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Falbalas (1945)

Falbalas
115 min.
7,2
164
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Sinopsis
Micheline llega a París para preparar su matrimonio con Daniel Rousseau. Allí se enamora del mejor amigo de su futuro marido, el diseñador de moda Philippe Clarence, conquistador impenitente que la seduce y luego la deja, aunque después descubre que está profundamente enamorado de ella. Ella debe afrontar el dilema de casarse con su responsable prometido o huir con el diseñador. (FILMAFFINITY)
Género
Romance Drama Moda Drama romántico Realismo poético francés
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Falbalas
Duración
115 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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9
El Playboy y El maniquí
Me sorprende lo poco que se habla de esta obra del gran Becker, pues me parece un trabajo extraordinario que tiene perfectamente definidas las líneas maestras del director. Un retrato poco idealizado del mundo de la moda que sobresale en primer lugar por su guión, que aporta un elaborado retrato psicológico de los personajes y unos diálogos maravillosamente escritos. Pero superando incluso a este, Becker realiza una elegantísima puesta en escena, de encuadres perfectos, soluciones ingeniosas y una utilización dramática y metafórica de los objetos ciertamente notable. Nos va contando la historia de este hombre brillante y obsesivo en el campo laboral, un genio de la moda, inteligente, ingenioso y detallista cuando le interesa, de gran éxito entre las mujeres, pero también muy exigente con sus empleados e insensible con las personas que le rodean, a las que trata como objetos (fantástica asociación de los vestidos y el maniquí con personas), pero que, paradojas de la vida, termina sufriendo del lado opuesto. Un ejercicio que versa sobre la dominación, el poder y el amor. Las interpretaciones son maravillosas, al igual que el diseño de ese micromundo de la moda. Falbalas es un trabajo magistral, poético y tremendamente romántico que perfectamente puede medirse con esos potentísimos y geniales dramas que realizó en la década de los 50 y que marcaron un hito en la abundante y brillante cinematografía francesa de su tiempo y que colocan a Becker en una posición privilegiada del séptimo arte, injustamente relegado al olvido por muchos amantes del cine que siguen desconociendo la obra de este autor genial.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Una obra maestra
Para mí estamos ante una obra maestra absoluta. Becker, como tantos otros grandes directores, no nos oculta nada, no juega con nosotros a la hora de desarrollar una historia y de hallar un final para ella. Desde el primer momento vemos que Philippe Clarence, su protagonista, yace en el suelo del jardín tras haberse precipitado al vacío desde un cuarto o quinto piso. Junto a él yace también un maniquí femenino, casi humano, vestido de novia. A su entorno se arraciman algunas de las modistillas de la firma Clarence que el protagonista dirige y para la que crea sus modelos. Cada una de ellas emite su piadoso comentario.
Recuerdo que cuando la vi por primera vez, hará ya muchos años, en una emisión veraniega de la segunda cadena de TVE (cuando era UHF) no sabía prácticamente ni quién era Jacques Becker, pero la película me deslumbró, me dejó en estado de shock. Y recuerdo que la primera impresión que tuve hacía referencia a que jamás había visto una película en que algo filmado, algo falso, en la medida en que se ha preparado y confeccionado con una finalidad artística, me diera tal sensación de verdad, de que la realidad parecía brotar de la pantalla. Para mí la justificación de esta circunstancia proviene del hecho de que Jacques Becker – al contrario de tantos y tantos otros artistas de todos los medios – sabe de qué habla y lo sabe porque su madre tenía y dirigía una casa de alta costura, es decir, había mamado lo que explica en su película. Y esto es imprescindible si se aspira a que lo que uno crea tenga consistencia y tenga verdad.
La película está rodada en pleno proceso de liberación, tras el desembarco de Normandía, y tuvo que superar enormes dificultades en su rodaje. Impresiona el vacío de las calles parisinas, el escaso número de vehículos que circula por ellas, sobre todo si se compara con cualquier película rodada tan solo unos meses después. Llama también la atención que el desarrollo de una escena, una larga escena, casi fundamental en el desarrollo de la historia, tenga lugar durante una prolongada partida de ping-pong y, al contrario, por ejemplo de lo que sucede en “Match Point”, primera aparición, fulgurante aparición, de la Johansson, donde los jugadores parecen no haber empuñado una pala en su vida, aquí, en “Falbalas” el niño es un experto jugador, pero su hermana tampoco queda oscurecida por él. Una vez más, la importancia de la verdad: los jugadores saben jugar, no aparentan saber hacerlo. Y esto para Jacques Becker es importantísimo.
Y dejamos fuera de campo la historia de la relación entre el trío de protagonistas, Philippe Clarence, Micheline Lafaurie y Daniel Rousseau y la cohorte de novias, ex –novias y demás que rodean a Philippe. Que otro la trate.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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