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El diablo y los diez mandamientos (1962)

El diablo y los diez mandamientos
126 min.
5,9
54
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Trailer (FRANCÉS)
9
¿Habrá excepciones en el cumplimiento de los grandes preceptos?
A lo largo de su carrera cinematográfica, el director Julien Duvivier, mostró su interés por las historias cortas y tras el éxito de, “Tales of Manhattan” (“Un Carnet de Bal” también podría incluirse aquí), seguirían, “Flesh and Fantasy” (1943) y <<EL DIABLO Y LOS 10 MANDAMIENTOS>>, películas en las que tuvo segmentos impecables que podrían considerarse verdaderas joyitas del 7° Arte.

En la película que ahora nos ocupa, el punto de partida lo asume el diablo representado en una serpiente, quien va a mostrarnos las muchas maneras cómo el hombre, y la mujer, lo complacen olvidando las leyes divinas que nos transmitiera Moisés.

Son 8 segmentos, entre los cuales nos queda advertir cuál, o cuáles, mandamientos son los que sus protagonistas se pasan por la faja… y el muy pícaro de Duvivier, hará de las suyas para tratar de demostrar que ni los mandamientos son reglas absolutas.

Con un grupo de actores que hicieran historia (¡y qué historia!) en el cine francés: Michel Simon, Françoise Arnoul, Lino Ventura, Danielle Darrieux, Fernandel, Alain Delon… las variopintas anécdotas se adornan con arte, gracia y moralejas, y como siempre, cada uno encuentra puntos más altos que otros, pero tengo la sensación de que nadie (o casi nadie) va a aburrirse con lo que aquí veremos.

En lo que a mí respecta, encontré bastante divertido el segmento del viejo empleado del convento que, a punto de perder el empleo por su vulgar lenguaje, tiene la fortuna de que, el obispo que llega de visita, es un viejo amigo que lo sigue teniendo en alta estima; y todavía mejor, es el cuento de Vaillant, el ladrón de banco (¡divertidísimo, Louis de Funès!) a quien, el cajero que hizo víctima (Jean-Claude Brialy), busca robarle el dinero que se robó.

Por el lado dramático, los mejores segmentos son el de, Françoise, la muchacha que, tentada por las joyas, cae en las trampas que le pone el destino… y su marido (un director de teatro) también mostrará cuáles son sus “cualidades”. Mel Ferrer y Micheline Presle, serán los esposos que, quizás se parezcan un poco a aquellos a los que tientan. También, la historia del muchacho (Alain Delon) que descubre su origen y, al final, quizás encuentre a sus Verdaderos Padres, resulta inmejorable y amerita valiosísimas reflexiones.

Y por su toque satírico, muy a gusto de los escépticos -y, Duvivier, estaba claramente de este lado- resulta llamativo el cuento de la señora, física y mentalmente enferma, quien recibe la visita de Dios... ¡dispuesto a hacer unos buenos milagros!

En resumidas cuentas, Julien Duvivier, se ha abonado otra muy buena película.
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