Es amor lo que busco (1937)

Comedia al estilo de las screwball-comedies (cuyo máximo exponente pudiera ser "Historias de Filadelfia") que tiene como protagonistas a un actor (Leslie Howard) y a una actriz de primer orden (Bette Davis). Son pareja y mantienen una relación duradera de amor-odio hasta el punto de lanzarse puyas en plena representación de Romeo y Julieta. La tercera en discordia es una rica heredera inocente y angelical (Olivia de Havilland), que acude al camerino de Basil Underwood (Leslie Howard) completamente cegada de amor al ver una representación.

El argumento, de Casey Robinson, está basado en la historia escrita para la pantalla "Gentleman after Midnight", de Maurice Hamline. Rodada en junio de 1937, y no estrenada en España.
Supuso un cambio en las habitualmente trágicas imágenes de sus protagonistas. Se trata de una comedia hilarante, una sátira sobre el mundo de los actores, con momentos de humor ingeniosos, con unos diálogos llenos de acidez, aunque el film sufre altibajos. Quizá habría necesitado de un director más inspirado que Archie Mayo para lograr un resultado más satisfactorio.

Lo mejor de la película son los actores y actrices que participan. Leslie Howard sale muy bien parado de su difícil rol cómico. Su interpretación de estrella vanidosa, egocéntrica y endiosada, al que le gusta flirtear, conjuga muy bien con otro carácter fuerte como Bette Davis, en una faceta también cómica, poco explotada, pero muy convincente. Las escenas entre Bette Davis y Olivia de Havilland constituyen uno de los mejores momentos del film (quizá junto a la representación de Romeo y Julieta).

Y por encima del nivel artístico del film (no es ninguna obra maestra pero tampoco es un truño galáctico), recomendaría encarecidamente a los fans de Olivia de Havilland que no se la perdieran. Quizá hablo desde mi admiración hacia esta actriz, pero es difícil no enamorarse de ella en esta película. Su dulce voz, su ingenuidad, su derroche de amor,… Increíble. Personalmente me parece una actriz que se merece un mayor reconocimiento.

Para terminar, una anécdota: cuenta Ed Sikov en su biografía de Bette Davis que según la revista Variety del 9 de junio de 1937, entre tomas de la escena de muerte de Romeo y Julieta en la que los dos actores se despellejaban, Bette cayó al foso de la orquesta y resultó herida leve. El accidente no tuvo mayores consecuencias gracias a la "espesa peluca que amortiguó el golpe".

En definitiva, agradable comedia, sobre todo por el trabajo del trío mágico de actores.

Comedia ocurrente en general cuyo argumento posee desparpajo, es divertido y encierra una suerte de guasa que poco a poco se va ganando al espectador, incluso al más recalcitrante, que termina rendido a su desenvoltura y desenfado.
El guión está elaborado con mucha habilidad y la mano del director -A. Mayo- parece un suave soplido que impele todos los recursos para que cada escena posea la intensidad necesaria.
Ofrece muchas situaciones brillantes en las que un fino sentido del humor sitúa la franja del interés en cota elevada.
Diálogos, sibilinos, mirada frívolas y un ritmo impetuoso proporcionan un dinamismo y una vitalidad que aprovecha a conciencia el elenco encabezado por L. Howard, B. Davis y O. de Havilland pero en el que también hay que destacar a un soberbio E. Blore.