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Tacones lejanos (1991)

Tacones lejanos
113 min.
6,3
15.653
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Sinopsis
El marido de Rebeca (Victoria Abril) fue en otros tiempos el gran amor de su madre, la diva "Becky del Páramo" (Marisa Paredes). Cuando éste muere asesinado, madre e hija vuelven a encontrarse. El juez que lleva el caso (Miguel Bosé) es por la noche una drag-queen que imita a Becky. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Intriga Melodrama Familia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Tacones lejanos
Duración
113 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción España-Francia;
Links
Premios
1991: Globos de Oro: Nominada a mejor película de habla no inglesa
1991: Premios Goya: 5 nominaciones, incluyendo actriz de reparto (Marcos)
1992: Premios César: Mejor película extranjera
8
Sonata (cat)ártica
A golpe de tacón, Almóvar se calzó un casi-peliculón. Coge la premisa más o menos de "Sonata de otoño" (madre artista/hija con insoportable complejo de inferioridad) pero en un giro genial que le diferencia a años luz de los rollos psicoanalíticos de Bergman, añade vicio, crímenes y travestis. Y hablamos además de un hombre que sí conoce a las mujeres: porque a ver, no pretendas hacer un filme sobre mujeres y sus interioridades más íntimas y no dar ningún tipo de importancia o simbolismo a la ropa y los zapatos. La filosofía que va de Bergman a Almodóvar se traduce en un: menos Freud y más Chanel, guapa.

Y es que "Tacones lejanos" es una película cien por cien femenina, empezando porque el oscuro objeto de deseo es un morbosísimo travestido interpretado por Miguel Bosé, donde hay preciosos primeros planos de preciosos zapatos y donde todo es posible, desde un diálogo de dos mujeres que se despedazan las entrañas hasta una secuencia totalmente feliz de un baile en pleno patio de una cárcel, escena maravillosa por lo que tiene de paréntesis vital y espontáneo en medio un melodramón de madre y muy señora mía.

"De pequeña cuando vivíamos juntas, no podía dormirme hasta que no oía el ruido de tus tacones a lo lejos..."

Hay pasión a raudales, sentimientos a flor de piel, melodramón en carne viva, humor, amor, odio y frescura, mucha frescura. Los actores están perfectamente sintonizados con el mundo del manchego y no dudan en poner toda la carne en el asador, conscientes de que en cine español no volverían a catar muchos guiones de ese calibre. Y por una vez, la escena de sexo no sobra, vaya, es un calentón importante.

Por poco no se alcanzó la maestría total, algún secundario que sobra o chirría, las escenas de Abril o Paredes con el ex...Sin embargo, estamos ante una obra irrepetible que sienta definitivamente las bases de la genialidad de este singular director. Su elección. Almodóvar declinó las posibilidades del Icono, porque prefirió la humilde grandeza del Fetiche. Su arte todavía era insolente. Y joven.
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57 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Empacha que da gusto.
Siempre que se alaba la facilidad que tiene Almodóvar para penetrar en los sentimientos de las mujeres y en lo bien que retrata el universo femenino siento cierto resquemor por la posibilidad de que esos comentarios se refieran, en gran medida, a este espantoso bodrio de mujeronas arrebatadas (hay que ver Victoria y Marisa como se desfasan), celos, envidias, asesinatos, rencores, personajes que se duplican, colores pastel, bolsos de Chanel, travelos que son jueces y jueces que son yonkis, asesinatos, telediarios, divorcios, amantes, complejos de Electra, embarazos no desados, infidelidades, cárceles, números musicales... Y todo en poco más de hora y media. Vamos, que ni un culebrón venezolano, de esos que tienen tropecientos mil capítulos, consigue almacenar tanto en tan poco tiempo.
Salta a la vista que esta es una de las películas más excesivas de Almodóvar en practicamente todos los sentidos. El guión, que como ya he dicho aúna así por las buenas mil y un detalles que lo sobrecargan hasta que desfonda de manera inevitable, se le va completamente de las manos conforme la trama va avanzando. Las actrices sobreactúan todo lo que quieren y más todavía por si alguien no queda del todo contento. Hay algún que otro error de cásting bastante garrafal (ese Miguel Bosé con su doble papel). La dirección artística es tan colorista y chillona, tan pomposa, que termina por resultar cargante. Se hace interminable y los giros de guión son de auténtica telenovela sudamericana, es decir, completamente absurdos. Pero Almodóvar es mucho Almodóvar y aunque la película haga aguas por todos los lados no se puede negar que atesora escenas maravillosas (ese recital en el teatro, esa actuación de Femme Letal), diálogos para enmarcar y algunos momentos que ya han pasado a formar parte de la historia del cine español. Si es que el que es bueno es capaz de brillar hasta cuando lo está haciendo de pena. Lo que es tener clase y talento, señores.
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50 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
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