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Barry Lyndon (1975)

Barry Lyndon
183 min.
7,9
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Sinopsis
Adaptación de una novela del escritor inglés William Tackeray. Barry Lyndon, un joven irlandés ambicioso y sin escrúpulos, se ve obligado a emigrar a causa de un duelo. Lleva a partir de entonces una vida errante y llena de aventuras. Sin embargo, su sueño es alcanzar una elevada posición social. Y lo hace realidad al contraer un provechoso matrimonio, gracias al cual entra a formar parte de la nobleza inglesa del siglo XVIII. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Drama de época Siglo XVIII
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
Barry Lyndon
Duración
183 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de William Makepeace Thackeray
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Premios
1975: 4 Oscars: Fotografía, dirección artística, bso (adaptada), vestuario. 7 nominaciones
1975: Globos de Oro: Nominada a mejor película (Drama) y mejor director (Stanley Kubrick)
1975: Premios BAFTA: Mejor director y fotografía. 5 nom. incluyendo mejor película
1975: National Board of Review: Mejor película (ex aequo), mejor director (ex aequo)
1975: Círculo de Críticos de Nueva York: Nominada a mejor película y director
10
LA ESFERA Y LA LÍNEA
Stanley Kubrick crea un mundo cinematográfico (Europa siglo XVIII, pongamos) y para que el espectador no lo tome como simple decorado, fijándose sólo en el protagonista, le cortocircuita el tradicional mecanismo de identificación con el héroe.

La primera medida es enfriar el texto narrador, pasando a tercera persona la voz que en la novela de Thackeray está en primera.
La segunda es resaltar el carácter endeble de ese protagonista, enfriar su atractivo al mostrarlo desde un principio frágil, vacilante, desprovisto de coraje u otra virtud claramente positiva.

Kubrick no quiere que lo interesante sea el arribista de espíritu limitado sino el universo que cruzará en su indecorosa ascensión y lastimosa caída: los países europeos, sus correspondientes sociedades, sus cortes y guerras, sus códigos y tabúes, sus palacios, posadas, vestimentas y carruajes, todo lo que como una amplia totalidad el cineasta recrea con delicadeza y refinamiento de insólita profundidad.
Como en los interiores iluminados sólo por velas (luz capturada por la Zeiss 50mm F/0’7 de Alcott), por ejemplo, Kubrick está ganando nuevos territorios para el cine, y ahí es donde quiere mantener la atención emocionada del espectador, no sólo en la trayectoria lineal de Barry: en la unidad cinematográfica con que se integran música, fotografía y narración, tan completamente como en pocas obras, o acaso ninguna.
Parece difícil perfeccionar la forma en que toma Kubrick la pintura de Reynolds, Gainsborough, Constable o Watteau, y le insufla vida, dotando de espacio y movimiento a las personas, arquitectura, mobiliario y ropajes de ese cosmos…

Por eso la elección de O’Neil es acertada (vale para no-héroe), y la de Marisa Berenson también, como condesa mancillada por el advenedizo: nunca estuvo la actriz tan bella como cuando languidece en la bañera.

¿Frío Kubrick? Cierto funeral estremecedor, golpeado por la zarabanda de Händel, lo desmiente. Y las campas verdes bañadas por la melancolía de las tonadas irlandesas; o el duelo de insoportable tensión; o cualquiera de las irrupciones de Mozart, Schubert o Vivaldi, que intensifican la emoción preexistente…

La película es una bellísima esfera, de muy coherente estilo, y la vida de Barry Lyndon es sólo una de las infinitas líneas que contiene.
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441 de 473 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
¿Cine, o arte puro?
Kubrick, pero ¿qué has hecho? ¿Qué es ésto? ¿Es cine, es pintura, es literatura, es música clásica? Bueno, sólo se puede definir de dos formas: 'Barry Lyndon', y arte puro.
Jamás había visto una película así. Me da igual que la protagonice Ryan O'Neal, que admito que no es un gran actor (aunque creo que aquí aporta una perfecta sensación de fragilidad a Redmond), creo que estamos ante una de las grandes películas de la historia del cine, bastante mejor que 'Alguien voló sobre el nido del cuco', que la derrotó en los Oscar.
La fotografía es perfecta, de verdad. Con las lentes que la NASA proporcionó a Kubrick éste logró unas imágenes de una nitidez y naturalidad de luz aún no igualadas. De la banda sonora, bueno, qué podemos decir con los clásicos que la forman, sólo que están conjugadas con la imagen a la perfección. De nuevo lo has logrado, Kubrick; aunque, mejor pensado, ¿cuándo no lo has logrado?
Desde luego no es una película para cualquiera, debido a su duración (unos 180 minutos) y a su historia de corte clásico, pero si te gusta el buen cine no te la puedes perder. Quizás acabes llorando con cualquier escena, no de pena, sino de emoción, de felicidad por la obra que estás contemplando.
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260 de 309 usuarios han encontrado esta crítica útil
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