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Kiseki (Milagro) (2011)

Kiseki (Milagro)
125 min.
6,8
1.995
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Trailer (JAPONÉS con subtítulos en ESPAÑOL)
Sinopsis
El dúo cómico infantil Maeda Maeda lo componen dos niños que viven separados porque sus padres están divorciados: uno vive con su madre en Fukuoka, y el otro con el padre en Kagoshima. Los dos sueñan con la reconciliación de sus progenitores. Cuando conocen la noticia de la inauguración de una línea de tren que unirá ambas ciudades, se aferran a una superstición, según la cual cuando los primeros trenes se crucen, ocurrirá un milagro. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Comedia Familia Infancia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Kiseki (I Wish)
Duración
125 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2011: Festival de San Sebastián: Mejor guión y premio SIGNIS
6
Dos hermanos
Hirokazu Koreeda es sin duda alguna uno de los grandes nombres propios del cine japonés reciente, un cineasta reputado que se ha paseado por los festivales más importantes del globo (obteniendo además premios en ellos, como el León de Plata con su debut en Venecia) y que a pesar de su corta carrera ya ha ofrecido obras mayores que le acreditan como una apuesta prácticamente segura. En esta ocasión ha dirigido "Kiseki" (Milagro), película protagonizada por el dúo cómico japonés "Maeda Maeda" formado por dos hermanos y que compite este año en la sección oficial del festival de San Sebastián. Con un tono mucho más amable que el resto de su cine (incluso más que "Hane", que ya era bastante ligera), lo que encontramos aqui no es tanto una exploración sobre el mundo de la infancia sino una pequeña aventura con elementos de cine familiar que se destapa como la película más insustancial de su director a pesar de tener algún momento bien llevado.

Reduciéndola, dejándola en una simple idea, poniéndole una etiqueta, podríamos hablar de "Kiseki" como una película de Disney Channel a la que le han extirpado las canciones (no así la intrusiva música en algún momento). A cambio ganamos una buena dirección del japonés y un grupo de actores que funciona casi en todo momento, a pesar de la estridencia de alguno de los niños. No lo hacen mal, ni ellos ni los mayores, aunque tampoco podamos hablar de grandes papeles ni nada similar. Tampoco se busca pues como se ha dicho, no deja de ser una película familiar dirigida a todos los públicos, que eso sí tiene algún problema de ritmo (dura más de dos horas y cuenta una anécdota), amable, sencilla, pero rara vez emocionante. La historia de dos niños de padres separados que deciden pedir un deseo (cada uno tiene uno, aunque el que les lleva a tomar la decisión es el "estar juntos") funcionaría mucho mejor en otro formato, con menos duración, un poco más de introspección en sus vidas y menos relleno que no lleva a nada. "Kiseki" no es una mala película pero a su realizador hay que exigirle más. Correcta pero insustancial; para pasar el rato.
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19 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Poesia sin hilos
Hay películas nos conmueven por motivos que desconocemos. De hecho, una de las frases más usadas por cineastas y maestros del cine es “no existe la fórmula definitiva”. Por supuesto, esto no impide que sí existan ciertos métodos, teorías e incluso pequeñas fórmulas para facilitar el entendimiento e incluso garantizar cierto entretenimiento. Pero rara vez podremos hablar de métodos universales.

Uno de los mayores hechizos del cine reside en su flexibilidad. Ciertas fórmulas pueden desagradarnos profundamente en ocasiones y hacernos llorar de emoción en otras.
Pero paradójicamente, en la mayoría de las grandes obras el mismo autor desconoce el secreto de su logro (véase como ejemplo la respuesta que Raymond Chandler dio a Howard Hawks cuando éste le preguntó cómo funcionaban los incontables giros de su novela: “no tengo ni idea.”).

Vaya por delante, es cierto que Hirokazu Koreeda es un excelente director de actores que domina la planificación. Es cierto también que conoce el secreto de los encuadres y que descubre en cada plano el rincón adecuado donde colocar la cámara para proporcionarnos el mejor punto de vista. Es cierto incluso que Koreeda posee un don para dar a sus filmes el tempo perfecto, sin el cual estos carecerían de encanto.
Pero a decir verdad, no creo que exista explicación alguna sobre porqué su cine posee tal magia, como tampoco creo poder explicar en palabras que su última película me conmoviera tan profundamente.

Kiseki es una película sencilla y profunda. Logra plantear situaciones familiares complejas sin caer en el almibarado ni tampoco en el catastrofismo. Para Koreeda la infancia puede ser hermosa a pesar de contar con un padre irresponsable o una madre que cuestione nuestros sueños. La infancia, de hecho, es algo abstracto que solo los niños ven; algo capaz de traer, a modo de antídoto, magia y fantasía en las situaciones tristes. También es el motor de la diversión y de las aventuras, que funciona a modo de enlace irrompible entre los dos protagonistas combatiendo la distancia que los separa.

Podemos encontrar explicaciones estructurales y estilísticas que nos ayuden a descifrar parte del encanto de Kiseki, pero lo mejor de la película es su facilidad para convertirnos en parte de la historia, algo que hace de una forma casi imposible de describir. No existe formula alguna para conseguir la poesía que rodea el cine de Koreeda, ni tampoco existen palabras para expressar porqué Kiseki fue capaz de convertirse en una de estas películas que cada vez más me cuestan encontrar: una de aquellas que, sin explicaciones complejas, llega al corazón con facilidad pero de forma profunda.
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15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
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