Sin invitación (1988)

Dentro de todo lo bueno que nos ofrece la década de los ochenta se encuentra esta película.
Que queréis que os diga, al menos antes los guiones eran originales.

Un gato que sale de otro gato, que envenena cuando muerde y hace que te exploten las arterias...
¿Se puede pedir algo más?

La respuesta es SÍ. Un maravilloso final.

Greydon Clark, director con una más que mediocre carrera cinematográfica, solo será recordado por la irregular, pero sorprendente “Llegan sin avisar” (1980), hoy en día considerada, un claro precedente por su idea original, del “Depredador” (1987), de John McTiernan.
En este film, “El pasajero no invitado”, basado en un guión suyo, no hizo más que confirmar que su carrera no iba a mejorar…si acaso empeorar. El film es malo, malo de solemnidad. Porque aunque la idea podría tener un pase… su puesta en escena es lamentable. Ya desde el primer minuto te das cuenta de que lo que vas a ver es un pestiño de calibre 12. Hoy en día ya no la salva ni ese aire ochentero, ni siquiera la presencia efímera de algún actor veterano ni los lucimientos corporales de la típica rubia oxigenada de los ochenta, el film es un truño indigerible, con malas actuaciones, malos efectos especiales, horrendo guión, y al que no pongo un 1…porque creo la idea en otras manos hubiese dado un poquito más de sí. No mucho más, eso sí.
El desconocido y lamentable elenco esta encabezado por Toni Hudson, (Un chico como todos, 1985), Eric Larson, (Viento del infierno, 1990), y Alex Cord, (Los sobrevivientes elegidos, 1974), a los que acompañan, Clare Carey (Flu Bird Horror, 2008) y los dos mejores del plantel pero que sus apariciones son efímeras, George Kennedy (La leyenda del indomable, 1967) y Clu Gulager, (El regreso de los muertos vivientes, 1985).
En fin, olvidable y prescindible. Ni siquiera como rareza, porque es mala con ganas.