Jóvenes muertos (1981)

Aquí tenemos una muestra del cine de fantástico y de terror australiano de serie B de finales de los setenta, principios de los ochenta, etapa que dejo algún título recordable como “Patrick”, de Richard Franklin (1978) o “Más allá de la reencarnación” de Simón Wincer (1980).
“Jóvenes muertos”, film al que se le conocen al menos cinco o seis títulos distintos por razones que desconozco, es un ejemplo tardío del típico “mad-doctor” tan de moda en el género fantástico de los años treinta y cuarenta.
Brutales asesinatos comienzan a suceder en una tranquila ciudad norteamericana (si ya se, la película es australiana), y todos inexplicables, ya que apuntan a sospechosos sin antecedentes y aparentemente sin perturbaciones mentales. Interesante propuesta la presentada en este film sobre el poder de controlar la mente, idea a la que el director podría haber sacado un mejor resultado del obtenido, porque la película en sí roza el aprobado justito. El film aunque lanza una velada acusación sobre las poco explicadas pruebas en universidades y centros médicos a cambio de dinero, le faltan muchas cosas, entre otras un guión más sólido que le hubiese dado un mayor empaque a un film que podría haber dado de sí, bastante más. Lo que no le falta es un buen reparto, ahí hay acierto pleno.
Michael Laughlin, (Extraños invasores, 1983), dirige el respetable elenco en el que destacan Michael Murphy, (Manhattan, 1979), Lousie Fletcher, (El exorcista II. El hereje. 1977), Arthur Dingham, (El juguete del diablo, 1976) y Fiona Lewis, (La Furia, 1978).
Para aficionados al cine setentero australiano de serie B, sin duda es recomendable, y seguramente sabrán apreciarla en su justa medida.

Soy cinéfilo y escritor de novelas, las cuales muestran una cierta influencia cinematográfica. Filmaffinitty es un punto de referencia para todo aficionado al cine, que desea saber si una película merece o no la pena, a pesar de que opiniones las hay como estrellas en el firmamento. De buena a mala, o simplemente pasable, la película que nos ocupa merece el calificativo de: FLOJA.
Michael Laughlin fue un hombre entremetido en cuestiones artísticas e intelectuales a lo largo de su vida, cuya trayectoria discurrió con mayor o menor fortuna. Sus escasas intervenciones como director ha dado como fruto tres o cuatro películas bastante mediocres, y esto es así porque, entre otras cosas, no domina el tempo narrativo, algo que puede apreciarse muy especialmente en esta película. Si bien domina el encuadre panorámico, esto no es suficiente para llevar adelante una historia, pues lo visual por sí solo resulta insuficiente. En películas como la presente, el tiempo narrativo lo es todo, y cualquier falta de ritmo debe corregirse en la sala de montaje. Al igual que su posterior cinta "Extraños invasores", esta adolece de los mismos errores, así como lo referente a las interpretaciones, las que, mal adecuadas en sus tiempos, se antojan lentas, apáticas y carentes de verosimilitud. Es, en definitiva, una película se serie B con fallos patentes en su estructura narrativa, lo que la hace aburrida y tan carente de vida como esos mismos jóvenes a los que se aduce en el título.