Bajo fuego (1983)

“Bajo el fuego” es un digno retrato de la vida de los corresponsales de guerra (en este caso cubriendo la caída del dictador Somoza por parte del Frente Sandinista), con toda la clase de vicisitudes con las que se encuentran y toda clase de problemáticas que les sobrevienen: los dilemas morales que les surgen, su implicación sobre el conflicto que cubren, los peligros a que se ven sometidos, el encuentro con esos agentes dobles que saben mucho más que ellos de lo que allí ocurre realmente, y evidentemente los amores inconstantes la mayoría de las veces entre compañeros, y lo que no podía faltar la comprensión y acercamiento con los rebeldes sandinistas.

Quizás a la película en cuanto a la dirección le falta un poco más de ritmo, pero esto queda bastante paliado con el trabajo de un excelente reparto de actores, sobresaliendo Nick Nolte y Gene Hackman, Jean-Louis Trintignant, Joanna Cassidy, y en el papel más odiado un excelente Ed Harris (como un mercenario totalmente amoral). Magnífica fotografía de John Alcott, así como una muy buena banda sonora de Jerry Goldsmith.

Mientras los EE.UU. se muestran encantados con ese tipo de películas “de cierta denuncia”, mantienen ese doble juego, de apoyo incondicional al gran dictador, y cuando se dan cuenta que tienen perdida la partida, se dedican a apoyar a los rebeldes, siempre y cuando puedan mantener su hegemonía.

Para muchos “Bajo el fuego” ha pasado desapercibida y quizás la han dejado de lado, pero esa denuncia del DOBLE JUEGO Norteamericano, es de bien seguro lo más interesante de la película.

Una de las películas norteamericanas más comprometidas de los años ochenta. Por una parte, supone una atrevida denuncia de la intervención estadounidense en las dictaduras de América Latina; por otra, plantea el dilema del grado de compromiso de los informadores de la prensa internacional con la "causa más justa".

Cinta de ritmo brillante, acelerado, con unas interpretaciones totalmente convincentes y correctísima escenografía. Sobresale un apasionado Nick Nolte y una soberbia Joanna Cassidy, desaprovechada actriz que une a su excelente físico y porte elegante unas relevantes dotes interpretativas de factura clásica (quizá nuestros lectores la recuerden en su breve papel de espía soviética en "El cuarto protocolo").

Esta película estuvo ausente durante bastante tiempo en la era del VHS, en parte porque su productora --Orion--, la misma de "Amadeus" y "Platoon", desapareció del firmamento. Fue editada por primera vez en España por Action Time Video, de Dream Works, en una tirada muy restringida. Las cadenas de televisión apenas la han emitido en estos veinte años. La nueva edición en DVD tampoco es que haya alcanzado elevadas cotas de copiado. Este atípico requiebro de Hollywood hacia la causa de los idealistas amigos de los poetas se hubiera merecido mejor consideración.