Si lo que uno busca es rigor histórico, ésta no es la serie. Para eso están los documentales. Si lo que se pretende encontrar son efectos especiales realistas y depurados, ésta tampoco es la serie. Para eso están James Cameron o Lucasfilm. Esto, señores, es un canto a la serie B de toda la vida, con su maquillaje excesivo, sus pelucones, sus prótesis y máscaras de silicona, su sangre falsa, sus efectos y vestuario de baratillo y todo eso.
Pura factoría Raimi, que tiene más que ver con La leyenda del Buscador, Hércules: los viajes legendarios e incluso con El ejército de las tinieblas que con Gladiator o El Señor de los Anillos.

Fue una serie de culto en los 90 debido, en gran medida, a su enorme difusión y merchandising: Xena se comercializó hasta los confines del universo conocido. Criticada y ensalzada a partes iguales, fue una de las primeras series familiares (si no la primera) en atreverse a plantear una pareja protagonista diferente que dejaría poso.
Lamentablemente, sólo se la recuerda por eso.

Pero tiene la refrescante virtud de ofrecer una resultona, desenfadada y algo caótica combinación de drama, comedia, acción, amor y aventuras verdaderamente entretenida con un tema principal bien definido (la redención, el perdón).

La serie se atreve con todo, desde mostrar a una combativa Xena embarazada (temporada 5) hasta jugar con todo tipo de géneros cinematográficos (western, musicales, melodrama, ciencia ficción...) Y siempre, o casi siempre, con un grandísimo sentido del humor de por medio, no en vano, resultan recurrentes las caricaturas a los propios personajes de la serie. Especialmente hilarantes, por ejemplo, los episodios "Been there, done that" o "A day in the life". Por cierto, con una cuidada traducción al español peninsular y una también cuidada banda sonora. Además, cuenta con participaciones curiosas, como Bruce Campbell, Ted Raimi, Marton Csokas o Kathryn Morris, y un sinfín de grandísimos actores frecuentes en la serie B, si uno se fija bien (le sonarán las caras). Incluso cuenta con la aguerrida Zoe Bell para los dobles. La serie tiene cantidad de referencias a otras pelis como Overboard, The Sting, y más.

En fin, que yo me lo pasé muy bien visionando las seis temporadas y creyéndomelo todo.

¿Hasta el final? Por favor.

El título original es mucho más descriptivo de lo que vamos a ver. Hasta diría que chupa de una ilustre antecesora (Thelma & Louise, 1991) en el sentido de que lleva a los personajes hasta cierto límite, los pone en una especie de "disparadero".

En fin.

Cuando eres pobre, vives en un lugar feo, te revientas a trabajar por calderilla, intentas sacar a los tuyos adelante haciendo enormes sacrificios y sigues en la mierda... pues hay que hacer algo. Radical. Es justo lo que piensan estas cuatro amigas hartas de ver que por las buenas no hay esperanza. Precisamente, éste es el ingrediente mágico que hace que empaticemos. Set it off mezcla con eficacia y buen reparto el drama, cierta crítica social y la acción con un resultado vibrante y redondo.

Si entras al trapo, igual puede ser un gustazo.

Desvencijada ópera prima del canadiense Corkle, que reproduce conceptual y visualmente el periplo de Jennifer Lawrence en la expeditiva Winter's bone (2010). Seguramente por eso no funciona: porque ya lo hemos visto antes... y mucho mejor. Lo único que podría resultar de interés es la Alison de Diana Agron, que tiene el mismo magnetismo y la misma potencia de su predecesora. Una vez más, una marginada tiene que echarle coraje en pro de la justicia con la dignidad como única arma. El lugar deprimido, los paletos y la hostilidad son creíbles pero vacuos, solo esperamos que triunfe la heroína. No basta para llenar una hora treinta y nueve minutos.

Pues sí. Una peli hecha por mujeres que va sobre mujeres y que capta bien la psique de sus protagonistas. Se puede ver a una Patricia Velásquez (The Mummy, 1999) comedida y sincera.
De desarrollo sobrio, en una hora y media casi justa muestra lo redentor y fortuito que puede ser enamorarse.
Destaca la luz de su fotografía, lo tranquilo de los exteriores, una belleza cadenciosa. Relajante y, al mismo tiempo, implacable. Es su gran acierto.

No la veáis si tenéis prisa.

En efecto, esto va de ¿qué no harías por...? Ilustra, con buen ritmo y algunos aciertos la expiral desenfrenada por la que se desliza una banda de mala muerte desde que empieza hasta que termina convertida en un monstruo de fabricar dinero. Las referencias al mal y a lo extrasensorial se refuerzan con citas literales de grandes artistas de la música, lo que aporta una sensación de que lo que esta peli cuenta podría no ser exactamente ficción. Buen truco.

Si te gusta el rock, puedes encontrarla entretenida. Retufo a los noventa, efectista y bien traída. Ni tan mal.