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La reina del mate (1985)

La reina del mate
91 min.
4,6
115
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Sinopsis
La vida de Rafa, un joven cartero de barrio obrero, cambia radicalmente cuando conoce a Cristina, La Reina del Mate. Rafa se ve inmerso poco a poco en un mundo que nada tiene que ver con su vida anterior: drogas, dinero fácil y por encima de todo... una mujer fascinante. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Drogas Cine quinqui
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
La reina del mate
Duración
91 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
3
AMPARO MUÑOZ EN SUS MEMORIAS: "Eché de menos a muchos, que dijeron quererme"
Escenas mezcladas sin que tengan demasiada relación unas con otras; intenta conducirnos, pero no adivino muy bien hacia donde.

Antonio Resines construye con pericia, el personaje de un cartero de vida convencional que se mezcla con una mujer fascinante, atravesando a partir de ese instante, un mundo que hasta entonces le resultaba lejano. Amparo Muñoz con su belleza intacta, recrea circunstancias de esa Reina del Mate; vida tal vez no muy lejana en ese momento, a la que interpretaba en la pantalla.

No tiene demasiado recorrido. Tampoco puedo recomendarla, excepto como una rareza para quienes deseen acudir a un cine un tanto marginal, que se hacía durante aquellos convulsos 80.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Thriller español de la Transición. Francisco Huertas Hernández
"La reina del mate" (1985) fue la única incursión en el cine como director del dramaturgo leonés Fermín Cabal (1948). Un film titubeante, lastrado por la indefinición, que mezcla el thriller, la crónica histórico-social ambientada en el Madrid de la "movida" y el PSOE, el melodrama y el cine "quinqui". La inexperiencia de Cabal en el medio cinematográfico se aprecia no solo en la falta de unidad temática, sino en la elección descompensada del reparto: junto a un actor de moda, pero de nula capacidad interpretativa para el drama, una siempre excelente actriz, cuya belleza radiante, lanza la película en los momentos más exangües.
El "valor" de la película reside en su intriga, la presencia deslumbrante de Amparo Muñoz, la capacidad de "fijar" la época de la Transición (zeitgeist), la "naturalidad" "no-actoral" y patosa de Antonio Resines, el "sonido directo", y la adaptación de los modelos del "neo-noir" americano al ambiente urbano de Madrid.

Rafa (Antonio Resines) es cartero en un barrio obrero de Madrid. Su vida es tan anodina como su falta de horizontes. Emilio (Jorge de Juan), su compañero de oficina, quiere "conquistar" a la nueva empleada, Carmen (Ana Gracia), que, sin embargo, se siente atraída por el protagonista.

El inicio del film nos ofrece una imagen urbana: la vía de circunvalación de Madrid, M40, al amanecer, con una furgoneta de Correos que transporta la correspondencia para depositar en la Oficina de la Caja Postal de Ahorros y Estafeta Postal de una barriada de la ciudad. La música de Pepe Nieto, con su saxo jazzístico, "anuncia" la crónica urbana de la ambición y el deseo. Sacas postales, paquetes de cartas, y trabajadores de la Dirección General de Correos, uniformados de gris, clasificando los envíos, dan paso al protagonista. Rafa, el héroe sin aura, entra en escena, y su jefe, Riaño (Luis Ciges), le echa la bronca por retrasarse. Esta presentación nos ilustra el carácter semi rebelde, semi "pasota", del joven.

La fiesta del fin de semana, propuesta por Emilio, en una casa en el campo, requiere que Rafa vaya de "carabina" (esa "tercera persona" que acompaña a una pareja para evitar conductas sexuales del varón). La "chica" de Emilio es Carmen, "la nueva" suplente. La secuencia de la casa de campo descubre a las dos parejas fumando "canutos" (cigarros de cannabis), y una Carmen más osada de lo que sospechábamos: roba sacas de correspondencia publicitaria con las que enciende la chimenea, ante el asombro de Emilio. Por un lado, las "drogas blandas" eran algo tan presente en España en esa época. Por otro lado, la "corrupción" de los empleados públicos, y el desprecio por el "bien común", de un país individualista, envidioso e insolidario.

Una vez sentadas las bases de la vida "ordinaria", con la chica sencilla, pero "traviesa", la película entra en la vida "extraordinaria", la que, a fuerza de lejana e inaccesible, promete una felicidad "prohibida". Ésta viene con el cartero de reparto a la puerta de un chalet, en el que irrumpe, deslumbrante, la belleza de Cristina (Amparo Muñoz), tras la verja, preguntando: "Por favor, ¿usted conoce a la gente que vivía antes aquí?". Los sintetizadores de Pepe Nieto ponen el climax: la ecuación fatal del deseo, lo prohibido, la ambición y la pulsión de muerte, se conjugan en la piel y los ojos de la celestial/demoniaca argentina, que, no obstante, era una bella malagueña.

La "valentía" de un cartero de barrio ante unos "matones" que buscan a un americano en el chalet de las argentinas, empieza a resultar poco verosímil. "¿Siempre eres así de valiente?" le interpela Cristina. "Bueno, a todos nos gusta presumir delante de una mujer bonita", medio sonriendo, contesta el desmañado actor, que trae un certificado para firmar a "La reina del mate". La empresaria afincada en España distribuye la hierba mate, cuyas propiedades de poderoso estimulante impulsa a los protagonistas pendiente abajo.

El guion encaja con prontitud los elementos del cine de gangsters. Violencia y deseos prohibidos. Que Cristina es más tentadora que Carmen es tan cierto como que ésta es menos peligrosa. Si solo nos tienta el peligro es porque habita en nosotros el "deseo de muerte" en la "consumación última del deseo erótico": la "aniquilación en el goce".

Rafa bebe mate con Cristina y se lleva una bolsita. Los subrayados eróticos del director con el primer plano de Cristina succionando la bombilla con lascivia en su mirada no son necesarios.

Que un tipo vulgar sea objeto de deseo de dos mujeres es la fantasía de todo hombre mediocre. Carmen sube a su coche a Rafa, magullado, y se acuesta con él. Carmen, comiendo una granada, es el contrapunto de la lubricidad elegante de Cristina. Las miradas de las dos mujeres "devoran" al "hombre" fuerte y simple.
La escena del acto sexual entre ambos, enmarcada con el saxofón de Pepe Nieto, y a contraluz, con las siluetas besándose, es un notable logro visual. Es una pareja "ordinaria": ninguno es "bello", pero son sumamente atractivos. Sus cuerpos tienen "fuego", aunque su "llama" no sea "ciegamente luminosa", como la de Cristina.

Esa "llama" que "ilumina" y "quema" entra en las "pesadillas" de Rafa, incluso tras la relación sexual con su compañera de trabajo: el bol de mate derrama su "ardiente líquido" en el cuerpo del cartero, mientras la mirada "diabólica" de la mujer "extraordinaria" "quema" su alma.

Los acontecimientos arrastran al cartero, entre el consumo de cocaína y el "amour fou" por Cristina, una "femme fatale", típica del cinéma noir....

"La reina del mate" es una buena película, después de todo, no tanto por la consistencia de su guion o puesta en escena -sumamente convencional-, sino por la "instantánea" de una "época" que sirve de telón de fondo al eterno deseo y pulsión de muerte que habita en el género humano simbolizado en el mate ardiendo derramado por Cristina sobre el alma del espectador...
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