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Combustión espontánea (1990)

Combustión espontánea
97 min.
4,8
404
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Un joven descubre que sus padres habían sido utilizados en un experimento con armas atómicas, poco antes de que él naciera, y que los resultados han tenido algunos efectos inesperados sobre él. (FILMAFFINITY)
Género
Terror Ciencia ficción Thriller
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Spontaneous Combustion
Duración
97 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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6
Hooper y sus relatos de terror extendidos
Tobe Hooper es un director bastante irregular que por 1990 ya estaba bastante devaluado, pero a día de hoy sus películas han quedado casi como entrañables. Combustión espontánea es otro ejemplo más de una película que bien podría haber pasado por un capítulo de Cuentos Asombrosos o En Los Límites de la Realidad, pero que Tob Hooper se encargó de convertir en una película de larga duración.

Es una película que transcurre entre la mediocridad y la serie B, en un buen sentido, y es que es bastante entretenida. Sin embargo, de todas las películas del género, Combustión Espontánea merece la pena únicamente por su principio y su final. LA historia se desarrolla en unos niveles de oscuridad quizá poco esperados a pesar de que todavía era pronto para otorgarnos uno de esos finales sorpresa que tan rara vez vemos en películas comerciales de la época.

Combustión Espontánea... ¿de qué puede ir? Es lo primero que me pregunté al verla. ¿Cómo era posible sacar una película de una hora y media de duración de algo tan concreto y puntual como la combustión espontánea? Tenía verdadera curiosidad por saber cómo iba a conseguir Tob Hooper aguantar el ritmo de algo así, y la verdad es que la película en ese aspecto no defrauda en absoluto.

Probablemente una de las películas más infravaloradas del cineasta, aunque su tufo a relato de terror barato no se lo quita nadie.
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9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
¿TIENES FUEGO?
Sam (Brad Dourif) es un maestro de escuela cuyos padres murieron en un revolucionario, como frustrado, experimento al crear una vacuna contra la radiación. Sam ha heredado la facultad pirotécnica de encender todo lo que toca, y a veces incluso en contra de su voluntad. Cuando se da cuenta de que ha vivido una falsa vida, rodeada por los que le han controlado, desata su furia de lanzallamas convirtiendo en antorcha humana a todo aquel con quien se cruza.

La piroquinésis de origen científico con resultados más o menos catastróficos ya había sido llevado al cine, en formato novela de Stephen King, con “Ojos de Fuego” (Firestarter, 1984), peliculíta que intentaba ampliar la carrera de la niña de “E.T”, Drew Barrymore a unas cotas de público más adulto. Hooper creó un personaje parecido, pero menos inocente y más nervioso que su antecesora rubita con cara de muñeca y ojos de piñón, dispuesto a buscar justicia y venganza. El actor Brad Dourif (el inolvidable Billy Bibbit de “Alguien voló sobre el nido del cuco”) era el indicado para el papel.

No se trata del mejor film de Hooper, ni le ayudó a salir del lastre repercutido en los fracasos de las secuela de “La Matanza de Texas” y la barroca cinta de Ciencia-Ficción “Fuerza Vital” (Lifeforce, 1985). Atención a la breve aparición de John Landis en una traumática escena.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
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