La caja negra (2005)

Se pueden decir muchas cosas del cine francés (y una de las más acertadas es, sin duda, “pretencioso”) pero tampoco se puede poner en duda su valor para hacer un tipo de películas que nadie esperaría fuera de Hollywood. Con esto no quiero decir que todo lo que hacen sea bueno (que nadie confunda cine osado con buen cine), pero cuando les sale bien tiene su mérito y cuando les sale mal se le mira con la benevolencia del “bueno, por lo menos lo han intentado”.

Durante gran parte de su metraje, “La caja negra” tiene una atractiva estética oscura y fría, envolventemente esquizofrénica y repleta de giros que por lo general han sido trabajados y resultan coherentes. La historia está bien hilvanada y anima a quedarse a verla hasta el final para ver qué es lo que le pasa al pobre protagonisa.

Desgraciadamente, se han pasado de valientes y vanguardistas y la cagan de mala manera en uno de los giros (ver spoiler1) y de una manera aún peor en el final (ver spoiler2). ¿El resultado? Pues una historia entretenida, con sospechosas reminiscencias a "Memento" y "El número 23", pero que provoca una enorme sensación de decepción al terminar de verla. Aún así, recomendable.

Al tal Berry le debió de impactar "Memento" y, pasados los años, se paró a pensar: Me mento, no me mento… se metió, y nos regaló este batiburrillo de flashbacks aderezado con toques de “Aterriza como puedas”, “Kill Bill”, “Azul”, “Freud, pasión secreta”, “Muerte de un ciclista”, “Abre los ojos” y “Su puta madre a caballo”. Además sale José García, que es clavado a un antiguo colega de la facultad. Debe de ser por eso que le profeso cariño y manía a partes iguales. Pero no puedo con él. Congelé la imagen en varias ocasiones y me puse a meditar, a darle vueltas a mi caja negra, como dicen en la peli, para ver si le encontraba algún encanto. Pero no hubo suerte; otra vez será, Pepe.
La verdad es que la película no es tan horrible como pudiera parecer, bien es cierto que los noventa minutos escasos que dura se te hacen por momentos interminables. Pero con la mentalización adecuada puede llegar, incluso, a entretener.