Señales de amor (2001)

¡Aaaaaasuuuuuucar! como diría Celia Gámez.
Pues hala, ve preparado para ver esta película tan edulcorante. Si no, mejor déjala para otro momento. Naturalmente ni se te ocurra verla con amigotes. O sólo o con la novia/pareja/mujer/loquesea. Si eres mujer puedes ir en grupo sí, que os va a gustar.

Lo confieso, a mi también me ha gustado. Es un caramelito de esos que lo degustas, dulzón sí, y rápidamente lo tragas. Vamos, un sugus. Dura poco, lo que es de agradecer. Cuando la acabes ve a desengrasar la moto, a cortar cesped o a conducir con una sóla mano al volante.

¿Es creible el argumento? Pues no por exagerado, pero las golosinas y demás chucherías también son un poco artificiales ¿no? Y que carajo, este género de cine tiene derecho a hacernos soñar.

Lo peor es el título. ¿Alguién lo ha dicho bien a la primera?

Se despide de ustedes,
Machoman Gilbert

Cuando uno se dispone a ver una comedia romántica americana, exige como mucho estar distraído durante un rato y que lo que se cuente no ofenda la inteligencia del espectador. Sabiendo que no son muchas las películas que lo consiguen y que aquí lo expuesto se cumple con creces, Serendipity supone una obra más que digna dentro de su género.

Si bien el mecanismo por el que se avanza hasta llegar al cantado desenlace resulta obvio y no supone una gran novedad, éste se desarrolla de forma ágil sin que el espectador apenas perciba lo que en otras manos resultaría totalmente estúpido. A esto ayudan las interpretaciones de la pareja protagonista, más que solventes a pesar de que ni John Cusack ni Kate Beckinsale hagan el papel de su carrera, como cabe esperar.


Muy recomendable para pasar una agradable hora y media que se pasa en un suspiro, la única razón posible para poner a parir esta película es que Kate no enseña las tetas.

Y, qué coño, es bonita.