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Hokkai no Abare-Ryu (1966)

Sinopsis
Después de tres años fuera Jiro regresa al hogar paterno, sólo para descubrir que su padre ha sido asesinado y que el principal medio de vida de los lugareños, la pesca, ha caído bajo el control de la banda yakuza Ashida. (FILMAFFINITY)
Género
Acción Drama Yakuza & Triada Pesca
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Hokkai no Abare-Ryu
Duración
85 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
6
Puertos pesqueros de violencia
Todos tiemblan ante las leyes del cacique local en los puertos pesqueros, y los aldeanos están atados de pies y manos.
Alguien ha de alzarse contra esa fuerza utilizando la fuerza. Y será alguien de fuera, perteneciente a una estirpe de dragones del mar cuya ferocidad todo lo arrasará...

Vale la pena escudriñar en la temprana filmografía del maestro Fukasaku y encontrar diamantes en bruto como éste, enterrados incluso por los que se declaran fans; cierto, su cumbre fue "Batallas sin Honor ni Humanidad" (y ya tenía títulos a sus espaldas...), pero no hay que pasar por alto sus películas previas. En 1.966 lleva cinco años de carrera y cuatro sirviendo en Toei, a quienes les ha dado un éxito de taquilla gracias a "Jakoman y Tetsu", protagonizada por las estrellas Tetsuro Tanba y Ken Takakura, con quien vuelve a trabajar junto a Sonny Chiba en "Kamikaze Yaro", su primer film en color.
El encargo de "Hokkai no Abare-ryu" le llega en un momento en que aún tiene que obedecer las preferencias del estudio, acatando el libreto escrito por Susumu Saji y Fumio Konami, dos de sus habituales colaboradores futuros. El escenario y la situación se toman de los de "Jakoman y Tetsu" (si bien aquí se hace más hincapié en el poder tomado por los yakuzas): en una villa dedicada a la pesca, sus habitantes se ven acorralados y estafados por Gunpei Ashida, terrible gángster que así por las buenas ha llegado a controlar el negocio del pescado.

Como es propio de la época, y como se están promocionando muchas jóvenes estrellas en Nikkatsu y Daiei, la Toei también apuesta por ello; de ahí que el héroe sea convenientemente un muchacho, Jiro, hijo de uno de los más respetados pescadores del lugar. Tras un feroz prólogo donde ya se nos muestra la ira de los lugareños contra la locura yakuza, el anterior, recién llegado de un exilio de unos años, se encuentra con tal panorama, y su padre habiendo sido asesinado; puede que todo recuerde a "Jakoman y Tetsu", pero escudriñando en el tiempo y en el cine, las inspiraciones de esta historia son más lejanas.
De no plantearse en la época actual y en un escenario pesquero, lo que además de aportar originalidad enlaza mucho con el pasado del director (pues él mismo nació en la ya desaparecida Midorioka, villa de similares características), "Hokkai no Abare-ryu" podría pasar perfectamente por un "western" de esencia clásica. Desde "Raíces Profundas" se ha ido alimentando el cuento del forastero que llega a un pueblo y salva a los torturados habitantes de un malvado y su banda; en tierras niponas un pintoresco film de Seijun Suzuki que juega con la excentricidad del género llamado "Sandanju no Otoko", estrenado unos años antes, presenta el mismo tema.

Pero el forastero ha sido miembro de esa comunidad, y ha de pagar por la antigua desavenencia con su familia librando a todos de la ofensa de los villanos; en todo momento, Fukasaku (no se sabe si obedeciendo las directrices de la productora) se pone de parte de los trabajadores del mar, porque son los que alimentan a Japón, y propone un distanciamiento absoluto con los yakuza (en cuyas vidas profundizará mejor en el futuro). Los mafiosos de Ashida son una parodia grotesca: chillones, brutales e indignos que al final se revelan como cobardes, todos amparados bajo la escopeta de Gen, el hijo del jefe.
Este personaje, encarnado por un psicótico y detestable Hideo Murota, no sólo hace destacar las influencias del "western" sino que remite a otro también en posesión de un arma de fuego en una batalla entre bandas que sólo utilizaban espadas: el Unosuke de "Yojimbo" (otra de las inspiraciones). El carácter furioso e impulsivo del film es el mismo que el de sus jóvenes protagonistas, de ahí que muchas decisiones no sean las acertadas: sin duda hubiera sido mejor idea aliarse a la banda de Ashida y destrozarla desde su interior; Jiro, presa de su cólera, decide actuar por su cuenta y arrambla con ellos a poco de empezar la historia (con las conocidas consecuencias...).

Porque aunque se exalte el coraje de los hijos y los jóvenes, sobre todo se busca la idea de una comunidad, débil si sus miembros están separados, fuerte si están unidos, y casualidades del argumento (no tan casualidad después de todo...) será el forastero, el que había renegado de ese mundo y ese modo de vida, el que asuma el papel de fermento de dicha comunidad (la tradición) quebrada por las fuerzas externas (la modernidad). También, como de costumbre en estas historias, el héroe puede contar con la ayuda de uno del clan rival (Go), no obstante al compartir éste un pasado con los aldeanos se sigue manteniendo la distancia con los yakuza en lo personal.
Fukasaku es seco y directo, aunque todavía no está esa cámara avasalladora para captar imágenes que nos asalten las retinas; pulula cierto negro clasicismo, pero deseando evitar trillados detalles (como un posible romance con la chica del pueblo o un enfrentamiento cara a cara entre el héroe y el hijo del jefe, lo cual se habría agradecido...). En el plantel más joven destacan los vitales y nerviosos Jiro Okazaki, Joji Takagi en un papel excéntrico y "suzukiano" y un jovencísimo Hayato Tani (que todos recordaremos por combatir a Takeshi Kitano en el mítico "Takeshi's Castle" (nuestro "Humor Amarillo") ), encabezados por el carismático Tatsuo Umemiya.

Entre los veteranos tenemos las conocidas caras de Shingo Yamashiro, Toru Abe, Ken Sawaki, Toru Yuri y el gran Michitaro Mizushima, uno de los más llamativos actores de la etapa temprana de Suzuki. No muy rica a nivel técnico, pero sobresale la grasienta y terrosa fotografía de Yoshikazu Yamazawa, muy propia para los climas violentos de Fukasaku, quien, cómo no, nos regala uno de esos clímax viscerales y fieros que tanto le gustan: con los buenos y los malos desgarrándose a katanazo limpio en las aguas de la costa.
La brutalidad del cine de este hombre, al ser tan humana, llega a revolver las entrañas. No es ésta, de todas formas, una de sus obras más logradas...
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Olas de valentía.
Abusos a la orilla del mar. Western clásico de zoom y batalla. Pródigo justiciero. Pueblo y villano. Épico tormento de liberación justiciera. Caballos de madera saltando dunas de agua salada. Venganza fría de corazón ardiente.

Esta temprana ópera de Fukasaku deleita con estilo y energía. Referencia valores y los ensalza: Honor, justicia, unidad, familia, orgullo, decencia, rectitud, sacrificio, inteligencia, pasión... Dignifica a la clase obrera y ridiculiza a cobardes marionetas de la burocracia explotadora.

Un entretenimiento épico que no se acompleja de sus defectos. Sus héroes son tan cercanos como reales.
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