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Sin miedo y sin tacha (1954)

Sin miedo y sin tacha
97 min.
7,5
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
En 1896, Jeff, un solitario aventurero de oscuro pasado, se dedica al lucrativo negocio de surtir de carne de vacuno los asentamientos de buscadores de oro del Yukon, en Alaska. (FILMAFFINITY)
Género
Western Aventuras
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Far Country
Duración
97 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
"Cine con mayúscula. (...) Mann aporta su inmensa capacidad para sublimar la épica del género y para hacer del paisaje un personaje más de la función. Un clásico"
[Diario El País]
9
Vaqueros en Alaska
Western de Anthony Mann, escrito por el especialista Borden Chase ("Río Rojo", Hawks). Se rueda en Alberta/Canadá (Jasper National Park y Banff National Park). Producida por Aaron Rosenberg ("Winchester 73") para Universal, se estrena en EEUU el 12-II-1955.

La acción tiene lugar en Seattle (Washington), Skagway (Alaska), Dowson (Yukon, Canadá) y en el camino entre las dos últimas localidades, en 1896. Jeff Webster (Stewart) es un vaquero de pasado oscuro y solitario, que con su socio Ben Tatum (Brennan) traslada una partida de ganado vacuno a Dowson, donde piensa venderlo a un precio varias veces superior al de Wyoming. En Skagway conoce a una viuda emprendedora, Ronda Castle (Roman), a una muchacha franco-canadiense ingenua y entrometida, Renee Vallon (Calvet), y al cacique del lugar, Gannon (McIntire).

El film combina elementos de western itinerante, fronterizo y finisecular, de cine de aventuras y de romance. El protagonista no se ajusta a la tipología de los héroes de Mann: no es solidario, abierto y generoso, sino individualista, desconfiado, reservado y solitario. La sucesión de hechos impone una interesante evolución del personaje, bien fundamentada, que se traduce en un cuestionamiento claro del egocentrismo y del individualismo. La búsqueda exclusiva del lucro personal es empobrecedora, dice Mann, en la medida en que aparta al personaje de la obtención de la gratificación moral que sólo se deriva del servicio a la comunidad. De ese modo Mann se posiciona a favor del hipnotismo de las viejas leyendas y romances caballerescos.

Como western finisecular incorpora cambios de escenario: buques a vapor, puertos de mar, aguas del Pacífico, tierras frías de Alaska, territorios de Canadá, etc. Como western fronterizo focaliza la atención en espacios donde todavía no se ha producido el desarrollo institucional necesario para garantizar el orden social y el imperio de la ley. El paisaje deviene un personaje con vida propia, que se integra en la narración, aportando elementos expresivos propios (aspereza, peligrosidad, rudeza, inaccesibilidad...). Hacia el final, en un ambiente oscuro, inhóspito y sucio (húmero, enfangado y frío), el realizador construye un climax de gran tensión dramática, no exento de apuntes trágicos. Brennan y Flippen aportan humor.

La música ofrece una partitura de viento y metal, descriptiva y solemne, que habla de amistad, soledad, peligros, amenazas, paso del tiempo (violines), amor, presencia del mal. Añade una canción propia a tres voces: "Pretty Little Primrose". La fotografía, del gran William H. Daniels, en color, prescinde del cinemascope tan grato a Mann. Presenta un recital de imágenes soberbias, de exterior e interior. Magnífica actuación de Stewart, actor fetiche de Mann, en un papel de hombre duro y seguro, alejado del que era habitual en él. Notables secundarios (Bennan, McIntire, Flippen, Calvet...).
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52 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
¡Qué gozada! (8.5)
Me ha dejado un magnífico sabor de boca este western adulto –otro más de Mann– en el que la soledad, la amistad y el amor se mezclan en un extraño cóctel. El guión es ágil en todos los sentidos, el aspecto técnico está muy cuidado –Mann no era tan "chapucero" como otros– y la mayoría de los actores son de primerísimo nivel.
Se respira la tensión cada vez que aparece el sheriff Gannon (McIntire), porque sabes que aunque Jeff (Stewart) no hable, es hombre que consiente pocas tonterías. Brennan y Flippen, los dos coprotagonistas más maduros, añaden un punto cómico realmente entrañable, aunque también ofrecen sus registros trágicos.

Me ha gustado bastante más ahora que cuando lo vi de niño. Suele pasar con los westerns de este director.
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37 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
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