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Sangre de cóndor (1969)

Sangre de cóndor
70 min.
7,3
497
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Trailer (ESPAÑOL y AYMARA)
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Sinopsis
Pelí­cula sobre la esterilización de mujeres campesinas por miembros del llamado Cuerpo de Paz de Bolivia. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Vida rural Crimen
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Bolivia Bolivia
Título original:
Yawar mallku (La sangre del cóndor)
Duración
70 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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9
Yakwar-Mallku y Evo
Aunque a muchos sorprenda el fenómeno Evo Morales este grito por la justicia de los más débiles, en Bolivia en concreto ya había empezado hacía ya mucho tiempo, esa toma de conciencia del indio ya estaba presente desde hacía ya muchos años. Un ejemplo de esto que decimos lo podemos ver en la magnífica película de Jorge Sanjinés Yawar-Mallku (Cóndor Sangrante), rodada en quechua en el año 1969, y con la muerte del Che todavía planeando. En ella se relata la vida de una comunidad campesina y de cómo tras caer herido el jefe de dicha comunidad y ser trasladado a la capital, éste muere, al no tener dinero para pagar un médico. Sin embargo, su muerte no habrá sido en vano, ya que servirá para que su cuñado, que se ha ido a vivir a la ciudad y reniega de sus orígenes, tome conciencia de lo que es y de los suyos.
si desean algo fuera del sistema vean y disfruten de Yakwar Mallku. Rodada con muy escasos medios, con actores no profesionales, en poco más de una hora y sin sensación de cajón desastre y apelotonamiento, con sencillez, la película nos desgrana los problemas de una Bolivia en la que la mayoría de sus habitantes son ignorados y despreciados por el mero hecho de ser indios; en la que muchos de estos emigran a la capital en busca de mejores expectativas y reniegan de su condición, odiando su origen; en la que se esteriliza a las mujeres indígenas bajo argumentos supuestamente humanitarios; en la que hay una elite blanca que habla inglés y que vuelve continuamente la espalda a los que no tienen nada, mientras viven en sus casitas del barrio alto. Sin embargo, Yakwar Mallku no es sólo un cine de denuncia y de crudo realismo, poseyendo grandes dosis de lirismo cuando nos relata las costumbres de los campesinos (la escena del indio bañándose de sol es magnífica). Su final, con un explícito llamamiento a la lucha, consigue emocionar y hacer palpitar el corazón y nos abre una nueva puerta llena de luz, tras la tristeza de la historia que nos relata la película. Una luz que se mantiene, una luz que es la de la esperanza, una esperanza que está en Evo y en los millones de voces que lo acompañan clamando justicia y dignidad.
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20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
PATRIMONIO VISUAL DE LA HUMANIDAD
Creo posible la efectiva unión de los pueblos Latinoamericanos y agradezco a ésta obra la contemplación de uno de los principales y más problemáticos veneros que no deja de impedirnos como sociedad bien distinta a cualquier otra. De otro lado resulta también muy grato el agresivo posicionamiento político que contrasta agriamente nuestra adormecida actualidad de correctísimos sofismas de distracción política. La magia de la película incluso, de forma casi mística incrementa orgullosa su leyenda a guisa de precariedad técnica (de sonido primordialmente) y un mensaje que por más polvo que acumule durante los años de los años jamás perderá su vigencia, configurando así una identidad intemporal y hasta paradójica como esas bellas altiplanicies trayentes aun de ecos de sangre Americana pura o mezclada, bien que regada.
Dados elementos tan dicientes como la disparidad de casitas de bareque y adobe contra los futuristas diseños inmobiliarios, la humildad Aymara frente al pensamiento americano que cree que todo es comprable; a su vez prefigurando formas de pensamiento vital contra genocidas que allegan retratadas en blanco, negro y trigueño; se hace inevitable el no acompañar la subjetiva pero comprometida cámara de Sanjinés que nos pasea por los vericuetos rurales y pre-urbanos de la injusticia que transita de ordinario el Nativo Andino. Si bien, en ciertas situaciones el aborigen traiciona su acervo desdiciéndolo o en contubernio con el extranjero travestido de ayuda humanitaria, resulta muy satisfactorio apreciar cómo pese a las adversidades el pueblo Indígena (la acuñación europea Indios resulta harto odiosa) mantiene firme su integridad. Mejor aun; el director nos extiende la invitación para que amadrinados en la invocación a Pachamama fortalezcamos la conciencia colectiva y se conteste a la afrenta de extirpación – en las mismísimas Trompas de Falopio – del espíritu propio y ancestral, que allende las montañas andinas, su eminencia Mr. Robert McNamara justificara: “Para hacer el bien, puedes tener que involucrarte en el mal”…. guácala!

Haciendo gala de actores naturales; que antes del acometimiento fílmico se mostraban bastante recelosos, Sanjinés nos confronta recreando escenas de ineluctable familiaridad: la tentativa de raponazo, la mujer que no vende sus alimentos a la extranjera, la estancia en el hospital etc. para poner de relieve toda la opresión, desarraigo, segregación racial, pérdida de identidad y alejamiento de una cosmovisión que ya no encaja con la nueva forma de comprender esa Naturaleza de antiguo tan adorada. Aspectos todos que más allá de motivar la denuncia, desembocan una lucha aun vigente y con no más ideología que la de negarse a sacrificar su cultura sin pelear.
YAWAR MALLKU tan sencilla y pletórica, traspasa el tiempo cual documento viviente con su armonía ritualista de percusión y quenas; a la vez que configura un poderoso e imperdible referente de nuestra Sociedad Latinoamericana.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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