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Y dejaron de llamarle Camposanto (1971)

Y dejaron de llamarle Camposanto
94 min.
4,8
119
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Disponible en:
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Sinopsis
John y George McIntire y George son dos hermanos que viajan al oeste, a una ciudad sin ley, para ver a su padre. Enseguida se meten en problemas cuando golpean al miembro de una banda de extorsionadores. Afortunadamente, un misterioso pistolero errante decide ayudar a los hermanos. (FILMAFFINITY)
Género
Western Comedia Spaghetti Western
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Gli fumavano le Colt... lo chiamavano Camposanto
Duración
94 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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6
La enfermedad del Colt
Después de ver "Y dejaron de llamarle Camposanto" no puedo sino reivindicar el trabajo de Giuliano Carmineo y de otros directores de "segunda categoría" como Rafael Romero Marchent, Mario Caiano o Paolo Bianchini que nutrieron este género con peliculas sencillas, sin demasiadas pretensiones pero sobre todo honestas consigo mismas. Otros como Corbucci, Sollima, Petroni o Valerii (de Leone ni hablamos) ya sabemos que jugaban en otra liga.

En este caso en concreto, Carmineo dirige con su buen oficio habitual esta obra digamos "transicional" entre el spaghetti serio y la parodia tipo Trinidad, sin que se decante en ningun momento por esta segunda, ya que la comedia se limita a algunos momentos muy puntuales y principalmente a una ambientación irreal y un tono ligeramente caricaturesco, con esa forma de abordar la "epidemia del colt" y con ello el contraste entre el civilizado este y el salvaje oeste. La obra no se toma en serio a sí misma (¿no lo hace así cualquier spaghetti western que se precie de serlo?) pero tampoco se mofa del género abiertamente y en eso tiene mucho en común con las "Sartana" que el director habia rodado poco antes.

En el salvaje y deshumanizado oeste una serie de ganaderos sufren el chantaje y expolio de los matones del lugar hasta que los dos hijos de uno de estos ganaderos se rebelan. La historia es simple, el desarrollo plano a más no poder y estos dos protagonistas aportan poco y no rebosan carisma precisamente, pero entre medias hacen acto de presencia Gianni Garko y William Berger como Extranjero y Duque respectivamente, unos mercenarios con objetivos dispares. Es en este 'tour de force' donde se concentra todo lo interesante de la película y es aquí cuando ésta se convierte en un auténtico spaghetti western, casi una especie de homenaje que, junto con unas líneas de diálogo muy acertadas y una música SUBLIME (Bruno Nicolai copiando de una manera magistral al Morricone de El Bueno, El feo y El Malo) recorre los lugares comunes del genero con escenas a veces un tanto inconexas entre sí pero que suponen un ejercicio de estilo autoconsciente, con un ligero deje de "nostalgia" (de fin de una era) que recuerda un poco a la posterior 'Mi nombre es ninguno'.

Así con todo veremos duelos a muerte entre tipos sospechosos y malencarados, musica Morriconiana con sus chascarrillos, silbidos, y guitarras eléctricas, tiroteos excesivos (y alguna que otra pelea alargada de más), dos personajes carismáticos que simbolizan el eurowestern en sí mismo y todo ello aderezado con ingredientes made in Carmineo: planos subjetivos del protagonista, pistolas que surgen de algún sitio insospechado en el momento más oportuno y un rocambolesco (aunque esperado) giro final. Una película que da todo lo que un aficionado puede espera de un spaghetti western y que consigue nada más y nada menos que algo tan difícil como entretener.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Le llamaban Camposanto.
O Trinidad. Y siguieron llamándolo hasta que la cosa ya no dio para más.
Son los inicios de los años 70, ha muerto el western clásico y surge en el Mediterráneo una nueva modalidad que tuvo su éxito. Y, claro, se trataba de estirarlo al máximo con series dedicadas a Sartanas y a Trinidades que tuvieron sus seguidores.
En esta ocasión se toma un camino intermedio entre ambos.
De Boston llegan en la diligencia los McIntire, "Dos pipiolos desarmados", rubicundos y bobos, la versión vaquera de Pili y Mili. Los esperan dos criados del rancho paterno, Chico y Sancho, otros dos atontados sobre los que descansa la presunta parte cómica de la cinta.
Y por fin aparecen en escena los dos temibles pistoleros, Cemetery (Garko) y Duke (Berger), responsables de los tiroteos y de la parte dramática, "Nunca dos en el mismo comedero". Ya saben, "Velocidad cuando desenfundas y precisión en el disparo".
O sea, tenemos en escena a triples parejas.
Lo demás es la historia de siempre, el cacique que quiere imponer su ley y contrata a los matones correspondientes. Mal guion que se complica la vida retorciendo el argumento al final. Realización que no termina de decidirse entre la comedia y el drama. Abundantes tiroteos, ritmo vivo y original desenlace.
Personajes estereotipados, rudos, silenciosos pero que de vez en cuando dejan alguna perla en los diálogos, "¡Bastardo pistolero! -Si, pero de nacimiento". Interpretaciones correctas.
Película regular que puede gustar a los aficionados al western europeo que no tengan grandes expectativas.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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