The Party and the Guests (1966)

437/22(26/12/21) Valiente sátira surrealista política checoslovaca dirigida hace 55 años por Jan Němec (en su segundo largometraje), obra que ataca con mordacidad al régimen represor comunista instalado en centroeuropeo tras la WWII, por esta punzante crítica fue la película prohibida en Checoslovaquia de 1966 a 1968 por ser un torpedo contra los regímenes socialistas, tras un breve lanzamiento durante la Primavera de Praga, fue formalmente "prohibido para siempre" en 1973, un decreto que permaneció en vigor hasta la Revolución de Terciopelo de 1989 (al menos en Checoslovaquia). En 1974, el director Jan Němec se vio obligado a abandonar el país. La película se inscribió en el Festival de Cine de Cannes de 1968, pero el festival fue abortado debido a los acontecimientos de mayo de 1968 en Francia.

El guión de Ester Krumbachová y Nemec montan una alegoría surrealista, con mucho de buñueliano (con mucho parecido con “El ángel exterminador”, que seguro que a Němec influenció), donde con el escenario de un bosque donde se monta una fiesta (el comunismo soviético) para celebrar un cumpleaños y boda, allí quedan atrapados un grupo de amigos (la sociedad checa, y con ello se producen diferentes comportamientos que reflejan cómo asumieron los checos ser una dictadura pro-soviética) que pasaban por allí para un picnic campestre, como lo fueron (y lo son hoy día en muchos países) los checos que debieron soportar la opresión mientras les hacían creer que todo era una felicidad (impostada).

Fiesta en la que deben seguir las estrictas reglas y obedecer al caprichoso anfitrión (tirano, que se parece a Lenin) que preside los fastos (el sibilino Treater encarnado por Ivan Vyskočil), un manipulador que ejerce su omnímodo poder, y tiene subalternos pelotas que le bailan el agua (el culto al poder). Queriéndote hacer ver que vives en libertad de hacer lo que desees, y en realidad eres prisionero. Film de tintes pesadillescos, donde el absurdo se da la mano con el humor negro mordaz en pos de reflejar esta metafórica historia contra los totalitarismos. Un estudio punzante sobre las dinámicas del poder y del comportamiento de la sociedad cuando se les tiene en una aparente fiesta y en realidad es una especie de Matrix con resonancias kafkianas, sobre el conformismo, la solidaridad, el colaboracionismo y la rebelión.

Comienza de manera bucólica, con 7 amigos (cuatro hombres y tres mujeres) disfrutando de un picnic en el bosque. De repente, alrededor de una docena de hombres irrumpen y, cortés, pero con firmeza, escoltan al grupo a una nueva ubicación. Todo con aires de matonismo, pero sin llegar a la violencia física. Luego, otro hombre (aterrador Rudolph encarnado por Jan Klusák, con apariencia a Pee-wee Herman), que está a cargo, con una sádica sonrisa permanente invita a los excursionistas a una fiesta de boda al aire libre. La situación es amenazante, la violencia es latente, pero no explota. Hasta que aparece el anfitrión (Treater) ejerciendo de poli bueno en sus maneras, pero dejando muestras de su arte de Maestro de Marionetas. Para desembocar en la fiesta del título. Filmada gracias al notable trabajo del DP Jaromir Sofr, con tintes de ensoñación-pesadillesca, con movimientos de cámara circulares, con asfixiantes primeros planos, con luz entrando entre los árboles, derivando en un clima fantasmagórico.

Muestra este poder avasallador que se ejerce con una hipócrita sonrisa, incluso Rudolph repite que todo es una ‘broma’, lo hace con gente que parece disfrutar en su arrogancia de provocar pavor sibilinamente. Film cargado de simbolismos, como lo son muchas de las frases y diálogos, como es el tramo en que Rudolph en una pelea ‘requisa’ el cuchillo y encendedor de uno de los invitados, el ‘robado’ exige justicia al líder/anfitrión (Treater), pero este en vez de pedir a su ‘lugarteniente’ que devuelva lo sustraído, le hace vagas promesas sobre que le proporcionará un cuchillo y encendedor mejor en el futuro, o sea el comunismo con sus expropiaciones, del que aprovechan los cercanos al poder, y ante las quejas promesas de un mañana mejor que nunca llegará; Como lo es esa mesa escritorio (epítome del apparatchik) que aparece en medio del bosque para ‘fiscalizar’ a los ‘nuevos invitados’, con un tipo apuntando datos en un libro (cual Stasi). Uno de los matoncillos hace con su tacón un círculo en el suelo como cárcel imaginaria de la que no pueden salir los invitados, todo juegos psicológicos arraigados en los métodos represivos comunistas, métodos que vemos tiene su éxito cuando los ‘nuevos invitados’ terminan sometiéndose y buscando el favor del anfitrión, incluso hay uno que se rebela y sus amigos le traicionan, incluida su mujer; Como es una alegoría esa búsqueda del mejor asiento para estar cercano al poder; Como lo son los llamamientos a la hermandad del anfitrión, ejemplo delas palabras huecas en los somníferos discursos de los mandamases comunistas; Como lo es ese disidente (encarnado por el director de cine Evald Schorm, su alter ego pues en realidad con su cine este realizador se rebeló contra el régimen dictatorial), al que tras huir el anfitrión no lo puede dejar marchar, y manda a su cohorte de sicarios tras él con un perro alsaciano, recordándome esto, no solo a los que huían de estos infaustos regímenes, si no más concretamente a Trotsky, que huyó de la URSS por Stalin, y este mandó a un sicario (el catalán Ramón Mercader) a asesinarlo a su exilio en México DC.

Ante todo esta película viene a ser una parábola de cómo puede calar el culto a la personalidad totalitario en la gente, pero también se puede disfrutar como un absurdo casi godotiano; yo me quedo con esta lectura superficial, muy disfrutable. En cualquier caso, desde ambas perspectivas me parece una película sensacional, de 10. Mi película preferida de los nuevos vientos checoslovacos tras "Las margaritas" de Chytilova, que es directamente una de mis tres películas preferidas.