El aquelarre (1988)

¡Que nadie se crea el cuento de la inferioridad femenina! ¿Qué otro ser es capaz de dejarnos hondamente enamorados u obsesionados solamente con su magnética presencia?... ¿Habéis visto seres más capaces de causar, sin proponérselo, un enfrentamiento entre dos hombres interesados en ella, o lograr una sabia reconciliación en su familia?... ¿Quién más, sino ella, es capaz de seguir trabajando enferma cuando la empresa o sus hijos la reclaman? ¿Quién, más que una mujer, sabe de ternura, respeto, colaboración, orden y belleza?... y ¿Quién más puede asegurar la permanencia de la humanidad sino es ella quien dispone de su maravilloso vientre? Sí, la mujer es distinta al hombre, pero ¡jamás inferior!

Interrelacionando el drama de la brujería (con la Inquisición a bordo para cometer sus desmanes), con el embrujo: esa capacidad -especialmente femenina- de producir fascinación al punto de animarnos a dejar todo por ellas, el director Marco Bellocchio (con la colaboración en el guion de Francesca Peroni), forja una trama colmada de apuntes religiosos para demostrar de nuevo que, en toda historia de amor, Dios y el diablo, siempre entran en el juego.

Las cosas comienzan con el título original: “La Visione del Sabba”, hace referencia al sábado (sabbath o sabbat, en hebreo) que significa: descanso, y que, en la biblia, se asume como, el día festivo para dedicar a Dios (Éxodo 20,8). En el filme podría ser la visión (o visiones) que, en un día especial, tiene, Davide, el joven psiquiatra que, desde el momento en que se ocupa de la singular y muy especial muchacha llamada Maddalena, se muestra obsesionado… aún en presencia de su linda esposa, Cristina. Aquí, puede advertirse que sus nombres son de origen bíblico: Davide (David): el querido, el amado. Cristina: de Cristo, la que perdona y comprende, y también la sacrificada; y Maddalena (Magdalena): la torre de Dios; asociable a María de Magdala, la pecadora a quien Jesús redime tras expulsarle 7 demonios.

En el filme, Maddalena, revela, ante un médico de la inquisición que la examina, que tiene características como las que se atribuían a las brujas (insensibilidad corporal, no sangrado ante las heridas…) y pronto la veremos, en tiempos recientes, junto a uno de los médicos forenses, Davide (ahora un psiquiatra), quien estuvo durante la sesión de análisis de la Inquisición. Esto podría ser relativo a la reencarnación, en el caso del joven, y “simplemente” a la permanencia en el tiempo -como una no-muerta, en el caso de ella- capaz de vivir desde 1630 hasta nuestros días (357 años hasta la fecha en que transcurre la historia, según ella misma explica).

Al margen de estos y otros apuntes religiosos y esotéricos, lo más relevante en la historia -a mi parecer- es la manera como, Maddalena, con su liberalidad, su rara inteligencia y su extraño magnetismo, termina envolviendo al joven psiquiatra hasta someterlo a un estado de fascinación y apego indomeñable. Se nos revela, así, el poder de la mujer en las más variadas instancias -ante un jurado, ante un profesional… o ante los verdugos de la absurdamente llamada, Santa Inquisición-.

<<EL AQUELARRE>>, nos tienta también a nosotros con el más escaso pudor, y uno siente que ser víctima del pecado es humano, demasiado humano… sobre todo, cuando quien sirve de tentación es una hermosa mujer.

Título para Latinoamérica: LA VISIÓN DEL SABBATH