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La bella mentirosa (1991)

La bella mentirosa
238 min.
7,3
1.516
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Trailer HD (ESPAÑOL)
Sinopsis
Nicholas, un joven artista parisino, viaja con su novia Marianne a un pequeño pueblo de provincias para visitar a Edouard Frenhofer, un famoso pintor que vive allí aislado del mundo. Nicholas intenta persuadirlo para que pinte su último gran cuadro: "La bella mentirosa", con su novia como modelo. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Pintura Erótico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
La Belle Noiseuse
Duración
238 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Honoré de Balzac
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Premios
1991: Festival de Cannes: Gran Premio del Jurado
1991: Premios César: 5 nominaciones incluyendo a Mejor Pelicula
1991: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor película extranjera
"Existen dos versiones: la de 244 minutos resulta un tanto larga, la de 125 minutos es fascinante. Destaca la habilidad de la relación entre Béart -que aparece desnuda gran parte del film- y un sobrio Piccoli"
[Diccionario Espasa]
8
7
Positiva
1
Neutra
0
Negativa
8
EL ARTISTA Y SU MODELO, ESTUDIO
La especial relación entre pintor y modelo durante el estudio metódico de las formas corporales ha dado un tema autónomo, el del artista y su modelo, al que maestros como Tiziano, Rembrandt, Matisse o, en especial, Picasso, dedicaron largas sesiones.
En comparación con otros campos temáticos (paisaje, retrato, bodegón o escenas de costumbres), lo específico de las series artista-modelo refleja una peculiar carga anímica y sensual que brota durante la exploración de la figura al recrearla en el lienzo.

A partir de una novela de Balzac*, Rivette dispone la película para profundizar en el campo magnético que surge entre el pintor, el veterano maestro Frenhofer, retirado en una mansión semejante a un castillo en el sur de Francia, y la joven Marianne, novia de un joven que visita como admirador la residencia del pintor. Frenhofer cree ver en ella una presencia con quien reanudar la obra estancada diez años atrás, “La Belle Noiseuse” para la que su mujer, Liz (Birkin), servía de modelo.

Marianne le inspira y, poco a poco, en sesiones de apuntes, F. va implicándose en la indagación, mediante dibujos más grandes y detallados; bocetos que acercan a un óleo destinado a ser la obra maestra de su carrera.
En la versión larga, de 4 horas, es filmada la elaboración en tiempo real de muchos de esos dibujos, para lo cual Piccoli es doblado por el pintor B. Dufour, cuya mano ejecuta con agilidad y pericia los esbozos a plumilla, aguatinta y carboncillo.
Este lado semidocumental adentra al espectador en el complejo proceso de conocimiento tras los preparativos de la obra pictórica.
El pintor pinta un desnudo y la película lo trata como un estudio de la relación artista-modelo, extrapolado al lenguaje cinematográfico, en su aspecto más visual, sin descuidar una banda sonora hipersensible que registra el menor rasguido de la punta de la pluma o el carbón sobre la cartulina, con efecto intensificador.
Muestra hasta qué punto la relación implica profundamente a ambas partes según avanza y compromete zonas abismales, imposibles de franquear sin poner a prueba la identidad. Es el límite que obligó a detener el intento anterior. En esta ocasión representa un desafío tan pronto para el viejo pintor reverdecido como para la silenciosa modelo, cada vez más intrigada y deseosa de ir hasta el final.

Aun siendo el film en extremo austero y exento de dramatismo, ese creciente misterio de la creación y el conocimiento artísticos va dotando de tensión y expectativas cuanto ocurre en el taller, la progresiva exigencia de entrega, por ambas partes, en el mostrar y recrear lo mostrado.
“No son tus pechos o tus nalgas lo que me importa, sino sacarte de tu cuerpo, de la carcasa”, exclama F.

Piccoli cuaja una interpretación extraordinaria, pletórica. E. Béart, ante un papel difícil, aporta la estudiada exposición de su cuerpo, en poses extenuantes, enfrentada a lo chocante de la desnudez sin seducción, vivida como algo abstracto, como corporeidad sublimada.
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44 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
En busca de la belleza
Película del veterano Jacques Rivette (cumplió 63 años en 1991), en plenitud de facultades. Obtuvo el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes, fue nominada a la Palma de Oro y acumuló 5 nominaciones a los premios César. Fue rodada en el Chateaux de Assas (N. de Montpeller) y alrededores, en julio y agosto de 1990. Se estrenó en 1991 con una duración de 229 minutos. Poco después el director realizó una versión reducida, de unas dos horas, que tituló "Divertimento". La obra se inspira en "La obra maestra desconocida", de Balzac.

La acción tiene lugar en espacio y tiempo reales. Narra la historia de un pintor veterano, Edouard Frenhofer (Michel Piccoli), casado con Liz (Jane Birkin), que vive retirado de las exposiciones. Un día recibe la visita, prevista pero olvidada, de un joven pintor, Nicolás (David Bursztein), admirador del maestro, y de su novia Marianne (Emmanuelle Béart), acompañados del coleccionista Baltasar Porbus (Guilles Arbona), que hace las presentaciones. La obra evoca el mundo de las películas inacabadas del director a partir de las telas sin terminar que Franhofer guarda en el taller, entre ellas "La bella mentirosa". Muestra, además, el despliegue de pasiones humanas que la reasunción del proyecto desencadena entre los que le rodean: celos, envidias, odios. Por encima de todo, la película muestra la ingente cantidad de trabajo y la tensión enorme que el proceso de creación artística impone al pintor. Éste la trasmite a la modelo, a la que somete a una exhaustiva investigación física e interior: le impone posturas incómodas, inmóviles, extenuantes y opresivas. A través de la modelo, el pintor busca un destello de la belleza absoluta: la modelo no es una figura a imitar, sino una fuente de investigación. De ahí que la relación entre pintor y modelo devenga una manipulación, física e emocional, agresiva, hiriente, abusiva y prolongada. Pese a todo, entre ambos se establece un extraño clima de simpatía y complicidad.

La música se limita a dos fragmentos de Stravinsky, extraídos de "Agon" y "Petrouchka", que constituyen el inicio y el final de la obra. El "soundtrack" reproduce sonidos amplificados de pasos, chorros de agua, trino de pájaros, conversaciones de fondo, etc. La fotografía ofrece una descripción visual exquisita, con movimientos suaves de cámara, encuadres medios, luces que multiplican y resaltan los perfiles de la figura humana y colores atenuados. La interpretación de Béart, que luce su espléndida belleza, es magnífica y la de Piccoli es sobresaliente. La dirección trasmite al espectador la dificultad y las tensiones del proceso creativo de la pintura y del cine.

Película memorable, no apta para espectadores aficionados a entretenimientos superficiales. Constituye un valioso ensayo sobre las relaciones entre pintura y cine, de referencia obligada.
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29 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
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