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Mikey y Nicky (1976)

Mikey y Nicky
119 min.
7,0
461
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Tráiler en inglés
Sinopsis
Nick es un matón judío que ha empezado en el oficio hace poco pero ya tiene problemas y su vida corre peligro. Para intentar solucionarlo llama a su mejor amigo, Mikey, para que le ayude a ocultarse y averiguar la identidad del individuo que debe matarle. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Amistad
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Mikey and Nicky (Mikey & Nicky)
Duración
119 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
9
Al olimpo.
Aleluya.
Vais a tener que perdonarme por tanta mancha blanquecina en la pantalla, pero esta sublime y olvidada joya de los 70 ayer me proporcionó uno de los mayores orgasmos cinematográficos que ha sacudido mi retina en los últimos tiempos. Por lo espléndida y por que, sinceramente, no la vi venir. No supe de ella hasta hace unos meses, cuando la encontré dragando la vida y obra de Cassavetes, e incluso entonces no le hice mucho caso; la conseguí y la arrinconé en un DVD. Y ayer, aprovechando el maravilloso ciclo que le estoy dedicando al maestro, me decidí a verla y el impacto fue mayúsculo.
Elaine May, la sorprendente artífice de esta joya, no sólo la dirige con mucha clase, con un estilo que bebe tanto de Cassavetes, en la manera de drenar las emociones, como del primer Scorsese, si no que escribe su memorable guión, plagado de drama, comedia, diálogos impagables y escenas maravillosas. Y luego están Cassavetes y Peter Falk cuajando dos actuaciones para el recuerdo, con una complicidad atronadora que perfora el celuloide, tejida, cómo no, del material con el que se fabrican los sueños. Obra maestra, pero de las pequeñas, de las especiales, de la raza de títulos como El Espantapájaros, Afterhours o Fat City.
De verdad, arranca la película y, tras quince minutos, presentí que estaba ante algo grande, muy grande. Y cuando tras uno de los finales más abrumadores que recuerdo cayó el telón, la sospecha tornó en absoluta certeza y yo me levanté del sofá y aplaudí, y aplaudí. Y cuando ostensiblemente borracho dejé caer la cabeza sobre la almohada, una parte de mí, no diré cual, seguía aplaudiendo. De hecho, ahora mismo escribo este texto con una mano y con la otra sigo aplaudiendo. Seguramente exagero, claro, pero yo aplaudo.
El caso es que mientras ayer esta película me calzaba un directo con la guardia baja, no paraba de repetirme; "pero hay que ver, hay que ver lo grande que es el cine".
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18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Dos mafiosos bastante histéricos
Por delante tiene que ir el elogio que se merecen los dos actores, la pareja de supuestos criminales que se arrastran durante una noche repleta de rarezas. Peter Falk y John Cassavetes nacieron para ocupar la pantalla y aquí lo bordan, no, mejor dicho se desbordan de la película. Me gusta empezar a hablar de lo bueno que tiene "Mikey y Nicky", las dos interpretaciones de sus dos protagonistas, así me excuso y hasta pediría perdón si eso hiciera falta, porque realmente, y pese a la majestuosa presencia de sus dos actores, la película no merece más que un aprobado justito por mi parte.

Ellos dos lo hacen muy bien en el hotel, salen a trompicones, casi de manera ridícula, y se cuelan en un autobús después de echar una cerveza, se meten en un bar de negros y casi a ostias vuelven a salir también de forma algo ridícula porque de repente se van a visitar a una mujer teóricamente ninfómana, esta vez sí ridícula hasta la médula, y de ahí siguen y siguen deambulando por el asfalto de las ciudad. Un cementerio, bronca tras bronca, esquizofrenia, nervios desatados y mucha histeria que aparece de repente. A Peter Falk, el tal Mikey, le mosquea que le llamen 'eco' a sus espaldas porque repite todo lo que le dicen, yo añadiría más, repite todo lo que él dice. A los hechos me remito, son más las ocasiones que dice las cosas dos veces que las que sólo una.

Con todo ello, a mí no me ha atrapado, no he encontrado fascinación alguna. Ojalá, pero no. Elaine May firma la película, más convencional de lo que habría sido de firmarla el propio Cassavetes, pero me da a mí que su influencia es notoria. Lo que creo haber visto es una manera de filmar muy parecida a la del propio Cassavetes y como para gustos los colores, a mí no me ha acabado de atraer mucho. Tiene su mérito: la frescura, la aparente libertad de los actores, un amplio margen que permite ciertas improvisaciones... Pero eso no es todo para mí y se queda lejos de lo que realmente me motiva.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
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