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Los años jóvenes (1961)

Los años jóvenes
108 min.
5,9
24
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Sinopsis
Nicky y sus amigos corren peligro de perder su club juvenil, porque va a ser derruido para construir un nuevo complejo de oficinas, a menos que paguen 1500 libras a su propietario, el despiadado magnate Hamilton Black. Para reunir el dinero, Nicky graba una canción, que sus amigos transmiten por una emisora pirata. Pero Nicky guarda un secreto que no puede confesar ni a su novia: Hamilton Black es su padre... (FILMAFFINITY)
Género
Musical Comedia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
The Young Ones
Duración
108 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
6
Aquellos maravillosos años
“Los años jóvenes” es un ejemplo de ese cine que tuvo su auge en los sesenta, no solamente como un intento de renovación del género musical, si no que servía de promoción para un cantante o grupo musical, en este caso de Cliff Richard, vocalista junto a The Shadows y que triunfaban en las listas de éxitos de discos más vendidos y escuchados.

No siempre ha sido un género rentable. La fórmula, ya entrados en la década de los setenta, fue a pique y algunos títulos, como “Head (Cabeza)”, de Bob Rafelson, con The Monkees, a pesar de ser realizada un par de años después tras la exitosa serie, resultó un fiasco, dando paso a documentales más que a películas con argumento.

Fue un “género” que se cultivó en muchos países, y que alcanzó la cima en Reino Unido con The Beatles. Incluso fue imitado en España, por ejemplo, con José María Forqué con su “¡Dame un poco de amooor...!” con Los Bravos, aunque la mejor española fue, al menos para mí, la inolvidable “Un, dos, tres... al escondite inglés”, de Zulueta.

Pero volviendo a “Los años jóvenes”, Sidney J. Furie fue el elegido por el productor Kenneth Harper, director que cultivó toda clase de géneros en cine y la televisión. El film se convirtió, a pesar de su modesto presupuesto, en el mayor éxito que cosecharían The Shadows con Cliff Richard, siendo la tercera película británica más taquillera de ese año, por detrás de “Los cañones de Navarone” y “Agente 007 contra el Dr. No”.

La siguiente, “Vacaciones de verano”, fue la primera que dirigió Peter Yates, pero no triunfó en Estados Unidos, lo que motivó que volviese a ser de nuevo Sidney J. Furie el director para rodar “Días maravillosos”, con Cliff Richard y The Shadows, que para ellos era la quinta película y continuaban en la cresta de la ola.

Lo más curioso de este film es que la coreografía corre a cargo de Herbert Ross, que luego se convertiría en famoso director de cine, el cual propone, sin conseguirlo, para el papel protagonista femenino a una joven, desconocida por aquel entonces, Barbra Streisand. Su productor quería a Audrey Hepburn, lo cual era bastante descabellado, yendo el papel finalmente para Carole Gray, famosa bailarina del West End teatral londinense. Su coreografía se inspira, sin pudor, en “West Side Story”, así como el vestuario elegido, su colorido y algunos de sus temas, que incluye un tema “mambo” que parece sacado de la partitura de Bernstein.

El guion, que no depara muchas sorpresas, empieza como una película que va a tratar de la juventud londinense en los sesenta, con coreografía “moderna”, y da un giro, cuando encuentran el teatro donde ensayar, al “inspirarse” argumentalmente en “Los hijos de la farándula (Babes in Arms)”, de Busby Berkeley, con coreografías que dan un paso atrás y que parecen más inspiradas de manera pobre en films de Kelly, Donen o Minnelli, como para salir del paso sin demasiada complicación y echando más azúcar en lo que ya se había contado, que era bastante “light”.

Llama la atención el que haya una escena en un lago británico y se intente dar una imagen como si fuera lo mismo estar allí como en la costa californiana, eso sí, estando la pareja protagonista rodeada, sin sentido, por niños que parecen abducidos. Escena que contrasta con otras, como los bailes en el local, que están mejor llevadas a cabo, con más brío.

Y si eso era lo más curioso, lo más logrado es la fotografía en color de Douglas Slocombe, genio de la fotografía británico, que falleció a la edad de 103 años, y cuyos trabajos ya pertenecen a la historia del cine, que van desde clásicos británicos de la década de los cuarenta a por ejemplo al blanco y negro de “Mandy” o “El sirviente” hasta la espectacularidad de otro musical filmado en Todd- Ao, como el ya clásico “Jesucristo Superestar”. Llama la atención las pocas nominaciones que consiguió de Hollywood, y perdió injustamente la ocasión de ser galardonado por “En busca del arca perdida”. Su trabajo en este caso, como hemos dicho, es muy destacable.

Reseñable que su banda sonora o ninguna de sus canciones llegaran a ser nominadas al “Oscar”, sobre todo la mítica y archiconocida “The Young Ones” que da título al film y que ha sido versionada por miles de cantantes, quizás porque por esa época Hollywood anteponía sin pudor sus intereses a cualquier industria que supusiera una competencia, porque ya con The Beatles, que clama al cielo, no fueron capaces de nominarles por ninguna canción de sus célebres films.

¿Y qué decir de su reparto? Pues que los secundarios destacan más que su protagonista, como era de esperar. Cliff Richard cumple su cometido, pero es más en plan mírame pero no profundices mucho. Robert Morley, como su padre, muy bien, como es habitual en este gran actor, y el resto cumple sin más, aunque una década después, Richard O´Sullivan, alcanzara la gloria internacional con la serie “Un hombre en casa”, demostrando que era más que una divertida promesa.

Antes de acabar, me gustaría hacer mención a algo difícil de volver a ver, y es que recuerdo un videoclip de un tema de Cliff Richard con The Shadows, interpretado por las marionetas protagonistas de la serie “Guardianes del espacio (Thunderbirds)” que era maravilloso y no sé de qué manera se podría visionar.

Musical intrascendente, correctamente realizada y agradable de ver, aunque sin duda para los más nostálgicos sea imprescindible. La copia remasterizada y rescatada por Netflix es muy buena. La verdad, da gusto ver cine en tan buenas condiciones.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Bellísima canción.
La película en sí no es gran cosa, pero muestra los primeros pasos de un joven Cliff Richard que junto a sus inseparables "The Shadows" llevaron al cine una de las composiciones más representativas de los adolescentes de aquella época. Como sucede con alguna otra (sólo las buenas), siempre que actúen en un teatro habrá abuelos que lo llenen por recordar tiempos pasados; hasta puede que lleven a sus nietos y mirándolos pensarán: "¡Cómo pasó el tiempo!".
Si quitamos la música, la película se puede quedar en un cinco pelao, pero una cinta es una serie de cosas, entre ellas la música.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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