Jinetes del destino (1933)

En blanco y negro, aunque hablado tiene el ritmo y parecido de una película muda de los años treinta del siglo XX. En lineas generales es una buen filme, entretenido, donde el mal abusa del bien y el bien se vale de un joven valiente, cantor y galán ante el que la muchacha protagonista se prenda nada más verlo. El argumento nos habla de un pueblo pequeño del Western americano donde un prepotente hacendado controla el agua y maltrata al resto de habitantes del lugar valiéndose de los matones que tiene a sus órdenes. De repente llegará un jinete desconocido (un joven John Wayne) que empezará a frenar los abusos de los malvados.

Sin duda no es una película de la geniales o superobras de la historia del cine, pero al menos da el aprobado y más aún, porque es dinámica, encatadora, tiene su buen duelo, su entrañable enamoramiento entre hombre y mujer, etc.

Y el final tiene una perla muy a destacar que sólo se puede revelar en el "spoiler"...

Sandy Saunders (John Wayne), un agente del gobierno federal es enviado a investigar, a una región semidesértica del oeste americano, la administración del control de agua. Una banda de forajidos pretende obligar a los rancheros a contratar a precios exorbitantes el suministro de agua para sus ganados. Saunders tiene planificado abrir un río perdido, pero los forajidos no se lo permitirán.

En este film podemos aprecia a John Wayne cantando, así como los escucha, ¡John Wayne cantante!, pero los resultados no fueron los que se esperaban, Wayne opto por dejar el canto a un lado, solamente apareció cantando en once de sus 173 películas. Luego los estudios fílmicos descubrieron al verdadero “cowboy” cantante, Gene Autry.

Este film es la primera colaboración de muchas, con el director y escritor Robert N. Bradbury y “Lone Start Pictures” con quienes rodaría la mayoría de sus películas durante los años 30s. Además para esta época junto a Wayne estarían los actores de reparto George 'Gabby' Hayes, Yakima Canutt y Earl Dwire en la mayoría de sus películas.