiar su vida. Una chispa encendida por Pavel, al que conoció en una boda (sólo mediante miradas), y que se aferra a Vera como su única oportunidad para escapar de su (intuimos) opresiva vida.

La historia de amor que se desencadena es apasionante y apasionada. Algo incontrolable, espontáneo, irracional... Dos personas que no han sentido en su vida nada remotamente parecido a lo que están viviendo. Por supuesto, no tienen ni idea de cómo enfrentarse a ello. La única opción es seguir sus instintos, moverse por impulsos, empujados hacia el abismo por la perentoria necesidad de escapar, de amar, de sentir, de estar vivos. Arrastrados a una huida hacia delante, mágica y trágica, a la vez.

(sigue abajo, sin spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
kikujiro
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