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Diario de una camarera (Memorias de una doncella) (1946)

Diario de una camarera (Memorias de una doncella)
86 min.
6,6
846
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Sinopsis
Celestine consigue trabajo como doncella en la mansión de los Lanlaire, una decadente y excéntrica familia aristocrática. Su objetivo es servirse de su belleza para seducir a un hombre rico, pero el señor Lanlaire no parece el hombre adecuado debido al férreo control que su madre ejerce sobre él con la ayuda de un extraño mayordomo. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Diary of a Chambermaid
Duración
86 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1946: National Board of Review: Mejores diez películas
También en su etapa americana Jean Renoir siguió interesándose por el tema de la clases sociales. Un ejemplo es esta adaptación de la novela de Octave Mirbeau, escrita y producida por Burgess Meredith, entonces marido de Paulette Godard. Por parte de la crítica norteamericana no obtuvo tan buenas críticas como otras películas del director francés. En 1964 Luis Buñuel volvió a adaptar la misma novela en "Le Journal d'une Femme de Chambre" -Diario de una camarera-, pero llevándola a la europa fascista de los años treinta.
[FilmAffinity]
"El maestro Renoir deja atrás el firme estilo realista (...) se mueve en Norteamérica en géneros diversos y abraza sus códigos para remodelarlos con su particular mirada. (...) apasionante, lúcido y desencantado retrato social. (...) Todo ello envuelto en una puesta en escena de inmensa elegancia."
[Diario El País]
6
De las menos lucidas y lúcidas
A pesar de lo que apunta gran parte de la crítica, "Memorias de una doncella" es una de las menos lucidas y lúcidas películas de Jean Renoir, una tragicomedia bonita de ver, con el inefable aire pictórico renoiriano, apariencia teatral también, en muchos casos. Pero no brilla. Una pista: el guión lo coescribió el aquí también actor y productor Burguess Meredith. Es mejor, sin ser memorable, la versión de Buñuel: "Diario de una camarera".
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9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
UNA TOMADURA DE PELO
No entiendo el bombo y platillo que se le da a las películas de Renoir. El parisino fue un director normalito que incurrió además, en algunas de sus películas -curiosamente las aclamadas por los críticos como obras maestras- en una falta gravísima para el cine y, sobre todo, para el espectador: el aburrimiento. En esto del cine, ya te pueden hablar maravillas de la fotografía, de los juegos de luces y sombras, de la puesta en escena, del tratamiento de los personajes, etc, etc, etc... Cuando la película es un rollo, es un rollo y punto.
"Diario de una camarera" cuenta la historia de Celestine. Es una atractiva doncella que entrará a trabajar en la casa de los Lanlaire. Pronto su belleza y simpatía causarán furor, y los hombres de la casa y alrededores comenzarán a cortejarla cada uno a su manera.
La película, que apunta buenas maneras en sus primeros minutos, se convierte enseguida en un espectáculo grotesco y sin sentido. Personajes ridículos diciendo y haciendo tonterías, aunque realmente no son tonterías, son auténticas chorradas. Un argumento muy poco consistente, ritmo narrativo desigual y, sobre todo, un proceso de transición inexistente, entre lo cómico y lo trágico; en una casa se rien, en esa casa asesinan, en una calle festejan, en la misma calle enloquecen; y entre una acción y la otra apenas un par de minutos, o menos.
Mención aparte merece Paulette Goddard. Su interpretación es extraordinaria. Ella 'es' la película, de hecho casi la salva y todo. No, no tenía que ser fácil meterse en la piel de una persona como Celestine. Bueno, meterse en la piel puede que sí fuera fácil, pero interpretarla con esa gracia, esa naturalidad y esa gestualidad única y exclusivamente del rostro (en especial los ojos) sin caer en la tentación del histrionismo barato y del amaneramiento, nos puede dar una idea de lo excelente actriz que fue Paulette Goddard.
Al que habría que mencionar aparte, pero que muy aparte, es a Burgess Meredith. No contento con ofrecernos una actuación deplorable y absolutamente ridícula, participa también como productor de la película y guionista. Seguramente anticipando el 'mazazo' que le iba a dar al cine un año después con su patética "El hombre de la torre Eiffel", en la que no sacaba partido ni del mismísimo Charles Laughton.
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15 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
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