Morirás a medianoche (1986)

Entre medias del díptico "Demons", "Demonios" (1985) y "Demons II" (1986), a Lamberto Bava le dio tiempo a entregar "Morirás a medianoche". Una sabrosa aproximación a la "Rojo oscuro" (1975) de Dario Argento, juego de espejos mediante, y hasta a la "Psicosis" (1960) de Alfred Hitchcock, ducha de por medio, que resultó ser la última obra que firmaría el realizador romano bajo el pseudónimo John Old Jr.
La pareja de un policía acaba de morir brutalmente asesinada, siendo este el principal sospechoso. Pero tras la aparición de algún cadáver más días después, una criminóloga abre otra línea de investigación. Según ella, un sádico psicokiller al que ya daban por muerto ha regresado. Así desarrollo Lamberto Bava "Morirás a medianoche", un giallo de desenlace satisfactorio, para variar, que penetra en en el espectador más en frío que en caliente. Y lo hace en gran medida por sus guiños ya que, por lo demás, la obra tampoco es que descubra la rueda. Pero las referencias, son las referencias; y en esta entrevista de trabajo, bien le han valido el puesto.

Un policía que ha pillado a su esposa con otro no puede contenerse y empieza a discutir con ella. Los dos están dispuestos a matarse el uno al otro, pero el hombre se contiene.

Minutos después la mujer es acuchillada brutalmente en la ducha con un picahielos, la sangre salpica el suelo y toda la cortina mientras la fémina se muere poco a poco con cada puñalada... y a partir de ahí todo serán muertes y muertes por doquier. El comienzo podría ser todo un tributo al Hitchcock más transgresor, al de "Psicosis", especialmente, y el artífice es Lamberto Bava, quien, después de dirigir su clásico de culto de la serie "B" para adolescentes, "Demonios", y su no tan lograda secuela, decidió retornar al terreno más convencional del "giallo", donde se sentía a gusto, con esta "Morirás a Medianoche".
Aquí el italiano, a partir del guión de Sacchetti, elabora una película de suspense utilizando los recursos más típicos del género, metiéndonos en una historia que empieza con fuerza, concerniente al asesinato de una mujer de la que se culpa a su marido, quien es inocente; una premisa ligada al más clásico "thriller" de inocentes perseguidos junto al de psicópatas y maníacos. El sr. Lamberto sigue practicando el estilo inculcado por su progenitor y por todos aquellos directores dedicados al género, lo que hace que el desarrollo de los acontecimientos nos pueda traer recuerdos de otras docenas de títulos; de hecho, la forma de proceder del asesino se me hizo semejante al que aparecía en "El Destripador de New York" de Fulci, sólo que claro, sin el punto fuerte de aquél, que era su graciosa forma de hablar.

Lo malo de "Morirás a Medianoche" es que, aunque el comienzo resulta convincente, siendo únicamente una trampa del guión, la película va perdiendo fuelle a medida que avanza. De primeras parece no haber un protagonista absoluto, debatiéndose el puesto hasta cuatro personajes diferentes, los cuales, por cierto, ni resultan lo suficientemente atractivos ni creíbles: Nicola, el policía que casi mata a su mujer; Anna, la criminóloga que sólo revolotea por todas partes; Piero, un inspector susceptible, duro, un tanto incompetente y que sólo está interesado en su pipa de fumar, y Carol, la hija del anterior, que se mete en el ajo de repente...nada más y nada menos.
Mientras que el "giallo" y sus ingredientes más típicos, como la violencia, la sangre o los desnudos, parece ser la tónica del argumento, dicho género se va mezclando con el "slasher" no muy eficazmente, ya que, a eso de la media hora final, se decanta por lo segundo, llenándose todo de chicas guapas que no dejan de morir. Y tampoco ayuda para nada ese aspecto un tanto cutre que predomina en el film y que concluye con uno de esos finales típicos del "thriller" italiano cuyo objetivo es dejar al espectador con cara de idiota al recibir la tan incongruente e increíble explicación de turno del misterio, y que siempre viene de golpe.

Bava, pese a los fallos que dominan en su obra, sigue demostrando su buen manejo en el "giallo", su manera de aprovechar el atractivo de los espacios, como el maestro Argento, de jugar con las sombras, perspectivas y los "zooms" de cámara, al igual que su padre hacía, para darle un toque tenebroso a ciertos planos, y ofreciéndonos esos salvajes asesinatos que tan bien sabe filmar, centrándose mucho en el poder que ejerce el arma homicida sobre la víctima. Ese "hitchcockiano" plano del cuchillo intentando atravesar la puerta, con la luz impactando sobre él y ante la aterrorizada mirada de Mónica es uno de los mejores momentos.
En lo artístico no destaca mucho el largometraje. Los personajes son demasiado mediocres o simplemente idiotas, y las actuaciones de Valeria D'Obici, Paolo Malco, Lea Martino o Lara Wendel dejan mucho que desear, siendo la más decente la de Leonardo Treviglio, en la piel de ese Nicola, un personaje que podría haberse quedado en la trama ya que era el más carismático de todos.

Lamberto Bava detestó el resultado de la película, alegando que era un proyecto menor que realizó para la televisión pero que, por exigencia de los productores Marco Spina y Massimo Manasse, se estrenó en cines. Avergonzado, Bava cambió en los créditos su nombre por el de John Old Jr..
La verdad es que este "giallo", aparte de ser muy poco conocido, no representó el mejor esfuerzo del director, quien seis años antes estremecía incluso al curtido Dario Argento con su brutal debut "Macabro". Es simplemente entretenidillo, pero de ahí no pasa.