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Los girasoles ciegos (2008)

Los girasoles ciegos
95 min.
6,2
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Trailer (ESPAÑOL)
Sinopsis
Galicia, años 40. Al mismo tiempo que sortea los rigores de la posguerra, Elena (Verdú) y su hijo Lorenzo (Roger Princep) mantienen las apariencias para ocultar los secretos de la familia: Elenita (Irene Escolar), la hija adolescente, se ha fugado embarazada con su novio Lalo (Martín Rivas), un joven fichado por la policía; y su marido (Javier Cámara) vive oculto en un hueco practicado en el dormitorio matrimonial. Por si fuera poco, la aparición de Salvador (Raúl Arévalo), un diácono con dudas sobre su inminente sacerdocio, complicará aún más las cosas. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Drama social Guerra Civil Española Posguerra española
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Los girasoles ciegos
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
2008: Premio Goya: Mejor guión adaptado. 15 nominaciones
2008: Premios Forqué: Nominada a Mejor película
2009: Premios Forqué: Nominada a Mejor película.
7
Un canto a la dignidad
Alberto Méndez vivió a hurtadillas su afición a la escritura alcanzando la recompensa con su única obra publicada: "Los girasoles ciegos". Su intención, la que guardó durante toda una existencia, fue recuperar la dignidad de los vencidos escondida durante los años de la posguerra franquista y que incluso a muchos aun hoy parece molestar que se recupere. Tras su fallecimiento, alcanzó el reconocimiento póstumo recibiendo el premio de la crítica, el nacional de literatura y cosechando el éxito siendo traducida a diversas lenguas y publicada internacionalmente.

La historia original en que se basa la película es poderosa y aborda en un lenguaje literario rico cuatro hilos paralelos relacionados con el sentido de la derrota: un capitán franquista que renuncia a la victoria, un joven que huyó con su pareja embarazada, un preso que lucha por dejar claro quién es víctima y quién verdugo, y un hombre que sobrevive escondido tras un armario. Sin alcanzar ni mucho menos las cotas de la obra literaria, Rafael Azcona -en su último legado- y José Luis Cuerda toman diversas pinceladas del relato intentando recoger la esencia del mismo y dejando un resultado en definitiva digno.

En toda la cuidada y bien ambientada puesta en escena, no deja de maravillar Maribel Verdú, a la que la ironía ha puesto a las órdenes del director que la rechazara de jovencita en un casting alegando que era demasiado guapa, y a punto estuvo de rechazarla ahora por demasiado flaca. Así que ella, aun con caderas postizas incluidas para ser lo voluptuosa que requiere su personaje, nos obsequia con su interpretación, dando réplicas a dos actores que no le desmerecen y resuelven óptimamente sus papeles: Javier Cámara y Raúl Arévalo.

Especial atención por el trasfondo de sus palabras y la escritura de los diálogos requieren las escenas entre Arévalo (el diácono lascivo que encarna las hipocresías del nacionalcatolicismo) y José Ángel Egido (el rector del seminario). También, poco antes del desenlace, nos deja Azcona de despedida en boca de Cámara, unos emotivos versos de Antonio Machado que no escribiré ahora, pues prefiero terminar con esta otra cita: "Seré uno más en el rebaño, porque en el futuro viviré como uno más entre los girasoles ciegos."
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91 de 123 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Sensibilidad y Sensiblería
Desde luego, estamos delante de una película, de una historia -o mejor dicho: las circunstancias históricas reales que la rodean - que cuenta algo que apela muy directamente al corazón del espectador. Quiero decir que si uno conoce un poco la historia de España -y ya no digamos si tiene noticia familiar, por amigos, conocidos... de casos más o menos semejantes a los que se narran en el film- es muy difícil no sentir simpatías/antipatías por las personas reales que puedan estar detrás de los personajes de ficción. De este modo, es fácil entrar en el mundo que se nos describe y, en consecuencia, mirarla con simpatía, perdonar sus fallos y juzgarla positivamente o, al menos, con benevolencia.
Me imagino que a mucha gente le pasará lo que acabo de describir y comprendo que es algo que se escapa a la razón, porque manda el corazón.
Ahora bien; si uno se plantea que lo que está viendo en la pantalla es -tiene que ser- sobre todo cine... entonces la impresión es otra muy diferente. La impresión es la de una historia cinematográfica fallida. Fallida, en primer lugar, por un guión poco sólido, confuso, en el que son demasiados los cabos sueltos (ya sé que decir tal cosa del gran Azcona parece un pecado, pero ésa es la verdad, por mucho que (me) duela). El personaje del cura -fundamentalísimo- está pesimamente tratado, es contradictorio -y no buscadamente contradictorio que sería lo bueno-, imposible de mantener. Y, sobre todo, está interpretado de una forma tan monocorde que echa para atrás. Lo siento por el actor, pero tiene muchísimo que aprender. Por ejemplo, y sin ir más lejos, de quién le da la réplica: Maribel Verdú y Jose Ángel Egido, salvando ambos lo muy dificílmente salvable. Por lo demás, la historia de los jóvenes huidos a Portugal no pega nin con cola en el conjunto de la narración, aparece como un añadido puesto ahí con calzador.
En fin; con toda la publicidad a favor y con un estado sentimental de la opinión pública -o parte de ella- por causa de la memoria histórica también a favor, le darán varios Goya. Pero no será justo ni honrado. Cinematográficamente, quiero decir.
Nadie mejor persona que mi tío Demetrio, republicano de corazón. Pero una cosa fue su dignidad, su valentía y otra que yo crea que sus relatos merecían el Nobel. No sé si me explico, pero algo parecido pasa con la película: las buenas intenciones no hacen necesariamente buen cine.
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70 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
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