The Call of Cthulhu (La llamada de Cthulhu) (2005)

The Call of Cthultu es una de las historias de terror más conocidas que existen, obra de a su vez uno de los autores que más inspiradores, H.P. Lovecraft. Hartos de que su escritor preferido no contase con una adaptación digna al cine (salvo quizá Reanimator), la fundación H.P. Lovecraft Historical Society se ha sacado de la manga esta cinta dirigida por Andrew Leman. Pero no una normal, sino una película de cine mudo en pleno siglo XXI, retocada digitalmente para que parezca de los años 20, haciendo uso de una técnica que da como resultante una fotografía sublime, con una estética deudora del expresionismo alemán.

La sensación de ver una película clásica está muy bien conseguida -aunque es demasiado fluida-, con efectos especiales muy artesanales, "cutres con encanto", unas exageraciones por parte de los actores que van perfectas, ya que al no hablar, tienen que trasmitirlo todo con gestos, etcétera. Lo cierto es que Leman se ha sacado de la manga una obra muy digna a nivel cinematográfico pese a que evidentemente no está ni de lejos a la altura de las grandes películas. Ni lo intenta, claro.

Sobre la historia... buenísima. Lovecraft sabía coger una idea y exprimirla hasta conseguir un relato genial, con giros argumentales más que dignos y manteniendo la intriga en todo momento. Tras menos de 50 minutos que se pasan volando, se esconde otra película de culto, esta vez hecha por fans del escritor -de ahí su extrema fidelidad-, con pocos medios pero mucho corazón. Seguramente mucha gente la odiará... y con razón, supongo. Por mi parte, la recomiendo. Luego ya te toca decidir en qué bando te colocas.

Algunos fragmentos que el autor de esta crítica pudo obtener del blasfemo Necronomicón durante su investigación en la biblioteca de la Universidad de Miskatonic antes de volverse completamente loco:

… y pobre de aquel que se atreva a mostrar al gran Cthulhu como un amasijo de tentáculos hechos por CGI, porque la ira de los Primordiales acabará con él y con su simiente…

… porque está escrito en los muros de la ciudad perdida de Kadath, en lo más remoto de la blasfema Meseta de Leng, que todo horror ha de ser sugerido antes que mostrado, y que la inclusión de sangrajos, asesinos en serie y hombres malvados de forma gratuita en cualquier historia sobre los Primordiales podrá atraer la maligna atención de Aquel Que No Se Puede Nombrar, y pobres sean los que así obren…

… que el invocador ha siempre de buscar un punto de vista original para atraer a la criatura, y que sólo dejando a un lado modas y salmos estúpidos logrará hablar con Ellos. Habrá de saber éste quiénes son sus maestros y qué conjuros aullaban a las estrellas en las perdidas montañas de Dunwich, y sabiendo homenajear todo esto alcanzará la gloria entre la Gran Raza de Yith que habita en el tiempo vigilándolo todo…

… y porque guardarás de que la ira de Shub-Niggurath, la cabra de los cien cabritos, te alcance, crearás algo único, porque así como no está muerto lo que yace eternamente y con los evos extraños incluso la muerte puede morir, no es hortera todo lo que cutre parece, e incluso en blanco y negro y estilo mudo el homenaje de muerte será…

…cuando venga a exigir su sacrificio, podrás, en nombre de Aquel Que Aguarda Durmiendo, recitar el conjuro tal y como es delante del que Lo Es Todo y Todo es El. Sólo siendo fiel a la verdadera historia habrás de sobrevivir a Yog-Sothoth, el que es la puerta hacia la abominación…

Por lo que parece ser, Andrew Leman también tuvo acceso al libro escrito por el árabe loco Abdul Al-Azhred. Afortunadamente, ejecutó el conjuro según las normas. Sin embargo, y he aquí el HORRIBLE Y MALEFICO final, también pudo leer el fragmento más demoníaco de todos. Se dice que el propio Lovecraft lo leyó para escribir el original. En el spoiler.