El grito en el cielo (1998)

Me sorprende que 13 años después de su aparición, esta cinta haya caído en el olvido más absoluto; de hecho nunca ha sido editada en DVD. Era de esperar que después del éxito de "Perdona bonita..." sus directores optaran por seguir con el tono de comedia enloquecida, pero en esta ocasión los tiros van dirigidos a la telebasura, y se puede apreciar un trasfondo crítico y afilado que no anda muy lejos de lo que podemos ver cada día en la pequeña pantalla.
Una comedia divertidísima, chispeante, con intérpretes en su salsa (Nieto, Mariola, Pujalte, Balagué, Loles) ,una María Conchita Alonso un tanto perdida (no estaba en su terreno), y varios momentos antológicos (Pepón y el play back de Camilo Sesto, el kárate artístico de Malena, la explosión final de Miranda, el anuncio de Cover Total, la presentación de los frikis en el estudio de grabación, el "super pollo especial nº8"...).
Las posteriores películas de Sabroso y Ayaso fueron mejor consideradas: "Descongélate" o el intento de ir más allá de la comedia al uso, la bien intencionada pero fallida "Los años desnudos", y la muy madura y severa "La isla interior". Supongo que en su momento "El grito en el cielo" se consideró demasiado desmadrada, gritona, intrascendente y post-Almodovariana, pero creo que mereció más atención de la que tuvo. Un buen entretenimiento con varias capas claramente visibles y disfrutables. Nunca es tarde para reivindicarla.

He vuelto a encontrarme con El grito en el cielo después de muchos años, en un canal de tele a las mil de la madrugada y de verdad, me he reído como un idiota... Cargada de escenas histriónicamente cómicas, pero con toques angustiosamente crueles como el de la maravillosa yonki interpretada por Ana Torrent en uno de esos papelones que la pareja de directores se reservan para cada estreno, la peli no puede tomarse más en serio de lo que se pretende. En una época en la que la telebasura ya es sinónimo de televisión, la película, lejos de envejecer mal, gana enteros, y el dramatismo de corazones rompiéndose en un cuarto de baño, estatuas vivientes con el Ave María de fondo y enanas traumatizadas ejerciendo de peluqueras escayoladas podría contener perfectamente a un rey de España pidiendo perdón a los españoles por cazar elefantes en época de crisis en la que se suspenden oposiciones y la hambruna se extiende.
A mí, el cine de estos dos me encanta, me divierte y evade, y hace que me sienta orgulloso de referentes mariconiles de los que hacen gala.
Lo mejor: Las actrices están de miedo.
Lo peor: Que casi se podría catalogar de documental.