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Rumbo al Oeste (1954)

Rumbo al Oeste
84 min.
5,2
108
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Secuencia de apertura (INGLÉS)
Sinopsis
Una epidemia de malaria se cierne sobre los indios. Un joven doctor del ejército decide ayudarlos, pero es devuelto al campamento por un comandante. (FILMAFFINITY)
Género
Western Medicina
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
They Rode West
Duración
84 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Leo Katcher
Links
5
¡Una de Robert Francis!
Resulta tentador, para los amantes del western, ser complaciente con las cintas que nos entretienen un poco.

"Rumbo al Oeste" tiene poco merito mas que este.

El poco conocido director Phil Karlson tiene, sin embargo, varios méritos: cuenta una historia sencilla en 84' con un argumento sin retorcimientos y fácilmente entendible y "seguible". Dirige bien al endeble elenco; Francis interpretó solo cuatro papeles de guapo pues falleció a muy temprana edad; Carey hace su papel de rígido militar ("casi" de malo) con bastante dignidad y la hermosura de la Reed campea por la cinta alegrándola con su sola presencia pero de forma mas frecuente a lo que suelen ser los breves papeles de las damas del western. Karlson se sirvió de bueno de Charles Lawton para la fotografía, lo que solía ser una garantía de eficacia en las escenas de acción; y filma una galopada en persecución de una patrulla del ejercito, de lo mejor de la cinta.

La música, sin embargo, pasa casi desapercibida: una cancioncilla irlandesa de la Reed en una acampada nocturna y mucha fanfarria militar es lo único destacable en este sentido.

Ambientada en bastantes exteriores le da la frescura necesaria a un film sin otros muchos méritos. Los decorados de siempre en un fuerte: despacho, enfermería o en el campamento indio.

Para el argumento, ver la sinopsis.

De mi parte un cinco por lo entretenida.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Paludismo y medicina militar.
Aunque perfectamente podríamos encuadrar este western entre los de indios o entre los de fuertes de caballería, bien merece que lo incluyamos entre los sanitarios. Y no solamente porque el protagonista principal Allen Sheward (Francis) sea un joven teniente médico que marcha al Oeste para adquirir experiencia, ni siquiera porque en la cinta se plantean los límites de la ética profesional cuando colisiona con los intereses castrenses, sino porque se describe con bastante fidelidad el desarrollo de una epidemia de malaria o paludismo.
El propio nombre latino ya nos indica las causas de la enfermedad. El paludismo (de paludis, palus, es decir, ciénaga o pantano) lo producen unos parásitos del género Plasmodium que son transmitidos por mosquitos.
Como se ha indicado, lo más interesante desde el punto de vista sanitario es la epidemia de paludismo que se extiende en todo el poblado de los kiowas que alcanza a 22 niños de los que mueren dos, al "hombre medicina", Isatai, y al mismo jefe Satanta. Se produce entonces una interesante fusión cultural con los mejores resultados terapéuticos, cuando Allen administra altas dosis de quinina, el gran antifebrífugo de la época, y el hechicero sus brebajes bien calientes.
Mientras tanto el médico planteará la necesidad de trasladar el asentamiento kiowa lejos de las zonas pantanosas buscando la salubridad de las tierras altas, la oficialidad del fuerte estallará contra él bajo la acusación de ponerse del lado de los indios en detrimento de los intereses militares. Lo que constituye el núcleo de la obra al contraponerse la salud pública con la política castrense. Cuando la epidemia llegue también al fuerte y los indios al ver el impecable comportamiento moral del médico entierren el hacha de guerra, se resolverá el drama. "Doctor blanco tratar a todos igual, indios y soldados".
El guion es flojo, lo mismo que la realización, tampoco nos parece muy acertada la elección de Francis para el papel del médico, pues su actuación resulta en todo momento muy envarada y poco expresiva. El resto del elenco cumple bastante bien, incluida la sofisticada Lony McKey (Redd), y sobre todo los excelentes secundarios. Hay abundancia de extras y buenos movimientos de las caballerías india y militar en los combates.
La personalidad de los protagonistas tampoco queda del todo bien trazada, especialmente en la parte sentimental de la trama donde se plantea un triángulo entre Allen, Lony y la india Manitel, resuelto al final con cierta precipitación, sobre la marcha.
En cualquier estamos ante una película interesante cuyo punto fuerte gira entorno a la ética médica militar, tema sin duda novedoso en el género. También las deficiencias científicas, materiales y humanas que se denuncian, o la necesaria obediencia debida al mando a veces reñida con el Juramento Hipocrático.
Por cierto, el primer gran avance científico sobre el paludismo lo dio un médico militar francés en 1880, Charles Laveran. Trabajando en Argelia observó parásitos dentro de los glóbulos rojos de los enfermos, proponiendo un protozoario (Plasmodium) como la causa de la enfermedad. Posteriormente el médico hispano-cubano Carlos Finlay sugirió que el vector que transmitía la dolencia entre los humanos era un mosquito del género Anopheles.
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