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El amor ha muerto (1984)

El amor ha muerto
89 min.
6,4
306
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Trailer
Sinopsis
Elisabeth y Simón viven una romántica historia de amor, tan fuerte que Simon ha dejado a su mujer y a sus hijos. Una noche, Simon de repente se derrumba y el médico sólo puede ver que está muerto. Cuando el doctor sale de la casa, Simon vuelve a la vida y parece más dinámico que antes. Retoma su vida con un tono diferente, como si no hubiera regresado del todo del mundo del más allá. Sus amigos Judith y Jerome, que llevan diez años juntos, intentan ayudar a la pareja. Aunque sean clérigos, no podrán dar respuestas religiosas a los no creyentes Elisabeth y Simon. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
L'Amour à mort
Duración
89 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
1984: Premios César: 5 nominaciones incluyendo Mejor película
1984: Festival de Venecia: Nominada al León de Oro
10
La esperanza del desespero
En esta peli Alain Resnais habla del amor, de la muerte como elemento potenciador del amor, del suicidio como prueba de amor, de Dios y su silencio, de la necesidad de pruebas de su existencia que nunca llegan… con una dureza y una severidad (pero también belleza) que convierten en puro Bergman a este Resnais, religioso y humano a un tiempo.

Y escuchar esas disquisiciones sobre tan elevados temas en las francesas bocas de Sabine Azéma y Fanny Ardant, convierten para mí la película en una auténtica delicia.

Particularmente destaca una desgarrada Sabine Azéma que abandona su habitual gracejo cómico, que literalmente no puede soportar vivir cuando ha muerto su amor (Pierre Arditi), y que entonces toma una terrible resolución, sin que le sirvan de nada las razones que le dan para disuadirla sus amigos religiosos (el matrimonio encarnado por Fanny Ardant y André Dussollier).
Maravilloso personaje que antepone el amor a la muerte, que no se pliega ante palabras sagradas que fueron dictadas antes de que su pasión naciese, inédita y libre de normas, ajena a ellas…

Y qué decir de la gran Fanny Ardant como esposa del pastor encarnado por André Dussollier…
Viendo cómo oficia ese funeral por un suicida que su cuadriculado marido no quiere celebrar… vamos, todos los días iría a misa si ella la presidiese: qué comprensiva ("puede que la decisión de morir exija más coraje que la de vivir"), qué lúcida en sus reflexiones sobre lo humano ("no existe el amor único") y lo divino ("nunca poseeremos a Dios; lo buscaremos siempre"), y qué divertida ("no cocino mal por mortificación, sino por incompetencia").

Película de gran audacia (se busca una justificación al suicidio incluso dentro del propio Cristianismo, explicando la muerte de Jesús como un suicidio), y carente de dogmatismos tanto religiosos como laicos:
Hay la misma dificultad para enfrentarse a la muerte tanto desde el ateísmo más descreído como desde la creencia más tradicional y abuelística; pues todos nos acojonamos por igual ante lo desconocido, independientemente de nuestras armas previas. Y a veces, los que creen se amedrentan incluso más (ya que se aferran a cosas que realmente no conocen y que no dejan de ser endebles).

Dista mucho de ser una película palomitera para pasar el rato (avisados quedan), es de digestión lenta, pero es una obra de largo alcance y larga memoria, muy recomendable para los que, dentro de la desesperanza, "esperamos".
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
CUANDO EL AMOR HACE DESEAR LA MUERTE
La película es para público selecto que guste de la filosofía, de la escatología, de la metafísica, de la creencia en la resurrección después de la muerte. Se trata de un ensayo donde los protagonistas son dos parejas, una que cohabita sin estar casados y la otra que son ambos, marido y mujer, los dos teólogos y pastores luteranos. Entre los cuatro se habla de teología, de religión, de amor, de muerte, de suicidio y de resurrección, entre otros temas trascendentes.

En un momento dado en la pareja no matrimoniada él le propone a ella casarse, a lo cual la mujer responde: "¿Conoces a gente casada feliz?"

Pues sí, yo conozco a matrimonios felices, ahora bien, reconozco que son pocos.

Lo mejor del filme es su sentido tan enorme de la esperanza, hasta el punto que ante el suicidio de cualquiera y por el motivo que sea, al menos la teóloga-pastora no se presenta como jueza sino simplemente como testigo comprensivo; para esta mujer encantadora y amorosa, excelente representante de Dios en la Tierra, querer morir por amor o por lo que sea, incluso suicidarse, no es impedimento para que el ser humano resucite: "RESUCITAREMOS, RESUCITAREMOS."
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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