Sangre eterna (2002)

Dentro de uno de los festivales dedicados al cine de terror, realizado aproximadamente hace dos años, se contempló para conformar dicho evento “Sangre Eterna”, del cineasta Jorge Olguín, quien parece empeñado en dirigir películas del género de horror y que inevitablemente queda a la sombra, ante productos de mayor presupuesto de las transnacionales estadounidenses.

Sangre Eterna se argumenta en el juego inofensivo y fantasioso, de un grupo de jóvenes regidos por el azar y estrategia para sobrevivir a la adversidad y lograr ser soberanos dentro del mismo, de forma conjunta y solidaria. Lo anterior la conduce a lo interesante, pero la dirección que toma después de 30 minutos la vuelve predecible y comparable nuevamente con algunas otras de su género, tal y como ocurrió con “Ángel negro”, tambaleando en la posibilidad de recorrer nuevas opciones. El juego es efímero e insustancial, no existen elementos suficientes para una conclusión convincente.

Los efectos especiales: nada convincentes.

Segunda película de Jorge Olguín, el único director chileno dedicado exclusivamente al género del terror, y segunda vez que comete errores de principiante, y por desgracia en los años siguientes sigue cometiendo los mismos errores.

Empecemos por lo bueno, hay algunas ideas interesantes en la película, no me refiero al juego entre la realidad y la ficción –el rol de vampiros- sino a las insinuaciones sobre la influencia de la Iglesia católica en la sociedad chilena, expresadas en escenas tan irónicas como la de los curas y monjas con escopetas siendo masacrados, pero eso solo se insinúa y el director se dedica a otras cosas, como dijo otro critico por ahí, Jorge Olguín se dedica más a mostrar como de bonitos le quedaron los colmillos que a crear una obra crítica y sarcástica sobre la influencia de la religión en la sociedad chilena.

También hay imágenes e ideas buenas como lo de los vampiros que evolucionan, mutan y se vuelven cada vez mas monstruosos, hay un buen trabajo de maquillaje y efectos especiales allí, el director incluso contó una anécdota de que se encontró un día con alguien que lo saludó y el no supo de quien se trataba, era uno de los vampiros mas bestiales, el simplemente no lo reconoció al verlo cara a cara sin todo el maquillaje y prótesis encima.

¿Lo malo?, empezando por las actuaciones, en general son bastante mediocres, y eso es responsabilidad del director, quien no sabe darles instrucciones, no hay en verdad escenas buenas de terror o suspenso y las de acción son del montón. El guion es bastante simple y plano, cuando debería ser más complejo con su juego entre realidad y ficción, y al final simplemente es enredado, no logra la sutileza necesaria para lograr que la progresiva alienación de los protagonistas sea creíble e interesante.
Sumando y restando, el resultado final es negativo.