No hizo más falta que 7 actores y escenarios casi nulos, para filmar esta interesante producción, donde se le da una vuelta de rosca más a los viajes en el tiempo, pero esta vez, envuelto en una trama de crímenes (aunque no son "Los Cronocrímenes" de Vigalondo).
La trama es original por momentos, y mantiene entretenido. Los argumentos de científicos se han perdido, y algunas reacciones de los personajes son totalmente inverosímiles.

Termina la década de los 80, y esta serie refleja bien el espíritu de la época. La tecnología avanza invadiendo todos los ámbitos, y la trama hace un llamado a la reflexión sobre el destino de su utilización con fines perversos.
Cierta ingenuidad en el tratamiento psicológico de los personajes, hacen que estos sean muy predecibles, lo que encuadra bien en el tratamiento de Comic.
Es llamativo el empleo de pinturas murales por todos lados, que le da un estilo visual propio a la serie, que se conjuga con otros elementos estéticos de los años 50. La serie no pretende ser realista, y logra bien sus pretensiones de entretenimiento.

Sin pretender interpretar la estética visual de esta película de culto, me pregunto por la duración innecesaria de alguna escenas al comienzo de la película. Por ejemplo: hace falta tanta toma por las autopistas?
A lo que va este comentario, es a indagar por el concepto original de S.Lem sobre la mente poderosa del mar que yace sobre el planeta. Esta idea me hace acordar a la película Barbarella, estrenada 5 años antes que Solaris, donde domina una entidad comparable llamada "Matmos". Sin animo de comparar ambas producciones, dejo planteada la duda sobre la coincidencia.

Si bien el guión no sobresale por su originalidad, en este homenaje a Romeo y Julieta, el amor entre una israelí y un palestino presenta el interés adicional de poder observar la vida diaria en una cultura diferente.
Muy buenas las actuaciones, aunque la caracterización de los personajes (9 años después) es nula.

El argumento no asombra a ninguno de los seguidores de Woody Allen. Tampoco la fotografía, ni la estética en general. Todo en conjunto continua siendo un buen producto, al que estamos acostumbrados.
Lo que SI asombra, es la actuación descollante de de Blanchet, que caracteriza una millonaria venida a menos, con todas sus miserias, retratadas con una profundidad poco habitual.