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El juego de Gerald (2017)

El juego de Gerald
103 min.
5,6
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Sinopsis
Jessie (Carla Gugino) y Gerald (Bruce Greenwood) son un matrimonio maduro que viaja a una remota cabaña con la esperanza de revitalizar su deteriorada relación en un sitio apartado y tranquilo. Allí Gerald propone a su mujer un juego sexual: esposarla a la cama para incrementar las sensaciones. Pero cuando éste muere de un infarto, Jessie tendrá que luchar por su supervivencia. (FILMAFFINITY)

Género
Thriller Intriga Terror Supervivencia Thriller psicológico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Gerald's Game
Duración
103 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Stephen King
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7
Las Cadenas Invisibles
El 'Bring It on Home' de Sam Cooke nos recibe.
La alegre sintonía acompaña la preparación de un matrimonio a su retiro vacacional, a primera vista una estampa idílica y nada problemática... hasta que la melodía se apaga y empezamos a ver incómodos síntomas de una latente enfermedad.
No conocemos las reglas ni los límites, y su lento descubrimiento construye una tensión difícil de contemplar, porque no hay nada más inquietante que una apariencia recubierta de normalidad.

A 'El Juego de Gerald' parecería que sólo juega una, pero en realidad están jugando más: Jessie se deja esposar al cabecero de la cama como preámbulo sexual que deriva en aprisionamiento, y a partir de eso su marido Gerald ronda las ideas preconcebidas de su matrimonio tirándolas una a una, hasta retrotraerse a una infancia de su mujer que en el fondo no deja de ser otra participante de su turbio rompecabezas.
De pronto, toda la normalidad que dejaba notar esta pareja se rasga, destapando el cadáver putrefacto que se formó debajo, y que ya estaba mucho antes de que empezaran a compartir su vida.

Evitando revelar mucho, este juego va sobre cadenas: las que nos ponemos, las que nos ponen, y las que se repiten sin que nos demos cuenta.
Jessie no puede evitarlo, huye como siempre que se le ha presentado una situación insuperable, sólo que está vez no tiene ningún lugar a donde ir, y antes de quedarse físicamente se desliza hacia los rincones más oscuros de su memoria, donde habita su padre llamándola "muñeca" y el Hombre de la Luz de Luna la observa, quizás como inquietante guardián del momento en que dejó de ser niña y tuvo que sufrir un silencio de adulta.
Cada eslabón en la cadena que le ata se lo ha forjado y puesto ella: sofocando la llamada de auxilio en su familia, buscando a un marido que se siente en el banco de su padre, y finalmente aceptando proposiciones sexuales de fin de semana para salvar su matrimonio de la única forma que ha aprendido.
Las esposas de Gerald no importan, o por lo menos son las que menos la están reteniendo en el mismo desgraciado lugar.

Acaban siendo claves momentos pequeñísimos como Jessie arreglando su pose sexy para Gerald: breves peajes fingiendo algo que no es, con el fin de acallar a esa bestia que vive con ella y se acuesta en su misma cama.
En el fondo, algo así despierta la pregunta de con quién estamos viviendo en nuestro día a día, para qué estamos actuando en realidad, y dónde desaparece la persona que hemos aceptado ser y empieza la persona que en verdad somos, con el problema de llegar a confundir ambas.
Muchas veces aceptamos convivir con monstruos sin saberlo, sólo porque nadie nos enseñó la posiblidad de crecernos ante ellos.

Jessie llegó a pensar que siempre se tendría que esconder de ese cielo rojo sangre que gobierna sus pesadillas y desvelos, eclipsando perpetuamente a una niña que se acostumbró a vivir a la sombra de sus miedos.
Y es precisamente un juego la que le muestra lo que nunca estaba viendo: que no todas las cadenas desaparecen al ser ignoradas, ni resignarse a tenerlas soluciona nada.
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48 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Netflix al rescate de Stephen King
Combinando retales de Cujo y Eclipse total (Dolores Clairbone) -puede que hasta de Cadena Perpetua (o La redención de Shawshank) con la idea de juguetear con los flashbacks y flashforwards así como en el lado de sobrevivir y penetrar en la psique de los personajes-, El juego de Gerald es la mejor adaptación de Stephen King en términos de pura tensión humana desde los tiempos de Misery.

No es sólo la estupenda tensión (y una imaginería de puro terror que puede inducir a pesadillas fácilmente), ni tampoco unas interpretaciones magistrales de Carla Gugino y Bruce Greenwood. Ni siquiera una premisa llena de suspense, con perro hambriento incluido y puntuales jirones de gore. Son los momentos -por suerte, muchos- en los cuales los diálogos y el corazón de la historia laten muy por encima de todo eso lo que la convierten en todo un pelotazo en sus propios términos.

Que esté sólo en Netflix se me antojo hasta de un tanto injusto, pues aún con una factura un tanto televisiva, está rodada y presentada con la suficiente elegancia como para ser estrenada en salas comerciales (aún teniendo una vida comercial justita). Es una gran película, una genuina sorpresa y otro paso adelante en el rejuvenecimiento actual de Stephen King en el cine. Cuánto menos se sepa, mejor. Haz caso de las críticas positivas, pues esta es una de las ocasiones en las cuales el hype es real. Debe ser vista.
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66 de 92 usuarios han encontrado esta crítica útil
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