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Leningrado (2009)

Leningrado
110 min.
5,4
1.198
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Sinopsis
Cuando en 1941 la Alemania nazi invadió la Unión Soviética, sus tropas rápidamente sitiaron Leningrado. Los periodistas extranjeros fueron evacuados, pero una de ellos, Kate Davies pierde el avión. Sola en la ciudad, contará con la ayuda de Nina Tsvetnova, una joven idealista. Juntas lucharán no sólo por su supervivencia, sino también por la de otras personas. (FILMAFFINITY)
Género
Bélico Drama II Guerra Mundial Basado en hechos reales Supervivencia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Rusia Rusia
Título original:
Leningrad
Duración
110 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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4
Un folletín con trasfondo histórico
El cerco de Leningrado es tal vez uno de los episodios más dramáticos y menos conocidos de la Segunda Guerra Mundial, a través del mismo, el señor Hitler pretendió la destrucción de la faz de la tierra de esta ciudad y consecuentemente de sus habitantes, junto con el Holocausto fue uno de los episodios donde más civiles murieron, 1.500.000 personas durante los dos años que duró el cerco, muriendo lenta e inexorablemente de hambre.
Tenemos en consecuencia un episodio donde la realidad es más horrenda que cualquier filme.
Partiendo de esos conceptos me puse a ver la película.
Hay que aclarar que no es una película “bélica” las escenas de batalla duran escasos 5 minutos, el resto transcurre sobre como una periodista inglesa trata de sobrevivir dentro de la ciudad sitiada.
El problema mayor es la falta de solidez argumental, hay varios personajes pero las relaciones que se arman entre ellos en general son vagas y poco convincentes, asimismo aparece en la mitad del filme la intervención de la policía secreta de Stalin que no le agrega demasiado a la historia.
Es un folletín malo.
Las actuaciones son correctas, lo malo es el guión.
Quede sorprendido de ver que la película es del año 2009, la estética es propia del viejo cine soviético, pero sin el “dramatismo” en el mejor de los conceptos que tenían ciertas películas.
En fin, es un drama que no termina cuadrando adecuadamente con el trasfondo histórico.
El drama de los que murieron en Leningrado no encuentra adecuado eco a través de este filme.
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31 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El Sitio de Leningrado
Entre septiembre de 1941 y enero de 1944, la Ciudad Heroica de Leningrado padeció la peor pesadilla de su historia, desde que Pedro el Grande la fundó con su nombre original, San Petersburgo, en 1703.
Un asedio es una terrible modalidad de genocidio calculado y sistemático, en el que los invasores mantienen un cerco persistente que va estrangulando lentamente a los habitantes encerrados en una población. Los nazis lo practicaron con sádica y despiadada premeditación, porque les aportaba algunas ventajas. Por ejemplo, la de ahorrar las vidas de la mayoría de sus preciosos soldados, las cuales se habrían malgastado tontamente en batallas frontales contra el ejército soviético que defendía la ciudad, y contra los civiles. Era mucho más cómodo situarse en el perímetro y limitarse al bloqueo y a repeler las ofensivas de los debilitados soldados rusos. Además, los nazis contaban con su conocida potencia militar y su buena alimentación. También evitarían contagiarse de las epidemias que no tardarían en aparecer, al mantenerse a prudente distancia. Y expondrían al mundo el alcance de sus tácticas de guerra. El mensaje fue lanzado: No debía haber supervivientes. No se harían prisioneros ni se perdonaría la vida a nadie en el supuesto de que Leningrado se rindiera. Todo rastro de la antigua capital de Rusia debía ser eliminado. Si doblegaban una de las columnas vertebrales del país, el orgullo de aquella nación por su urbe de las Noches Blancas, del Neva y del Hermitage, que había sido levantada con grandes sacrificios para que Rusia tuviese una salida occidental al mar, se asestaría un golpe mortal a la moral nacional. Los nazis habían calculado que, si Leningrado caía, se podría considerar como un paso agigantado hacia la derrota de los comunistas soviéticos.
Dejar morir de hambre, de frío y de desesperación a los petersburgueses era un plan escalofriantemente sencillo que suponía pocas bajas en los efectivos alemanes y un duro castigo al corazón de Rusia.
Pero ni sus mayores previsiones contaron con una tenacidad a prueba de horrores. En los despachos de los altos mandos se barajaban cifras de calorías y raciones alimenticias diarias que las personas necesitan para sobrevivir y se preveía con morboso placer cómo el racionamiento iba a acosar los almacenes de suministros e iba a sumir a la gente en una hambruna espantosa. Se planeaban constantes ataques aéreos sobre el núcleo urbano, para destruir y matar todo lo que se pudiera. Se anticipaba cómo el azote de las privaciones iba a minar las fuerzas de los que eran vistos como tres millones de cucarachas. Y todas estas previsiones se materializaron. Pero el tiempo pasaba y la ciudad no se rendía.
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29 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
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