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El mar y el tiempo (1989)

El mar y el tiempo
100 min.
6,5
640
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Escena
Sinopsis
En el Madrid de 1968, la triste vida cotidiana de una familia cuyos padres combatieron por la República se ve interrumpida por la aparición de un hermano que tuvo que exiliarse en Argentina. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Años 60
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
El mar y el tiempo
Duración
100 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Premios
1989: Premios Goya: Mejor actriz (Aparicio) y actriz sec. (Asquerino). 10 Nom.
1989: San Sebastián: Premio Especial del Jurado
8
Estudio de la decepción.
El mar, que todo lo mueve y todo lo asienta... El mar, protagonista del plano inicial y del plano final... El mar, protagonista que ha dejado a un hombre sin hogar, sin tierra, un español exiliado en Argentina que tras regresar a España, envuelto en morriña, vuelve a sentir nostalgia de tangos... Los tangos, la música... qué recuerdos! La memoria, protagonista más que ningún otro elemento de esta admirable, madura y emotiva cinta. La memoria de los que perdieron el pasado y el presente en el exilio, la memoria que pierden las madres con los años, la memoria saturada de heridas aún abiertas rescatada junto a una botella de anís... El mar, que todo lo cambia, como el tiempo...

Mucho se ha dicho de "El mar y el tiempo", de Fernando Fernán Gómez. Yo la he vuelto a ver por tercera o cuarta vez y es cierto que guardaba un recuerdo entre nostálgico y perezoso acerca de ella. Recordaba sus imágenes como algo viejo y pesado y, sin embargo, tras este tercer o cuarto visionado no me ha cabido más remedio que reafirmarme en mi absoluta devoción por esta singular, pausada, triste a ratos, divertida otros, obra del genio. La hondura que encierran sus imágenes sólo se descubre tras la atenta contemplación de las múltiples aristas que recoge el relato. "El mar y el tiempo" es un canto a la decepción, un grito desesperado para todos aquéllos que ansían un cambio, de ahí la paradoja del personaje de Jesús, un revolucionario exiliado que al volver sólo encuentra la decepción que le provoca el que todo haya cambiado.

Pero, ante todo, "El mar y el tiempo" es una película para disfrutar de los actores, porque todos ellos lo bordan (o, al menos, la mayoría). ¡Qué decir de Rafaela Aparicio, tan emocionante, tan sobrecogedora y tan divertida al mismo tiempo! O Fernán Gómez, estoico y contundente, o el naturalismo que desprende Soriano, tan enérgico, tanto casi como Emma Cohen, a la que este que escribe nunca vio tan buena actriz como aquí. Y, por supuesto, María Asquerino, la mejor borrachera vista nunca en el cine: una sola secuencia le basta para hacerse terriblemente inmortal. Entre los jóvenes destaca Aitana Sánchez-Gijón, encantadora y preciosa, y sobresale (para mal) la languidez y el agarrotamiento de Cristina Marsillach, impropias de la hija de otro grande.
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14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El regreso del exilio
Una de las mejores películas del genio pelirrojo de nuestro cine, emotiva, cercana, llena de personajes tremendamente humanos y hecha con mucho cariño, lo cual resulta evidente en toda su trama. Porque así entiendo yo el cine: el que busca la emoción, el que no aburre, ambicioso en la intensidad pero sencillo y sin pedantería. Su título poético y su excelente argumento refleja la melancolía, las experiencias que el cineasta había adquirido en su relación con los exiliados políticos cuando había viajado a Sudamérica, centrando la narración sobre el núcleo familiar de la clase media madrileña. Ganadora del Premio Especial del Jurado en San Sebastián de 1989, narra la vuelta de Jesús (José Soriano) a su patria, un exiliado en Argentina durante muchos años.

Dentro de un tono coral, la familia está compuesta por la madre (una prodigiosa Rafaela Aparicio), su hijo Eusebio (Fernán-Gomez) y hermano de Jesús, la hijas del primero, Chus y Mer y la actual pareja de Eusebio, Lupe. Las tres generaciones familiares asumen planteamientos distintos frente al recién llegado, quedando todo trastocado al recibir al exiliado en un viaje exploratorio de conocimiento de su cambiado país, en el que encuentra muchas novedades. Pero la familia que retrata el cineasta no es un grupo de triunfadores, más bien son perdedores anarquistas que no tienen la menor esperanza en que su opción política y sobre todo moral triunfe. La situación política del país en la inmoralidad del ambiente les ha afectado a ellos también. La inmoralidad ética de la España del franquismo en la que se mueve Eusebio es un caso evidente, su relación con el estraperlo y más tarde con el Opus, le proporcionaron una vida aceptable.

Otos asuntos importantes son las actitudes de los jóvenes representados por un elenco de secundarios que luego alcanzaron el éxito profesional. Cada uno con sus variopintos avatares sociales y de sentimientos. Asistimos a las impresiones que le causa a nuestro exiliado todos estos sucesos y vivencias, sus relaciones familiares truncadas por el paso del tiempo, los recuerdos que no coinciden con la realidad actual, el escepticismo de la madre ante la llegada del hijo pródigo al que ya no conoce, su dolor y amargura ante el nulo afecto materno. Una historia de idealismo y de pragmatismo a la vez, lleno de matices emocionales. De cómo los personajes son ambiguos y tienen perspectivas distintas según quien los mira. Papel destacado es el de Marcela (magistral María Asquerino), una mujer decepcionada que conserva en alcohol su amargura y ha acabado confundiendo la lucidez con el resentimiento. Tampoco desmerece el de Lupe (Emma Cohen), una mujer inmoral a la que todo sirve para ganar dinero. Película inteligente y muy recomendable.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
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