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Before I Disappear (2014)

Before I Disappear
93 min.
6,5
384
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Sinopsis
En uno de los momentos más bajos de su vida, Richie recibe una llamada de su hermana, a la que apenas ve desde hace mucho tiempo, en la que le pide que cuide de su hija de 11 años, Sophia, durante unas horas. Richie acepta cuidar de su sobrina. Adaptación al largometraje del corto "Curfew", del mismo director. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Comedia Cine independiente USA Comedia dramática
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Before I Disappear
Duración
93 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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8
Cine indie en su máximo esplendor
"Before I Disappear" es el máximo exponente de lo indie, desde su concepción hasta la selección musical e incluso el cartel. La ópera prima de Shawn Christensen repite la fórmula ganadora de su cortometraje "Hora límite" (Curfew), con el que ganó el Óscar en 2012: una historia atractiva, buenas interpretaciones y una banda sonora de lujo. Emulando a Shane Carruth, el polifacético director no solo protagoniza la obra, sino que además es autor de la canción “Sophia So Far”, que nos brinda una de las escenas más emotivas de la cinta.

La película empieza igual que acaba: con una carta. De lo que ocurre entre una y otra es de lo que trata la historia. La trama se centra en el viaje de redención de Richie (Shawn Christensen), un joven adicto, deprimido y autocompasivo que anda a la deriva tras la muerte del amor de su vida. Al recibir la llamada de auxilio de su hermana, Richie se embarca con su sobrina sabelotodo (una Fatima Ptacek algo mayor y más suelta ante la cámara) en una odisea nocturna por la ciudad de Nueva York, a lo Max Estrella en "Luces de Bohemia", que los pone en más de un aprieto. Además de los protagonistas, también destaca el trastocado personaje de Gideon, encarnado hábilmente por Paul Wesley, al que el espectador teme a la vez que compadece.

El ritmo de la acción es algo lento, sobre todo en la segunda mitad de la película, pero, como en la vida misma, lo más importante no es el final, sino lo que se experimenta por el camino. Y os lo aseguro (y sabed bien que yo no miento): esta experiencia merece la pena.
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9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
A Shawn Christensen le gustan grandes
A Shawn Christensen le gustan grandes. Las películas, se entiende. Y es que “Before I Disappear” (Shawn Christensen, 2014) es la versión corregida y aumentada que Christensen quiso hacer de su aclamado cortometraje “Curfew” (Shawn Christensen, 2012), no en vano ganador del Oscar hace ahora exactamente dos años. La relación entre un joven perdedor que va acumulando tentativas de suicidio (interpretado por el propio Christensen) y su sobrina, una niña de clase alta a la que apenas conoce y de la que tiene que hacerse cargo durante una noche, vuelve a incidir en el enfoque tierno y esperanzador del choque cultural en una gran urbe.

Llena de, diríamos, buenas intenciones, la cinta adolece de unos cambios de tono especialmente volubles en el tramo final de la obra, donde coquetea con el melodrama telefilmado cuando desde un inicio la propuesta que se nos vende es la de la comedia gamberra y on drugs. Quizás porque conocemos el núcleo elemental que da vida a la película (la mencionada “Curfew”), queda el regusto de que los mayores aciertos puntuales e individualizables de “Before I Disappear” ya estaban antes ahí (la maravillosa coreografía en la bolera o la escena de los baños públicos), y que alargar la premisa argumental tiene tanto de caprichoso como de errado. Sin embargo, descontextualizado, el largometraje de Christensen sigue siendo un ejercicio gozoso e irregular, cuya sensibilidad pop se manifiesta en numerosas ocasiones a lo largo de la película: desde la inserción de clásicos de ayer y hoy de David Bowie o The War on Drugs al guiño al sonido Italians Do It Better en esa “Sophia, so far” creada para la mencionada y encantadora escena de la bolera, pasando por ese brindis por el reencuentro que evoca el estándar de los años 30 “I’ll be seeing you” de Billie Holiday al final de la película, casi una respuesta al otro estándar coetáneo que aparecía en la original “Curfew”, el “We’ll meet again” de Vera Lynn.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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