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Míralos morir (1968)

Míralos morir
86 min.
6,8
1.757
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Cuando el viejo actor Byron Orlock comprueba que la vida real supera con creces la violencia de sus películas de terror, decide abandonar el cine. Sin embargo, el joven y ambicioso director Sammy Michaels lo convence para interpretar un último papel, muy distinto a los habituales. Mientras tanto, un veterano del Vietnam, que había sido siempre un hombre amable y cordial, empieza a sentir una enfermiza fascinación por las armas. En un arrebato de locura dispara y mata a su mujer, a su madre y a todo el que se cruza en su camino. Acosado por la policía, se refugia en el cine donde se estrena la última película de Orlock, que se encuentra allí para despedirse definitivamente del público. El monstruo cinematográfico tendrá que enfrentarse al monstruo real. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Cine dentro del cine Vejez / Madurez Asesinos en serie
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Targets
Duración
86 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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8
El francotirador
Escalofriante debut de Peter Bogdanovich, director que ahora descubro y ante el que me descubro por un comienzo de carrera tan espectacular. Sólo recuerdo un debut de semejante categoría con "12 hombres sin piedad" de Lumet.

Que el deleznable título español no les eche para atrás. Aquí no hay flipados del tres al cuarto. Se trata de un espeluznante retrato psicológico de un asesino en serie y en serio, muy cercano al estilo casi documental de "El estrangulador de Boston", como otros usuarios ya han comentado anteriormente. Pocos directores han sido capaces de crear una atmósfera tan inquietante retratando a una familia de clase media aparentemente feliz y normal. Sin embargo, de forma soterrada se palpa que algo no funciona en la cabeza del protagonista, con un exacerbado fanatismo por las armas.

Film trufado de guiños a la cultura popular (magnífica escena de cierre del autocine), así como guiños al cine clásico americano, especialmente a Howard Hawks, director que Bogdanovich idolatra (con esa certera frase "este sí que sabía contar historias").
Una película en la que más de un espectador se llevará una sorpresa con un magnífico Boris Karloff, quien en el ocaso de su carrera realiza su mejor interpretación en un papel dramático, admitiendo él mismo que siempre fue un actor de recursos muy limitados. Con este papel, se ha ganado mi respeto desde luego, y me queda la duda de lo que podría haber dado de sí de no haberse encasillado en el género del terror.

Con escenas de un humor negrísimo y referencias metacinematográficas a la sociedad de la imágen frívola y estúpida que emergía, la cinta anticipa además un cambio en la forma de entender la violencia en el cine. Obra de un artesano con exquisito gusto, que ama el cine como pocos en el negocio (sus famosas conversaciones con Welles y la reivindicación de la obra del gordito lo atestiguan).

La película favorita de la NRA, seguro.
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39 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La ficción supera a la realidad
Lo que más me ha sorprendido de esta película es su pasmosa conciencia histórica. Cuando se estrenó en 1968 también se estrenaba “La noche de los muertos vivientes” de Romero, uno de cuyos méritos es el de renovar precisamente los monstruos del cine. No está lejos “Psicosis” de Hitchcock (y su monstruo Norman Bates) y a la vuelta de la esquina estaban por llegar “El exorcista”, “La matanza de Texas”, “Tiburón” y “Halloween”. Aún más cerca estaba la realidad. Justo cuatro meses después del estreno de “El héroe anda suelto”, Zodiac (el asesino real que inspiró al francotirador Scorpio de “Harry, el sucio”) cometió su primer asesinato constatado. “Taxi Driver” (inspirado, entre otras cosas, en un francotirador -Charles Whitman- que asesinaba al azar, según Paul Schrader) también transpira la misma obsesión por las armas. Todos esos monstruos vigentes aún hoy día nacieron en ese entonces. Y eso que Columbine (y sus subsecuentes películas) todavía estaba por llegar.

“El héroe anda suelto” se sitúa concientemente en esa coyuntura y se pregunta si todavía hay un lugar para los viejos monstruos (Drácula y Frankenstein, entre otros). Cuestiona toda una tendencia tradicional del género que abarcaba a los clásicos de la Universal, a la británica Hammer, el terror italiano y español de los 60. Abarca (y cuestiona) también el terror gótico de Roger Corman, cuya película “El terror” se hace pasar aquí como la última del protagonista Orlok (Boris Karloff). Efectivamente, su antagonista Bobby Thompson (Tim O’Kelly) es más terrorífico y real que cualquiera de esas películas. No es de extrañar, por otro lado. Si el público cambia, el cine también. Y no es sólo porque la realidad dicta. Se debe recordar que los 60 supusieron un cambio generacional que también afectaría al difunto star-system de Hollywood. El cine también debe saber estar.

A todo este respecto, siempre se recuerda el tópico de que “la realidad supera a la ficción”. No hace falta explicarlo. Pero el tópico deja de ser cierto cuando la fantasía se ubica con lucidez en medio de la situación histórica en la que nace. Y eso es lo que hace Bogdanovich con esta película. Porque el sentido epitafio que coloca sobre el viejo cine de terror se compensa brillantemente con ese final (ver spoiler) que hace pasar por real lo que es tan sólo ficticio. En otras palabras, invierte el tópico y hace que la ficción supere a la realidad.
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32 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
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