Dunkerque (1958)

Producción de carácter coral dirigida por el montador, productor y futuro director de series de televisión Leslie Norman que relata la historia de la evacuación del ejército expedicionario británico de las playas de Dunquerque, durante la segunda guerra mundial, a través de varias historias paralelas que acaban por confluir en las playas de la ciudad francesa: una patrulla de soldados británicos, comandada por John Mills, buscando su unidad en una Francia plagada de alemanes, un periodista –interpretado por Bernard Lee- concernido por la terrible amenaza que se está cerniendo sobre Europa o un fabricante de hebillas -Richard Attemborough- a quien la guerra le está dando enormes beneficios pero no quiere comprometerse y al que sólo la evacuación pone ante sus ojos y los de toda Inglaterra la inminencia del horror que se cernía sobre Inglaterra y toda Europa.

Pese a su aparente modestia, la película atesora grandes cualidades. La reconstrucción del sufrimiento de los soldados británicos en las playas de Dunquerque esta magníficamente expuesto y refleja de igual modo el ambiente de desinterés que provocó en los ingleses el inicio de la guerra, pensando que Hitler se conformaría con unos cuantos territorios, cuando pocos parecen querer darse cuenta del verdadero significado de la amenaza alemana. No hay ninguna espectacularidad, sólo un buen trabajo de gran dignidad y corrección sobre todo aquello que rodeó la evacuación de los soldados británicos.

La película expone con estilo realista las andanzas de estos hombres comunes, nada excepcionales, que dudan sobre el siguiente paso a tomar. En ese sentido es magnífico el papel de John Mills como Cabo que no está muy seguro de sus decisiones y tiene que ir improvisando en un aprendizaje para salvar su vida y la de sus compañeros. La descripción de los soldados es excelente con las dosis justas de emoción, sufrimiento, empatía y dolor, sin excesos ni dramatismos superfluos. Muy buena película.

Buena película de la prestigiosa productora Ealing, especializada normalmente en la comedia, pero que aquí, en un film bélico, logra un film consistente, bien acabado, excelentemente interpretado y con un muy logrado ritmo sostenido de acción, drama, tensión y espectacularidad bélica en la última media hora.
Se podría decir que tiene dos partes, en la primera lo principal es la pequeña patrulla de seis hombres del ejército inglés, que se ha quedado rezagado de su unidad y busca desesperadamente encontrarla mientras se va topando con soldados alemanes y luchando contra ellos.
De mientras, poquito a poco, otros personajes, civiles, se nos muestran con sus miedos, temores, determinaciones, sin saber cómo confluirán, si lo hacen, las dos situaciones.
Es en la última media hora, modélica en cuanto a garra dramática, la que tiene lugar en la playa de Dunkerke, cuando todo adquiere una dimensión epopéyica. Una lucha por la subsistencia de miles de hombres ayudados por sus Ejércitos y por civiles que con sus embarcaciones de todo tipo trataron de sacarles de un infierno de balas, bombas, morteros y ametrallamientos desde aviones del ejército alemán.
Momentos como el intento y subida al fin de un gran número de soldados a un destructor y el posterior hundimiento de este, podrían y deberían figurar en los anales de la historia del cine bélico. Pero me temo que no, puesto que, no estoy seguro de ello pero, repito, no creo que ni siquiera se estrenó en las salas comerciales españolas.
Yo debo confesar que he visto este ameno y buen film puesto que mañana mismo, con un grupo de buenos amigos: Iker, Joseba y Manu, iremos a ver el Dunkerke de Christopher Nolan. Por aquello de compararlos. Pero una vez vista esta de ahora, la del año 1958, quizás porque no me esperaba gran cosa, debo confesar que me ha convencido del todo. Supongo que la nueva será bastante mejor, pero esta está muy bien y recomiendo pues su visión.

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