arrow

Gotas que caen sobre rocas calientes (2000)

Gotas que caen sobre rocas calientes
90 min.
6,3
1.167
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Trailer (FRANCÉS con subtítulos en ESPAÑOL)
Ver 2 más
Sinopsis
Alemania, años setenta. Léopold, un cincuentón, seduce a Franz, un joven de 19 años. Franz se enamora y se va a vivir con Leopold, pero un día sucede algo sin importancia en lo que no están de acuerdo... (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Comedia Años 70 Homosexualidad Erótico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Gouttes d'eau sur pierres brûlantes
Duración
90 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Rainer Werner Fassbinder
Links
Premios
2000: Festival de Berlín: Sección oficial de largometrajes
2000: Premios César (Francia): Nominada a Mejor actor revelación.
8
El lado oscuro de los hombres
Una de las conductas que más me fascina del comportamiento humano es la absurda dependencia que tenemos de los seductores, que a pesar de que no nos hacen caso, nos humillan y disfrutan siendo crueles con nosotros, nos encantan y seguimos implorando sus minutos de la basura de amor en una actitud entre patética y compasiva. No hay nada más repugnante que mover a la caridad en las relaciones de pareja ¿acaso no podemos mandar nuestros dañinos sentimientos a la papelera de reciclaje? Nadie cambia y cuando se establecen los parámetros de una relación son definitivos.

Otro aspecto llamativo es el de la dominación. Hay personas absolutamente dependientes y necesitan tener un amo y recibir órdenes. Esa memez del libre albedrio está muy bien cuando has desarrollado cierto grado de evolución pero estos gregarios están desprovistas de orgullo y el fin último de su existencia es hacer feliz a su amo/a sin importarles su propia vida.

La tercera variante que trata la película es la búsqueda de la felicidad a través del sexo. Partiendo de la base que el sexo es una necesidad fisiológica entiendo que las personas que lo practican con fruición llegado un determinado momento necesitan ir más allá de las costumbres de apareamiento corrientes con el otro sexo y el paso siguiente no es otro que probar con los del mismo, supongo que es una evolución lógica de una sexualidad exacerbada pues el ser humano se caracteriza por la búsqueda constante de nuevas emociones, experimentar y transformarse.

El gran mérito del cine de Ozon es que nunca lluevan ranas, ni hay flashback desordenados, ni superhéroes, ni historias paralelas que no se encuentran. Su cine es de pocos personajes, real, claro, rotundo, preciso, directo. Tramas distintas pero impactantes, una sola localización y mucha profundidad en la intrincada psicología y sexualidad del ser humano.

Me encanta.
[Leer más +]
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Dies irae
Al terminar la película algo inspirador y profético sucede, imaginas cual es el resultado de esas gotas que caen, pequeñas, privadas, con sumo cuidado, sobre redondeadas y ardientes piedras. En un intento por fusionarse ambas, la gota no resiste el contacto de tan esperado encuentro, por resultar la piedra tan hiriente, determinante y fogosa. Así que como única vía de escape queda evaporarse, huir en otro estado, no sin antes gritar tan dolorosa y desesperada marcha, ese sonido chirriante que deja constancia del intento y el fracaso de una mutua unión.

Se repite una y otra vez, cada gota vertida es una batalla fugaz, donde ambos sufren las consecuencias, siendo la piedra siempre recia, siendo la gota un vaporoso espejismo de sí misma.

Encuentras aquí, en este nuevo mundo a la refinada y dura piedra, dispuesta a entregar y recibir lo que sus antojos le permitan. Lo mismo ocurre con las gotas, víctimas de sus deseos más ardientes, cada acto es una mella en los sentidos.

Un día Leopold lleva a Franz a su terreno, con sabiduría y tacto dirige la situación para que el chico de rostro inocente diga un sí a cada tentación encubierta, ganando todo el maduro hombre de raya impoluta en los pantalones. A partir de entonces, el cristal será su confesionario, la gabardina su desenfreno y la cocina, el epicentro del sometimiento.

Porque Franz se vistió de verde y no de negro. Leopold disfrutó el momento y sentenció caprichosamente los restos de una relación en la que una pequeña cosa sin importancia, una diferencia, deja los lugares comunes fuera de escena, abarcando el completo caos en ese lugar con un sofá en el que traicionarse mutuamente y una alfombra donde contactar con las promesas.

Y pasan los días y la crueldad deja de ser efímera, está siempre latente, digna presencia para ahorcar la inteligencia. Decisiones nunca acertadas, razones sin sentido, humanos parodiados por la carne y el placer, amor a las cadenas que aprietan la humildad y permiten la humillación.

Sin olvidar que aparecen en el escenario Anna y Vera, en esta incompleta desdicha, para agrandar el torbellino de la pasión que somete la realidad a un segundo plano en esta eufórica sátira de lo que podría ser el indeleble amor.

Días de ira, en los que queda para el recuerdo el expirado humo de unas gotas de agua que se traicionaron al desembocar en la superficie de una piedra caliente.
[Leer más +]
22 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre Gotas que caen sobre rocas calientes
Fichas más visitadas