Los ojos del mal (2006)

Las películas de asesinos en serie son un filón tremendamente explotado, al igual que ocurre con las de mentes perturbadas que buscan la salvación por medio de la matanza de otras personas. Sin embargo, 'See No Evil' tiene "algo" que la hace distinta a la media. Carece de ese toque "teen" de Scream o la chuchurría ambientación de "Sé lo que hicisteis el último verano", y aboga por transportarnos a un claustrofóbico y dejado hotel abandonado, todo sazonado con mucho Gore, algo que parece haberse puesto de moda tras la irrupción de Saw y Hostel en el "mercado".

La historia es completamente tópica, y su desenlace -del cual no hablaré- ridículo. Hace años, un asesino en serie dejó un rastro de cadáveres, escapando hasta nuestros días. Ahora, y con eso en teoría olvidado, el policía al que se le escapó organiza una "excursión" para reinsertar a unos jóvenes criminales en la sociedad. Les encomienda de la labor de restaurar un hotel para su apertura al público, trabajos comunitarios, vamos. Pero algo va mal. Desde las sombras y a través de los espejos, alguien les observa. Nada menos que Glen Jacobs, el luchador de la WWE que en su primera incursión cinematrográfica sólo dice dos frases. Y bueno, empieza a cargárselos a todos y a arrancarles los ojos para meterlos en formol...

El ritmo de la película es muy bueno, nunca llega a cansar, especialmente la última media hora es tremendamente bestial, con mucha adrenalina y una música muy apropiada. Desde luego Jacobs no es el villano más carismático del mundo, su interpretación se reduce a correr detrás de los jóvenes (eso de por sí ya da miedo, es una mole) y cargárselos. Los demás no actúan ni bien ni mal, lo típico de estas películas. Sorprende que el guión tenga un lugar para los personajes de raza negra, que suelen caer siempre al principio en estas pelis, y aquí no pasa así.

En general, su claustrofóbica ambientación y su brutal ritmo son excusas más que suficientes para recomendar "See No Evil" como alternativa a la cantidad de basura que sale últimamente. No estamos ante ninguna joya, ni se convertirá en película de culto, pero entretiene muchísimo y tiene muy buenos puntos, especialmente un par de impresionantes muertes que aún hoy me atormentan.

La situación no puede ser más coherente y verosimil: un solo poli se lleva a pasar un fin de semana de servicios sociales a convictos de ambos sexos, todos juntitos, a un hotel abandonado. El hotel en cuestión lleva 20 años cerrado, cuentan que por un incendio, pero por la cantidad de cucarachas y porquería que llega a haber, parece que hasta el día anterior lo usó de retrete toda la ciudad. Los personajes, lamentablemente interpretados, llegan a ser de un odioso como pocas veces se vió; el guión no es mas que un collage de viejas producciones del mismo estilo, y lo único a destacar en positivo es que a una de las chicas protagonistas, el malo le hace lo que yo quisiera poder haber hecho muchas veces en un cine (spoiler).
Bastante mala, y sin atisbos de originalidad, si no la puntúo aún más bajo es por algunas risas que provoca el asesino, pese a que no fuera esa su intención.
Tan recomendable como hacer malabares con tres avisperos.