The Guinea Pig (1948)

El período de posguerra fue un tiempo de intenso cuestionamiento del modelo social y, en particular, de la marcada división de clases dentro de la sociedad inglesa. Obras como la comedia negra "Kind Hearts and Coronets" (1949), de Robert Hamer, o el cine negro con "Brighton Rock" (1947), de John Boulting, abordaron implícitamente este tema. "The Guinea Pig" se destaca por su enfoque en la educación. La película está basada en la obra de teatro del mismo nombre escrita por Warren Chetham-Strode, representada en el Criterion Theatre de Londres. Chetham-Strode se inspiró en hechos reales para su historia. En 1942, un informe encargado por el presidente del Comité de Educación, RA Butler, un político conservador pero con ideas bastante progresistas en educación mencionaba la necesidad de cambios en el sistema educativo inglés, incluyendo una mayor integración entre las escuelas públicas y la Junta General de Educación, así como la inclusión del 25% de los trabajadores en las escuelas reservadas para los ricos. A pesar de la iniciativa, el gobierno decidió finalizarla y esperar a que las regiones invirtieran en el proyecto. Chetham-Strode, a través de su obra, ilustra la ficción de lo que podría haber sido si se hubiera continuado con esta iniciativa.

Jack Read, un adolescente de 14 años (Richard Attenborough, de 25 años en realidad), proveniente de una familia trabajadora, es aceptado en la prestigiosa escuela Saintbury. Se convierte en el conejillo de indias de un experimento educativo cuyo resultado determinará un cambio de paradigma que desafiará la división de clases en el ámbito educativo. La narrativa explora la complicada adaptación de Jack a su nuevo entorno, al tiempo que cuestiona los modelos de educación y autoridad arraigados en el sistema educativo. La trama enfrenta a Lloyd Hartley (Cecil Trouncer), el director de la escuela desde hace 30 años con ideas conservadoras que ve con recelo estos cambios, y a Nigel Lorraine (Robert Flemyng), un joven profesor y veterano con ideas más progresistas que se convierte en un sólido apoyo para Jack.

Por lo tanto, al observar esta escuela y sus códigos, notamos la deferencia hacia los alumnos mayores que tienen autoridad y derecho al castigo corporal sobre los más jóvenes, las humillantes novatadas hacia los recién llegados y las múltiples reglas de decoro desconocidas por nuestro protagonista. Este marco resulta opresivo para Jack (quien abandona su hogar familiar por primera vez) tanto por su complejo sistema como por la forma en que parece menospreciado por los estudiantes de estatus social más alto (especialmente en ciertas materias como el francés o latín) que descubre. Esta es la parte más cautivadora, especialmente gracias a la actuación de Richard Attenborough, que resulta particularmente conmovedora. Es una lástima que la película utilice elipsis y no desarrolle más la integración de Jack o al menos tanto como la oposición ideológica de los adultos.

Las buenas intenciones han alterado un poco el habitual tono incisivo de los hermanos Boulting en esta película, de la que sin embargo aplaudimos las inclinaciones progresistas loables y una emoción que funciona, a pesar de todo, en su hermosa conclusión. Afortunadamente, los hermanos Boulting consiguen hacer una película entretenida y que no cae en demostraciones de mano dura gracias a que la odisea de Jack está presentada en clave tragicómica.

En cuanto al reparto, quizás la evidente madurez de Attenborough no ayuda exactamente a la credibilidad del personaje, pero su interpretación resulta conmovedora. Robert Flemyng y Cecil Touncer están magníficos como profesores. La esposa de Attenborough en la vida real, Sheila Sim, coprotagoniza el papel de la esposa de Touncer, y el joven Anthony Newley interpreta a uno de los niños.